"¿Cómo elegir qué carrera estudiar?"
Terminar la preparatoria, separarse de los compañeros con los que se compartieron tantas cosas y tantos años, abandonar un lugar seguro y lanzarse a lo nuevo genera un poco de miedo. Significa en algún punto dejar de ser adolescentes para empezar el camino hacia la adultez. Aparece entonces esa sensación de inseguridad, de saber que es momento de tomar una decisión pero sin saber cómo hacerlo.
Sin lugar a dudas, descubrir qué se quiere hacer por el resto de la vida es difícil. Es una decisión que hay que pensar con tranquilidad, teniendo en cuenta los propios gustos, los sueños de futuro, la vocación y la salida laboral de las carreras que se tienen en mente.
Definir las preferencias personales de estudios
El primer paso para elegir es evaluar cuáles son los gustos propios. Mirar retrospectivamente si existe alguna materia que nos haya apasionado o alguna actividad a la que dediquemos mucho tiempo por simple placer es una buena manera de descubrir nuestra vocación.
Lo importante es no apresurarse ni desesperarse. Es habitual no saber qué se desea estudiar, y muchos otros chicos estarán seguramente en la misma situación que uno.
Existen cientos de carreras y cientos de universidades. Tanta posibilidad de elección puede nublar el juicio. Las páginas web de las universidades presenta una buena opción al respecto: concentrarse en bloques de estudio como primera medida (fisiomatemáticas, biológicas, humanas, sociales, químicas o administrativas).
Pensar sobre el futuro: ¿cómo quiero trabajar?
Una vez determinado el área de interés, es hora de comenzar a delinear las carreras que se consideran dentro del espectro de elección. Para ello, se recomienda imaginar el futuro. ¿Cómo nos vemos en 15 o 20 años? ¿Nos podemos imaginar trabajando en una oficina 8 o más horas por día o nos gusta el trabajo más libre?.
Hacerse preguntas ayuda a pensar sobre el futuro. Debe considerarse que esa elección marcará nuestras vidas; si bien es cierto que en caso de equivocarnos podemos volver a comenzar, se ha de intentar elegir bien en primera instancia.
Bucear el propio interior para encontrar la vocación
La vocación está íntimamente relacionada con los gustos y la personalidad. La Guía 2000 define la vocación como " la tendencia que siente una persona hacia determinadas actividades, es una inclinación natural que ya desde niño se manifiesta ". Existen personas que tienen la suerte de saber en el interior de su ser que han nacido para trabajar con la gente, para ayudar o para enseñar por ejemplo.
Es aconsejable bucear en el propio interior e intentar descubrir nuestra vocación, esa tarea que le dé sentido a nuestras vidas y por lo que deseemos trabajar. La vocación no necesariamente está ligada a la ayuda humanitaria, se puede tener vocación también por la construcción, la contabilidad, la filosofía o la escritura.
No es un tema menor meditar sobre la salida laboral que poseen las carreras que estamos evaluando, al fin y al cabo deberemos mantener nuestro hogar y nuestra familia con la paga que por nuestro trabajo recibamos. Para ello, podemos entrar a páginas de búsquedas laborales, investigar los diarios y acercarnos a los consejos profesionales de dichas carreras en busca de datos.
Hablar con los profesionales de la carrera universitaria en cuestión
Una vez que se ha determinado las posibilidades de estudio es recomendable hablar con profesionales en la materia. Escuchar qué tienen que decir de su profesión. Nadie podrá dar una opinión más sincera sobre los pros y los contras que quien está inmerso en ese mercado laboral.
Ahora sí, una vez evaluadas las preferencias, comparado los pros y los contras de las opciones, considerado la salida laboral, se debe tener más o menos claro qué opciones ya no revisten interés por uno u otro motivo, quizás incluso la futura profesión ya se haya revelado. Sólo queda tomar la decisión, matricularse en la universidad y comenzar una maravillosa época vital.