"¿De qué nos sirve esta foto?"

"La ceremonia en honor de los policías asesinados hace enmudecer a las autoridades"

    Los familiares aguantaron el llanto hasta que pudieron. Cuando el dolor los venció se derrumbaron.
    Vestido de blanco y azul, el Gobernador Jesús Aguilar Padilla estuvo presente en la ceremonia luctuosa. Intentó consolar a una madre despojada, pero fue rechazado.
    El Mandatario entendió y se retiró pronto. No volvió a intentarlo con ella, ni con las otras dos familias presentes. Su cara se veía larga, su boca era una "u" invertida. Tampoco se atrevió a emitir un mensaje. Enmudeció.
    Como parte de la ceremonia, se entregó a los deudos un banderín con logotipo de Gobierno y una fotografía enmarcada del elemento fallecido. El del Ayuntamiento decía: Transformando contigo.
    "¿De qué nos sirve ésta foto?, ¡la foto no me lo devuelve!. ¡Mijo, ¿por qué saliste a trabajar?!", reclamaba a Aguilar una de las madres.
    La soledad se apoderó del recinto de la ceremonia. Únicamente tres cuerpos de los seis elementos asesinados estuvieron presentes.
    Fueron los dos municipales Roberto Ortiz Martínez y Óscar José García Muñoz, así como el policía estatal Juan José Ramírez Gurrola, los que estuvieron físicamente; el cuerpo del policía estatal Iván Alejandro Amaral Ibarra no llegó a tiempo.
    Los padres y hermanos del agente ministerial, Mario Arturo García López, y del agente de Tránsito, Juan Manuel Mendoza Herrera, no los presentaron porque así lo decidieron los familiares, trascendió.
    El rito ceremonial se cumplió: 1. Mensaje poético por el maestro de ceremonia; 2. Guardar un minuto de silencio; 3. Palabras de aliento por un policía estatal; 4. Pase de lista de los elementos caídos, con el grito "¡presente!"; 5. Orden de fusilamiento (un tiro al cielo); 6. Entrega a familiares de un banderín oficial y de un retrato enmarcado del elemento ultimado; 7. Toque del silencio; y 8. Fin de la ceremonia.
    Cuando concluyó el acto, el Gobernador, el Procurador, Luis Cárdenas; la Secretaria de Seguridad, Josefina García; y el Alcalde Jesús Vizcarra, corrieron a sus camionetas, de prisa.
    El Alcalde se llevó su idea de estar transformando a Culiacán, incluso a los muertos; el Gobernador cargó con el peso del reproche y las lágrimas de los familiares destrozados por una guerra que el gobierno dice ir ganando.

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