"Cartero, oficio olvidado"
CULIACÁN._ El oficio de cartero ha ido perdiendo su relevancia con el paso de los años. La evolución y transformación de los medios de comunicación han contribuido en el cambio, pues la principal labor era la entrega de cartas.
Hoy esta actividad se ha visto desplazada primero por el teléfono, los celulares y en tiempos más recientes por los mensajes y correos electrónicos.
Vicente Zamudio, uno de los carteros con más años en el negocio, relata que este trabajo va hacia atrás porque antes los carteros llevaban a los hogares buenas noticias y hoy sólo se dedican a entregar estados de cuenta.
"Yo tengo 21 años siendo cartero y es algo familiar, mi papá y mi abuelo trabajaban aquí y pues como quien dice yo lo heredé, es un trabajo de familia", expresa.
Recuerda que él visitaba el correo cuando era niño y que inició en este oficio cuando tenía 16 años, empezando como un voluntario, sin sueldo y sin motocicleta, en la colonia 10 de Mayo.
"MI abuelo me mandó pero con la condición de que las personas me dieran una cooperación y pues así duré 2 años hasta que a los 18 entré a trabajar ya bien", asevera.
Zamudio cuenta que cuando recién inició en este trabajo le tocaba la ruta de la colonia El Palmito, y que las familias ya lo conocían, tanto que lo invitaban a comer y el trato era más humano y personal.
Señala que con el tiempo se ha ido perdiendo esta tradición de enviar cartas, debido a la entrada de Internet y los mensajes de celular a celular, pero que a pesar de la rapidez de esta tecnología, es más bonito recibir una carta, agarrarla y leerla de puño y letra.
Salvador Núñez, administrador de una de las sucursales de Correos de México en la ciudad, indica que la carta tradicional todavía se entrega, pero que se hace en muy raras ocasiones porque lo que más se envía ahora son los estados de cuenta o recibos de cobro.
"La carta tradicional abarca el 8 ó 10 por ciento de la correspondencia, es en los pueblos donde se ven aún las cartas de este tipo", dice.
El encargado de la oficina de correos en el poblado de Quilá, Ernesto Niebla, menciona que en estos lugares todavía es muy común que las personas manden cartas a sus familiares.
Lo más común son las cartas que llegan de Estados Unidos, de familiares que trabajan en el país vecino o que se encuentran encerrados en penales de otros estados.
Son los habitantes de los pueblos y sindicaturas a los que les toca mantener viva la tradición de enviar cartas, porque ellos no cuentan con la tecnología del Internet para estar en contacto con sus seres queridos.
"Yo tengo 21 años siendo cartero y es algo familiar, mi papá y mi abuelo trabajaban aquí y pues como quien dice yo lo heredé, es un trabajo de familia".
Vicente Zamudio
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