"Belleza y feúcha en la mujer sinaloense"
Adrián García Cortés
Se inicia movimiento para rescatar los restos de Julia Pastrana, mujer mono nacida o criada en Mazatlán de la que mucho se habló en el Siglo 19
Tierra de mitos y leyendas fue y ha sido Sinaloa.
Desde aquí salieron la tribus que capitaneó Huitzilopochti y los adoradores del dios Coltzin.
Por estos rumbos llegaron los conquistadores tras las amazonas. Por aquí pasaron los buscadores de las ciudades de oro y las lagunas de Copala. Y en estas tierras las huestes de Nuño de Guzmán hallaron las mujeres más bellas de sus jornadas, dejando para la posteridad el culto a las sinaloenses mejor formadas y más vestidas.
"Esta provincia es, de esta mano, la más poblada que se ha visto en el Mar Océano y más abastada de mantenimientos de maíz y frijoles y ají (chile) y pescado, muy abundosa en algodón. Los naturales de ella sobremanera bien dispuestos, en especial las mujeres que en toda la tierra del Mar Océano no se han visto otras más hermosas y tan bien dispuestas. Su vestido es una camisa hasta los pies, como sobrepelliz, y unas pampanillas (taparrabo) debajo"; dice la Cuarta Relación Anónima de la Conquista.
Pero tierra también de contrastes lo sigue siendo, de brujas y lloronas, curanderas y adivinadores, con acendrado culto a los muertos y de fenómenos naturales que ya a nadie asombran. El cronista jesuita, Pérez de Ribas nos calificó de "gentes las más bárbaras y fieras del Nuevo Orbe".
Es la historia de una mujer que Sinaloa debe estimar
¿Qué de extraño tiene, entonces, que en esta tierra sinaloense haya nacido la mujer más fea que naturaleza alguna haya procreado? Porque tal es la historia, tan cierta que, antes que en el propio Sinaloa, fue conocida en el extranjero como una especie de trueque entre el simio y el ser humano. Quizás el eslabón perdido del que en su momento habló Darwin.
Se trata de Julia Pastrana (1834-1860), mujer indígena nacida en algún pueblo de Sinaloa, probablemente en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental. Nada se sabe de progenitores y hermanos, ni tampoco de su infancia. Se cree que en su adolescencia y hasta abril del año de 1854 trabajó como sirvienta en la residencia Pedro Sánchez, gobernador un tiempo de Sinaloa en Mazatlán, donde aprendió a leer y a escribir.
El hecho ha sido conocido hasta la saciedad desde que se la usó como "monstruo" de circo en los Estados Unidos y varios países europeos. La novedad, en nuestros días, es que se ha prohijado un movimiento de rescate de sus restos, alojados en un museo de Oslo, Noruega, para traerlos a México, donde, seguramente, Sinaloa debiera asumir alguna preocupación al respecto.
Los restos en Oslo, pueden ser traídos a nuestro estado
El pasado 13 de octubre, el periódico Reforma de la Ciudad de México dio la noticia de que Laura Anderson Barbata una actriz mexicana, estando en Oslo conoció el caso y contactó con el Comité Nacional de Ética para la Investigación de Restos Humanos, el cual había considerado en 2008 que "si Julia Pastrana deseaba ser enterrada en México con una ceremonia católica... era posible", obviamente con documentos --acta de bautismo o de primera comunión--, que justificaran su devolución. Para el caso, Reforma cita al historiador sinaloense Ricardo Mimiaga, asesor en el Congreso del Estado.
A Mimiaga, precisamente, hemos entrevistado para aclarar dichos y replantear la posibilidad de una participación del parnaso sinaloense en esta aventura histórico simiesca.
*¿Desde cuándo empezó tu interés por este caso?
Como recordarás, este tema yo lo manejé en una reunión de cronistas en Mazatlán el año pasado; lo publicó La Voz del Norte que dirige Juan Salvador Avilés Ochoa, cronista de Mocorito. Surgió cuando llegó a mis manos una fotocopia de un libro español sobre seres extraordinarios donde se destacaba una mujer y decía que era sinaloense. Eso fue para mí una motivación suficiente para investigarla, de dónde venía.
Una película italiana puso de moda a Julia en 1963
*¿Cuáles fueron tus iniciales pesquisas?
En 1963 se hizo una película italiana con el nombre de La Mona Simia basada en la vida de Julia. Saber de eso me acicateó más para hurgar un poquito en sus orígenes. Al principio tuve problemas documentales porque nadie ha escrito sobre esa mujer aquí, hasta que yo empecé, nadie encontraba nada.
Cuenta Mimiaga que tuvo en sus manos las memorias de Irineo Paz, el abuelo de Octavio Paz, el poeta, quien anduvo por aquí en los años 1840-50 y trabajó como secretario general de gobierno. En dichas memorias narra todas las vicisitudes del Ejército Republicano; y también el drama vivido por Julia a raíz de la ambición desmedida de Francisco Sepúlveda, administrador de la Aduana Marítima del puerto de Mazatlán.
Julia medía 1.37 centímetros, apenas lo suficiente para no considerarla enana, pero tenía todo el cuerpo cubierto de pelo como un mono y el rostro cabalmente de transición entre humano y simio: cabello, pómulos, bigote y barba hirsutos; boca y mandíbula pronunciadas con doble dentadura. "Mujer Oso", "Híbrido maravilloso de ser humano y orangután", la llamaron.
Un mazatleco aduanero se la llevó a EUA para hacer negocio
A los 20 años de edad, la "descubrió" Francisco Sepúlveda, "muy conocido en Mazatlán --dice Mimiaga--, no por su fama de honradez acrisolada como la que mostraba su hermano Juan B. Sepúlveda, patriota defensor de la causa republicana, sino por su enorme riqueza material acumulada por innumerables actos de corrupción frente a la Aduana Marítima".
*¿La descubrió para qué o por qué?
La compró, para hacer negocio con ella y la llevó a los Estados Unidos. Allá contrató al norteamericano Theodore Lent como intérprete, para ponerlo a sus órdenes, porque no sabía hablar inglés. Pero resulta que este tipo le robó la idea a Sepúlveda, y con engaños la hizo suya. Después de presentarla por primera vez en una feria, inmediatamente buscó un juez de paso, dos testigos, se casó con ella, y así nadie se la iba a quitar.
Vida breve fue la de Julia. Larga es su historia y copiosa la información en cuanto a su paseo de seis años que fue objeto de admiración de circos y museos. Aprendió a hablar en inglés, bailaba a la española y cantaba melodiosamente como soprano de timbre baládico y pegajoso. Lent la explotó hasta en su lecho de muerte; le hizo un hijo que nació con el mismo misterioso efecto de su madre, y ambos, en las secuelas del parto murieron. Tenía 26 años.
Lo importante, ahora, es saber cuánto de verdad hay en sus orígenes sinaloenses, y por qué en nuestra historia regional existen tan pocas referencias de un caso que hacia mediados del Siglo 19 fue casi universal. Así se lo hicimos saber a nuestro entrevistado.
Urge una investigación de los orígenes sinaloenses
"Me he propuesto investigar el origen de ella. Desafortunadamente, por ahora, sólo tenemos muy escasas referencias locales. Habría que recrear los sucesos históricos de esas casi tres décadas que vivió a mitad de siglo, junto con las instituciones y los sucesos políticos y bélicos ocurridos en la consolidación de nuestra institucionalidad como Estado. Quizás haya más referencias en los EUA, porque los gringos son muy afectos a guardar todo, como podrían ser periódicos, revistas, folletos, carteles y propaganda que el propio Lent distribuyó anunciando el "fenómeno".
*¿Y qué relación tienes tú con Laura Anderson Barbata?
--Su afán de traer los restos a México, como un acto de justicia humana. De estar guardados en el sótano de una bodega abandonada, casi perdida, allá en Oslo, si se logró recuperar el penacho de Moctezuma, ¿por qué no los restos de una mexicana maravillosa que nos identifica más con la naturaleza? Tal es su propósito. Ha estado en contacto conmigo, pero entre otras cosas, me ha dicho que los noruegos no tienen objeción al retorno, que sólo piden la justificación del origen, y en este caso compete más a los sinaloenses.
Laura es actriz y artista fotógrafa de las artes visuales --aclara Mimiaga--; combina la fotografía con otras artes, y vive de eso; aquí viene a México, pero ahorita está en Nueva York y viene seguido.
Referentes para una investigación
--Marco político e institucional del departamento de Sinaloa en la República Central
--Vida y obra de Pedro Sánchez, gobernador de Sinaloa y "tutor" de Julia Pastrana
--Documentos de la Aduana Marítima de Mazatlán
--Actas de Cabildo de los primeros años del Municipio de Mazatlán
--Documentos parroquiales de Concordia donde pudiera hallarse alguna noticia del bautizo de Julia Pastrana
--Descripción y referencia de las etnias que en la primera mitad del siglo existían como tales en el sur de Sinaloa
--Hurgar en documentos históricos de los archivos privados y oficiales de Rosario y Chiametla.
--Publicaciones de mediado del Siglo 19 editadas y circuladas en Mazatlán y el sur de Sinaloa (periódicos, revistas, panfletos)
--Relaciones sociales, políticas y económicas del despegue mazatleco para competir con Culiacán
--Hurgar algunas referencias documentales, locales o legendarias de los alrededores de Mazatlán (Villa Unión, Walamo, El Roble, Concordia, etc.) sobre sucedidos extraordinarios de la época.
--Revisión de los códigos vigentes sobre población, relaciones humanas, acciones civiles y penales
--Investigar datos sobre los hermanos Sepúlveda: el bueno y el malo, por si hubiera alguna referencia de la empresa del aduanero que se llevó a Julia a los EUA.
--Investigar en los anales médicos biológicos sobre las causas genéticas atribuidas al fenómeno de hibridez de Julia.
--Consultar bibliografía nacional y extranjera sobre el caso.
--Recurrir a Internet para tener acceso a los datos reunidos sobre Julia Pastrana.
Proezas de Julia y vileza de su marido
"Por las teorías científicas en boga, a Julia se le consideraba erróneamente una mujer salvaje y de bajo nivel intelectual. La causa evidente era el exceso de pelo en todo el cuerpo, una característica propia de los antecesores más primitivos.
"Cuando estaban de gira por Europa, en Prusia, sólo pudieron realizar una presentación, pues el espectáculo fue censurado por obsceno. En Polonia, Julia realizó un acto de acrobacia sobre un caballo. Además, bailaba y cantaba con melodiosa voz en inglés, en español y en su lengua nativa. Imitaba bien a la diva Lola Montes.
"Estando de gira por Moscú a comienzos del año de 1860, precisamente el 20 de marzo, Julia dio a luz a un hijo, tan peludo como su madre. El niño murió a los tres días y la madre al quinto día del parto. El desalmado marido supo aprovechar muy bien la ocasión de la agonía de la mujer y sacar provecho económico ya que vendió entradas para verla morir". Ricardo Mimiaga, La Voz del Norte, 12.12.2010.