"Buscan familiares alternativas en albergues"
Con el fin de discutir la problemática de los niños que viven en instituciones, se impartió ayer una conferencia en la Universidad de Occidente.
Organizada como parte del Programa del Cuarto Seminario Internacional Diálogos de la Sicología Latinoamericana organizado por la UdeO, Miguelina Bentocilla Huayanay, sicóloga del Centro de Atención a la Violencia Familiar y Sexual en Lima, Perú, ofreció una explicación de las consecuencias de los niños que crecen en albergues y las alternativas que existen para encontrarles un hogar realmente de familia.
“Estos niños son llevados a instituciones por varias razones de no poder estar con sus padres, ya sea por violencia o porque los padres no pueden o deciden no hacerse cargo de sus hijos, y en estos lugares, aunque estén bien alimentados y atendidos, no existe la estructura que da la familia”. La principal queja de los niños que residen en albergues, comentó la especialista peruana, es la falta de afectividad porque los trabajadores no establecen ningún vínculo, porque su trato es impersonal y el infante es sólo un número más del que no se saben muchas cosas de él, como su cumpleaños, por ejemplo, para hacerlo sentir realmente una persona.
Las consecuencias de este tipo de trato hacia los pequeños pueden ser dos totalmente opuestas, pero ambas implican cierto riesgo para su estructura emocional, se niegan al afecto o están ávidos de él.
“Cuando estos niños salen del alberge, la carencia de un trato más familiar o lo hace negarse al afecto, convirtiéndolos en seres hoscos, incapaces de establecer vínculos sentimentales con una pareja, o sucede lo contrario; que salen tan ávidos de afecto, que la persona por la que lo sienten puede llegar a manipularlos muy fácilmente”, amplió.
Existen casos en los que madres que pasaron su infancia en este tipo de instituciones no pueden establecer una unión afectiva con su propio hijo, y dijo que ha sabido de algunas que a los seis meses de haber tenido a su bebé, lo llevan a albergues porque es la solución que conocen.
Hizo hincapié en que antes de pensar en albergues para llevar a algún niño que por alguna razón no cuenta con unos padres, se debe considerar a la familia extensiva, que incluye abuelos, tíos, cuñados, primos, e incluso compadres, que aunque no son parientes biológicos estrechamente cercanos, proporcionan el sentido de pertenencia que da el amor incondicional no remunerado, que los trabajadores de instituciones o casas hogar no pueden proporcionar o infundir en sus asilados.