"Don Cachito: Relatos en rojo y amarillo"

"Convertido en un auténtico personaje contemporáneo de la ciudad, con más de 20 mil seguidores de Facebook, César Gaxiola aclara que es un hombre común dedicado a vender boletos de lotería"
14/11/2015 09:16

    CULIACÁN._ Ni daltónico ni solitario ni demente. Don Cachito dice ser un hombre común, aunque en realidad no lo sea tanto. 

    Afirmarse como un iluminado por Dios, contar con una fanpage en Facebook que sobrepasa los 20 mil seguidores, vestir siempre de camisa roja y pantalón amarillo, afirmarán todo lo contrario. 

    Sin proponérselo, el vendedor de la "suerte" se ha convertido en uno de los personajes nostálgicos de la ciudad, que con su rápido andar recorre los mercados, las calles, las tiendas. 

    Sigue los mismos pasos que emprendió hace más de 25 años, cuando decidió aumentar sus ingresos como trabajador del servicio postal mexicano, con la comercialización de billetes de lotería. 

    Hasta antes El Górgoro, Jacobo Zabludovsky, era sólo un hombre de figura espigada, cabello claro y de una mente brillante. El mote de Don Cachito, Don Oxxo por los colores de su vestimenta, se le quedó conforme pasó el tiempo.
    No es algo que le moleste. 

    Le gusta que le griten en las calles, que le tomen fotografías, que le cuenten que incluso en otros países lo conocen.
    Se sabe un personaje, aunque niegue tener algo en común con Lupita la Novia de Culiacán, aquella mujer que también recorrió las calles con su ajuar blanco. 

    Es simple: "No, Lupita estaba loca, yo no, yo sólo soy un iluminado por Dios, que ve gente muerta y usa estos colores de ropa porque así me lo dicta". De rojo y amarillo 

    Tarde de domingo. A Don Cachito se le había visto por el Mercado Garmendia dos días antes cuando se le pidió la entrevista. Llegó puntual. Las manecillas del reloj marcaban las 16:00 horas. Había terminado la venta de billetes. Sus zapatos blancos, camisa roja con la frase "Iluminado por Dios", motiva la curiosidad. 

     *¿Su clóset está repleto de ropa de color rojo y amarillo? 

    ¿Cuál clóset? En una bolsa de la Ley tengo mi ropa, no crea que no la lavo, tengo siete cambios. Así me los pongo desde hace muchos años porque son los colores que me dictaron, cuando me digan otros, me pondré otros, pero mientras tanto no.A la par de su vestimenta, su cabellera clara, Don Cachito no deja que le toquen el hombro, porque cuando lo hacen de inmediato tiene que decir: "No te olvidaré, Dios mío". 

    "Yo descifro muchas cosas, pero no me pueden tocar la espalda porque sí me enojo, así me lo dijeron una vez que iba yo caminando en lo oscuro y se me vino como una pelota de beis y explotó y apareció un paisaje muy bonito". 

    *¿Usted tiene visiones? 

    Eso no te lo puedo decir porque es algo espiritual, es la luz, que me sigue desde que yo era un niño y que me hacen pensar que en realidad estoy iluminado por Dios. Yo veo a gente muerta y ni la conozco, ¿qué más prueba quieren? 

    * ¿Entonces, es un iluminado? 

    Sí, yo estoy seguro que sí. La gente cree que estoy loco por decir eso, pero no, yo sólo hago caso a lo que las voces me dicen, ellos mismos me dictan los colores que yo debo usar. No es porque sea daltónico o tenga alguna enfermedad. 

    De Cogota a Culiacán 

    Casado y padre de 13 hijos, de los cuales aclara que 12 son de "riego y uno de temporal", César Gaxiola Rodríguez nació en una casa de palma y tierra en 1928, en Cogota, San Ignacio. 

    Fue en ese espacio donde afirma haber escuchado una voz espiritual, que le confirmaba la existencia de la vida después de la muerte. 

    También observar un camino largo, en el que se reflejaban los rayos del sol y el caminar de un personaje vestido de blanco.
    "Yo tengo presente todo eso que le cuento, cuando tenía 4 años estaba parado arriba de una pila de arena y miré que del sol salían muchos discos a colores", relata. 

    "Me quedé mirando y a los años acaté que estaba parado ahí donde la imaginación volaba". Sus compañeros, entonces, lo rechazaron, pero eso a él no le importaba. 

    Fue su madre, a quien llama "La Güera", la que siempre lo entendió y que fue su impulso para que a los 18 años dejará San Ignacio para migrar a Culiacán. 

    A la ciudad llegó con familiares lejanos y cuando todo era muy chico pronto encontró trabajo cuidando una casa en Sanalona y después en Correos. Se casó y desde entonces ha vivido por la Calle Antonio Rosales. Cerca de su espacio de trabajo. 

    De ahí Don Cachito saldrá a temprana hora para iniciar su recorrido para la venta de billetes de lotería.
    Ha vendido tres premios mayores y el resto han sido premios chicos. 

    Por las calles de la ciudad 

    Con un hablar claro y con un recuerdo de fechas y nombres, a sus 85 años, su caminar por la ciudad, inició de lleno en 1990 cuando se jubiló. 

    "Yo siempre he vendido billetes de lotería para mantener a todo el muchachero, pero ya que tuve más tiempo lo hice de lleno. Y desde entonces me empecé a vestir así", cuenta. 

    "Hubo un tiempo que me quise poner ropa blanca, pero fue un error, una desobediencia y volví a estos colores".
    Don Cachito, en su caminar se acompaña de los espíritus. Siempre en una lucha entre el bien y el mal. Cuando siente que no puede con ellos, reza. 

    *¿Le reza a Dios? 

    Sí, yo creo en Dios, hace mucho iba a Catedral, pero ya no voy, pero a veces no puedo solo y le pido ¡Dios, mío, quítame a los espíritus de aquí! Da miedo que me hable el demonio.Seguro de ser una persona que habita entre vivos y muertos, el personaje no da pie a la duda.
    En todo momento confirma que es así. 

    "Yo ahorita por ejemplo que estamos hablando, estoy viendo que pasan cosas pero usted no lo puede ver, esto es algo muy personal, no todos tienen la facilidad que yo tengo". 

    *¿A lo que usted ve le gusta que venda billetes? 

    ¡Uy, sí!, yo siempre he hecho lo que gusta y ahora que a la gente le llama la atención mi vestimenta mucho más, pero a veces la gente cree cosas que no son, porque yo soy una persona especial, pero no se les olvide que soy un Iluminado por Dios. Así como se lee en mi camisa. 

    Entonces Don Cachito se levanta. Sigue su caminar porque dice que en su historia hay mucho más qué contar. Se necesitaría una semana más de plática. 

    Toma el rumbo de la Ángel Flores, cuando la luz del sol está casi a punto de meterse.
    Su figura contrasta. 

    El rojo y el amarillo le sienta bien.