"Casa Molina: Ocasión para refrendar el Centro Histórico"
Adrián García Cortés
Si somos congruentes con el acontecer del entorno, ya estaríamos organizando los mecanismos de rescate y defensa de lo que puede refrendar nuestro devenir histórico, y con ello respaldar nuestra identidad. Lo hechos están ahí y las intenciones son tan manifiestas que ya pueden constatarse en obras de visible vinculación.
De un lado, la audacia política está consolidando la remodelación del corredor, comercial, turístico y cultural del circuito vial Rosales y Ángel Flores del Centro Histórico de la ciudad de Culiacán. Vituperado, ensalzado, arrebatado o imaginario, el hecho es que ya está y ha mostrado ser un detonador de entusiasmos y reclamos, pero en nada que sea inocuo o que pase desapercibido.
Del otro, existen comunidades de los propios vecinos dispuestas a darle vida a ese corredor, aportando lo mejor de sus inclinaciones y oficios, como ocurrió el domingo de aniversario de la Fundación de Culiacán, cuyos escenarios se vistieron de carnavalesca alegría y de jolgorio alentador como para repetirlo cada año o cada mes, y hasta cada día.
Un rescate con alto
sentido de identidad
Y aún más, el parnaso cultural de Culiacán y de la entidad, han estado cuestionando y analizando la identidad sinaloense y, en particular la de nuestra capital. En dicho análisis ha contado mucho, precisamente, la naturaleza y existencia del patrimonio histórico, como factor básico de esa identidad que, al decir de sus analistas, es múltiple y polifacética, pero siempre tendiendo a particularizar los rasgos propios de un pueblo "que no se parece a los demás".
Para el rescate, que ahora ya puede decirse tiene sus primeras manifestaciones, han incidido diversos esfuerzos que debieran aglutinarse para un resultado común, y que no fuese sólo decisión imperativa de autoridad. De largo tiempo ha existido el Patronato Culiacán; de reciente creación han aparecido grupos para fortalecer el Plan Parcial del Centro Histórico; los dueños de estacionamientos han hecho lo suyo para igual objeto; alentados por directivos locales del Instituto Politécnico Nacional los vecinos de la Rosales han acordado participar en eventos culturales que conviertan a la calle o al corredor en una especie "Rambla" como en Barcelona, de "Picadilly Circus" en Londres, de "Broadway" de Nueva York o de plaza abierta como en cualquier ciudad del mundo donde los habitantes se reúnen a festejar lo que sea. Y por supuesto, está el Implan con sus proyectos urbanos para formalizar no sólo de desarrollo hacia el futuro, sino de visión y rescate del pasado en aras de la identidad.
Pero si del Centro Histórico se habla, hay que delimitar el objeto del título. Se trata de la ciudad que Luis Felipe Molina Rodríguez reordenó y reconstruyó, para legarnos un núcleo urbano al que ahora le estamos poniendo todo el interés para mostrarlo como el primer brinco de nuestra capital hacia la modernidad. Ese Centro Histórico está limitado al norte por el río, al sur por la ahora avenida Madero y su expansión al Ferrocarril Occidental (hoy Leyva Solano); al oriente por la calle Andrade que entonces era una barranca; y al poniente la calle Victoria. Otros añadido pudieran darse para salvar edificaciones de la época que merezcan ser consideradas de valor histórico, como es el caso del Panteón San Juan.
Muchos han escrito del
tema; pocos del rescate
Porque fue en ese polígono, donde Molina hizo su mejor trabajo que, incluso significó el primer gran esplendor de una arquitectura un poco ecléctica entre neoclásica y barroca, a la que no pocos arquitectos le han dedicado libros analizando su obra como una de las épocas de mayor esplendor en la antigua Villa de San Miguel de Culiacán.
Sobre este particular los arquitectos actuales, maestros eméritos de la Facultad de Arquitectura, René Llanes Gutiérrez ("Luis F. Molina, el Arquitecto de Culiacán") y Martín Sandoval Bojórquez ("La Arquitectura Porfiriana de Culiacán") le han dedicado libros que por sí mismos son una lección viva de ese Culiacán que ahora tanto nos preocupa.
Sandoval nos dice al respecto: "La crisis de identidad que estamos viviendo en la sociedad se refleja en la destrucción masiva del casco histórico de muestra ciudad, sustituyendo los sólidos y antiguos muros por fachadas acartonadas y de oropel..."
También han escrito Héctor R. Olea, y de sus obras específicas y más recordadas: el Teatro Apolo de Sergio López Sánchez y La Casa de Moneda de Román Beltrán Martínez. No se diga de sus propia memoria o autografía "El Mundo de Molina", descubierta y publicada por La Crónica de Culiacán.
Un esbozo de lo que
podría ser el Museo
Lo que importa ahora, para cerrar el ciclo de un proyecto trascendente, es rescatar la que fue Casa de Molina, en Rosales 323, donde voces diferentes estarían por instalar ahí no sólo el Museo del Centro Histórico, sino también el recinto generador del quehacer cultural de dicho núcleo urbano, como un perfil específico de identidad.
Y a este menester nos ocupamos.
No se trata solamente de rescatar un edificio en ruinas que el tiempo y su mal mantenimiento lo han conducido a casi desaparecer. No hay techos porque un incendio los redujo a cenizas; pero todavía hay muros con arcos arabescos o, si se quiere: góticos, como lo eran los de la Casa Avilés, hoy estacionamiento, al lado del edificio que fue Palacio de Gobierno (hoy Archivo General Histórico del Estado)
De tiempo atrás se han emprendido acciones para ese rescate, como el busto que se colocó en la Plazuela Rosales (hechura de Molina) y que no es su efigie (habría que reponerlo), la publicación de su Memoria y la gestión promovida por La Crónica de Culiacán para traer los restos de Molina a Culiacán, dedicándole un mausoleo, precisamente, en el patio de la casa que él habitó.
Algunos elementos que
nutrirían la historia
De una manera enunciativa, tal Museo del Centro Histórico, comprendería:
- Promover rescate de la casa de Molina: integrar patronato de restauración, con vecinos, comerciantes e instituciones públicas y culturales.
- Establecer ahí oficinas de dicho Patronato que con carácter permanente promueva a la calle Rosales con actos culturales, festivos, comerciales, etc.
-El busto de la Plazuela Rosales, reponerlo a la imagen real.
-Promover el traslado de los restos de Molina a un mausoleo en su casa de Rosales.
-Reunir fotos de la casa de Molina: hay una en el libro de López Sánchez.
-Establecer el museo del Centro Histórico: álbum fotográfico de Molina (en poder de la Crónica de Culiacán) que enriquecido con el álbum de Miguel Tamayo serían un extraordinario mensaje histórico y cultural para las nuevas generaciones.
-Maquetas del Centro Histórico que él propiamente ordenó urbanísticamente, así como de los edificios más significativos ya destruidos como el Teatro Apolo, la Cárcel y la Casa de Moneda
-Reproducción de los muebles y utensilios de su época que él describe en su autobiografía.
-Y el mausoleo con imagen auténtica de Molina sea sólo o con la familia (ver Memoria Autobiográfica), que puede ser escultórico, en bajo relieve o materiales modernos de reproducción iconográfica.
Un rescate con justicia
que respalde la identidad
Obviamente, primero habrá que resolver la pertenencia del inmueble, dentro de una política de rescate del patrimonio edificado. El primer paso ya fue dado por el Ayuntamiento al acordar términos de negociación o expropiación de todo inmueble semidestruido de valor histórico (Casa que fue de la familia De la Vega en Obregón y Buelna) o abandonados.
En cuanto a los propietarios actuales de la Casa de Molina, pareciera no haber problema alguno en cuanto a llegar a una negociación, siempre y cuando sea dentro de un esquema de justicia, sin ánimo de atraco de ninguna de las partes, sobre todo, tratándose de un destino para el que no hay objeción alguna.
OBRAS RELEVANTES
DE LUIS F. MOLINA
1. Teatro Apolo, destruido en 1949.
2. Colegio Rosales, hoy rectoría de la UAS.
3. Palacio Municipal, hoy Masin.
4. Escuela Benito Juárez, hoy Universidad Casablanca.
5. Cárcel Pública, destruida para edificar Difocur.
6. Puente Cañedo, hoy Hidalgo, estructura de piedra.
7. Cuartel de los Rurales, hoy Centro de Idiomas, UAS.
8. Escuela Correccional, contiguo a Cuartel de los Rurales.
9. Mercado en calle del Comercio, hoy Garmendia, que dejó en cimientos.
10. Nomenclatura y numeración de calles.
11. Bulevar Dos de Abril, hoy Avenida Madero.
12. Santuario del Sagrado.
13. Casa y capilla de las Siervas de María.
14. Casas particulares:
Mariano Martínez de Castro.
Francisco Cañedo
Eriberto Zazueta
Alejandro Buelna
Luis Díez Martínez
Felipe Gómez
Cuatro casas frente a Plazuela Rosales
Casas propias en Cañedo e Independencia, del Águila y esquina de Donato Guerra y Juárez.
15. En catedral: trono de madera tallada y remate del reloj.
16. Proyecto de Mercado de Mazatlán.
17. Proyectos Palacio Municipal de El Fuerte, y escuelas en Mocorito y Navolato.