"De Santa Eduviges hasta 'El Pinocho' y Mamá Rosa"
CULIACÁN._ Fueron nueve años, los de su adolescencia, los que estuvo internado lejos de casa, sin saber de sus dos hermanos, su madre y sus abuelos que trataron de encontrarlo. Jorge es ahora irreconocible a primera vista, pues sólo por fotos se le pudo reconocer en su reencuentro.
Jorge fue llevado a Zamora, Michoacán, desde los 13 años, fue separado de su familia por determinación del DIF de Ahome y bajo el acuerdo con la Procuraduría de Defensa el Menor. Lo llevaron con engaños, le dijeron que estudiaría música.
"Me platicaron que era como escuela de música, como a mí me estaba inspirando la música desde antes, me dijeron 'mira, allá es escuela de música, es escuela particular desde primaria hasta preparatoria, la universidad también si es posible'", recuerda.
En Zamora le esperaría Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, quien desde la puerta le sonrió mientras era llevado por dos trabajadoras del DIF de Ahome. Su pensamiento fue de incertidumbre, sólo había escuchado cosas bonitas del lugar, como que ahí tendría estudios, nuevos amigos y no le faltaría nada.
Sin embargo, el sueño duró sólo lo que tardó en cruzar al segundo patio, entonces conocería la casa de "La Gran Familia".
Jorge ya había conocido los albergues, los cuartos donde dormían más de uno, de hecho, no eran de su gusto. A sus 10 años ya se había escapado de la casa de Santa Eduviges en Los Mochis, ahí fue llevado por estar dentro de una familia con violencia intrafamiliar.
No le gustó, quería estar con su familia, además buscaba estar en la calle, pues en su casa no había qué comer y su madre junto a sus dos hermanos menores, Jesús y Guillermo, tenían que pedir limosna. Así prefería vivir pues estaba con su familia y no bajo una serie de reglas impuestas por religiosas.
El DIF de Ahome tomó la determinación de enviarlo a Zamora, a la casa de "La Gran Familia". El primer albergue lo había rechazado ya por su mal comportamiento y sin tener mayor opción de cuidado y sin realizar un estudio pertinente sobre su posible tutoría lo enviaron para allá.
"Fui a visitar a un amigo, a un amigo de escuela, entonces mi amigo me invitó a cenar y luego a jugar 'play', luego me quedé dormido y resulta que cuando estaba dormido me levantó su mamá diciéndome que abajo me esperaban dos personas, confiándome yo que era mi mamá y mi abuelita", dijo.
"Pero no eran ellas, sino dos personas de DIF, ellas me dijeron '¿no te quieres ir a dormir a un albergue que tenemos nosotros?, a la mañana siguiente te vas', yo me confié en la palabra y resulta que ahí me tuvieron y no me dejaron ir hasta que arreglaran un problema jurídico con mi mamá".
Siendo un niño aún, sin escuela y lejos de su familia entonces conoció un mundo nuevo, donde habría de conocer a cientos de niños y niñas que vivían una situación similar: la de ser alejado de sus costumbres y vivencias para refugiarse bajo la tutela de Mamá Rosa.
Cuando le contaron sobre el lugar e hicieron creer en que podría ser músico, eso le llamaba la atención. Le hicieron pensar en que no pasaría hambre, eso lo ilusionó aún más. Pero nadie le habló de los golpes, las violaciones de las que fue testigo y de "El Pinocho".
"Cada vez que nos tratábamos de escapar o que hacíamos algo mal nos castigaban en 'El Pinocho', un lugar que tenía dibujos de ese personaje donde nos tenían por días o semanas, depende de qué hacíamos, pero nos dejaban sin comer, la gente tenía que llevarte pero también era castigo", señala frunciendo el ceño, como de molestia y angustia.
Su sueño de aprender música lo realizó, sabe tocar viola, saxofón, piano y corneta pero todos fueron a golpes.
"El primer instrumento que aprendí fue viola, yo les dije que no quería ese instrumento pero me hicieron aprenderlo a golpes, y tuve que aprenderlo", lo dice pausado para luego sonreír en silencio, pues sabe que esos instrumentos lo dejaron salir de Zamora.
Dentro de "La Gran Familia" formaba parte de la orquesta y el coro, donde ganaba para comprarse sus artículos de aseo personal como jabón y pasta de dientes, pues ahí dentro no tenía mayor oportunidad, pues si lo rechazaba, como lo hizo más de una vez, lo golpeaban.
Uno de esos días fue muy fuerte, con una bola de plastilina le golpearon en sus testículos. Fue tan duro que lo dejó en cama unos días, luego de reponerse siguió con ese dolor, punzante como sus ganas de regresar con su familia. Ya le había llegado en mente que tenía más de 20 años y no sabía nada de ellos. Ni por fotografías.
En abril de 2013 le detectaron anomalías en sus testículos y Mamá Rosa buscó para que lo atendieran en el Seguro Social. Incluso le tuvo que buscar un nuevo registro y nuevos datos ante el estado, de ahí que tenga dos credenciales de elector.
La operación fue exitosa, aunque perdió uno de sus testículos. Tenía tumores cancerígenos que además debían ser tratados con quimioterapia, lo que meses después le provocó diabetes y al mismo tiempo ser dependiente a la insulina.
Así, Jorge siguió tocando, buscando no escaparse o portarse mal sin saber que una noche de julio le pedirían que se tirara al suelo. Eran agentes de la Policía Federal que gritaba "no tengan miedo, venimos a rescatarlos".
Ese día dejó el albergue, donde había más de 500 personas, entre niños, adolescentes y jóvenes como él, algunos de ellos víctimas de tortura, otros de abuso sexual y unos más de secuestro. Ese día fue la última vez que vio a Mamá Rosa, pero también ese día volvió a pensar en su familia.
Agentes del DIF estatal llegaron a Michoacán, pidieron el traslado de tres niños y tres jóvenes, entre ellos Jorge, serían llevados de regreso a Ahome. Todos son de ese Municipio, aunque ninguno supo por qué, ni lo sabe hasta el momento.
Jorge dice no poder juzgar a Mamá Rosa, ni a su familia, pues hoy sabe que no les dejaban visitarlo, pero hoy se cuestiona por qué el DIF lo llevó a Zamora, por qué lo alejó tanto tiempo de su familia, por qué lo olvidaron allá durante nueve años y presumen haberlo rescatado.
"Desde que me llevaron a Zamora, Michoacán, me quitaron nueve años sin mis hermanos, sin mi mamá ni de mis abuelos, nada, nada, nada...", reclama.
"Cada vez que nos tratábamos de escapar o que hacíamos algo mal nos castigaban en 'El Pinocho', un lugar que tenía dibujos de ese personaje donde nos tenían por días o semanas, depende de qué hacíamos, pero nos dejaban sin comer, la gente tenía que llevarte pero también era castigo".
Jorge
Ex interno en el albergue de Mamá Rosa