"'Aquí la autoridad soy yo...'"
"Aquí la autoridad soy yo, discúlpame, tú no eres ejidataria ni nada, aquí la autoridad soy yo, no me interesa si eres ciudadana del Ejido, no me interesa porque la autoridad soy yo", rezaba Carlos Ramón Castro.
Y es que un grupo de inconformes discutían con el presidente del comisariado ejidal del Ejido Guasave para accesar al club y participar en la asamblea.
Los dimes y diretes se prolongó por minutos, mientras la máxima autoridad era abucheada, tratada de farsante, sinvergüenza, ladrón, rata, pillo, abusivo, por sus representados que en todo momento le gritaron que los enfrentara.
"Para allá voy, para adentro, no te tengo miedo, ahorita la mayoría va a decidir, no hay miedo, la asamblea va a decidir, discúlpame pero entro cuando llegue seguridad", manifestaba con voz y manos temblorosa el hasta ayer líder de los ejidatarios.
El lema de campaña del candidato Mario González, "Por un Ejido Disciplinado y Organizado" quedó sin efecto ante las decenas de los ejidatarios que se agitaron de manera violenta y estuvieron al borde de los golpes después de una acalorada discusión.
Algunos acudieron vestidos para la ocasión, otros con huarache para correr más cómodo y rápido, comentaron algunos.
Mientras que afuera, los gendarmes se arremolinaban y trataban de disciplinar a los adultos para que la situación no pasara a mayores.
"Están pesados los del Ejido", comentaban entre risas los uniformados.
Iniciada la votación, mientras eran nombrados para sufragar, la autoridad recalcaba una y otra vez que del verde, blanco y rojo, el último era el bueno para marcar.
"Es el rojo compañeros el que van a cruzar, para que vayan pasando, el rojo es el de nosotros", conminaba Carlos Ramón Castro, en referencia a la planilla de Mario González.
Pero a la vez sostenía que no había línea, simplemente los otros no cubrían los requisitos y nadie más registró planilla.
Y si la intención era no dejar votar ni ser votados al grupo de beligerantes, el objetivo fue cumplido.
"Esta noche se va a dar vuelo el 'huarache', va a recorrer casa por casa, dejamos a las mujeres solas", comentaba uno de los quejosos, al que al parecer le preocupaba quedarse en la toma del Ejido después de oscurecer porque no quería amanecer cornudo.