"De pueblos 'de paso' a olvido por carretera"
CONCORDIA._ La comunidad de Santa Lucía, enclavada en la sierra concordense, tiene unos 460 habitantes. Los últimos tres años se han visto beneficiados por la derrama que se genera con la construcción de la carretera Mazatlán-Durango. La mayoría de los hombres se han empleado como peones y a su vez han favorecido a los pequeños comercios del pueblo, al vender sus productos tanto a los locales y a los trabajadores foráneos, que han llegado de todo México para laborar en la obra.
Sin embargo, en estos momentos experimentan preocupación e incertidumbre al acercarse la hora de abrir la supervía, pues al ocurrir esto ya prácticamente nadie tendrá necesidad de pasar por ahí.
Perla Vizcarra es originaria del pueblo, asentado sobre tierras comunales. Atiende una tienda de abarrotes de sus padres, quienes la han trabajado durante más de 50 años.
"Nos hemos beneficiado muchos estos tres años, nos hemos acostumbrado a comer bien... A algunos comuneros les pagaron por sus potreros o por sus tierras y han fincado sus casitas o se han comprado un carro, pero ahora que se acabe la obra no sabemos qué va a pasar", señaló.
Muy pesimista se mostró Manuel Grajeda Meza, quien atiende un expendio de cerveza a orilla de carretera.
"Creo que nos va a ir mal, porque quién va a pasar por aquí, pero por lo pronto no queremos irnos, vamos a esperar a ver qué pasa", manifestó.
Aunque no todos viven del comercio, muchos crían animales y siembran maíz, tomate, chile, pepino y otros vegetales para el consumo propio y para la venta, la cual también acostumbran al margen del camino.
En una situación muy similar se encuentran muchas comunidades serranas de Concordia. La Capilla del Taxte, El Coco y La Guayanera son sólo algunas de las que podrían resultar afectadas.
María Tanislada Castro nació en La Guayanera hace más de 50 años, y aunque ha vivido en la ciudad de Mazatlán en varias ocasiones, asegura que "a su edad" no cree que pueda imponerse al cambio de residencia.
Ella se dedica a vender tamales y a sembrar maíz. Su petición a las autoridades es que los apoyen con proyectos productivos o con semillas para continuar con las siembras. Aunque también mucha gente labora en la explotación de minerales.
"Yo no me imagino irme de aquí, aquí voy a seguirle, pero sí está muy difícil ahora que vamos a quedar lejos y nadie pasará por aquí.