JULIUZ JUÁREZ BONILLA
De acuerdo con el artículo 39 constitucional: "La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno".
Pero, ¿qué es la soberanía? De conformidad con la Real Academia Española, es "la autoridad suprema del poder público; que reside en el pueblo y se ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos". El Instituto de Investigaciones Jurídicas señala que "es aquella unidad decisoria que no está subordinada a ninguna otra unidad decisoria universal y eficaz".
En español: de acuerdo con lo señalado constitucionalmente, los mexicanos tenemos en nuestras manos el poder absoluto y perpetuo del Estado. Este poder nos faculta para modificar la forma en cómo se nos gobierna y por ende elegir a nuestros representantes que buscan hacer leyes para todos, entre otras cosas.
Para ejercer la soberanía, el pueblo, de acuerdo con el artículo 40 y 41 constitucional, lo hace a través de los Poderes de la Unión, entiéndase Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Pero, específicamente, el Poder Legislativo se convierte en representante del pueblo; siendo así, los candidatos ganadores del 6 y 8 Distrito van a representarnos, convirtiéndose en guardianes de nuestros intereses y de nuestra voluntad. Pero, ¿de veras serán guardianes de nuestros intereses? Ellos jurarían que sí.
Esto lo digo porque a nivel estado de Sinaloa, donde sólo se sufragó para elegir diputados federales y ya con el 97.78 por ciento de las casillas computadas a la hora que esto se escribe, aparece un 38 por ciento de participación ciudadana, es decir, hay un alto nivel de abstencionismo. En el Distrito 6 sólo el 39.5 por ciento de la población sufragó y en el Distrito 8 sólo hubo el 34.1 por ciento de participación, es decir, gente que acudió a votar. Entonces, ¿el candidato ganador lleva una verdadera representatividad de su distrito? Y a esto, réstele los que no votaron a favor del ganador.
Quizá al haber tan poca participación el candidato ganador no sienta compromiso con la gente sino con el partido que lo postula, en cambio, si todos acudiéramos a votar la presión al candidato sería grandísima, porque al salir a la calle estaría viendo a la cara directa de sus electores y no a sus "probables" votantes, como es el caso de esta elección del domingo pasado.
Los resultados revelan el hartazgo de la gente hacia la clase política y los partidos políticos, esto es, una confianza realmente baja y una apatía enorme para participar en las elecciones por parte de la ciudadanía. De todo lo anterior expuesto, cabría preguntarse: ¿el pueblo, a través de sus legisladores, realmente ejerce su soberanía?
Por ello, es necesario señalar que como ciudadanos debemos cambiar de actitud y participar en la toma de decisiones de nuestro País; no sólo mediante el voto, sino haciendo uso de los mecanismos que la propia legislación nos proporciona, como la consulta popular, aunque está bastante restringida a ciertos temas. Sin embargo, en primer término, es necesario mantenernos informados, conocer a través de medios imparciales sobre laactuación de nuestras autoridades, de las reformas y leyes impulsadas por el Poder Legislativo.
Para que la soberanía resida en el pueblo tendremos que tomar conciencia de la parte que nos toca, tenemos que luchar contra la apatía, una lucha diaria y constante en todas las trincheras de nuestra vida para entender que la política no sólo debe dejarse a los políticos, sino que debe ser una tarea ciudadana. Sólo con una nueva actitud, donde nuestro corazón y mente se comprometan por un mejor México, se podrá recuperar el poder que a usted y a mí nos corresponde constitucionalmente y ser verdaderamente soberanos. Es cuanto.
El autor es abogado postulante y asesor jurídico empresarial, socio del
Colegio de Abogados "Lic. Marco Antonio Arroyo Cambero" A.C.
juliuzjuarez@hotmail.com