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"Francisco Madero Herrera"

"Don Pancho Madero: un genio en los negocios"

"Siempre fue un empresario que apostó a la creación de empleos, explica Dora Alicia Sánchez, directora de Finanzas de Grupo Alerta"

    segunda y última parte 

    El olfato que mostró Francisco Madero Herrera para los negocios, hasta el último día de su vida, era incomparable.
    Fue un hombre que trabajó prácticamente hasta el final, a sus casi 84 años, asegura Dora Alicia Sánchez Chávez, quien durante 22 años ha sido la directora de Finanzas del Grupo Alerta. 

    "Fue un empresario que siempre estuvo trabajando por crear más fuentes de trabajo, cuidó mucho que tuviera siempre todo el bienestar que se les pudiera dar, no buscar recovecos para no cumplir con lo que se tuviera que dar a los trabajadores; tenemos la agrícola que es una empresa que en muchas otras no cubren las necesidades y el grupo se caracteriza por tener la mejor forma de vida, de darles hasta pequeños cuartos para que puedan vivir, de que la gente esté lo mejor posible". 

    Dora Alicia calcula que empleó a más de 3 mil personas. Esto, sin contar a las personas que dependían directamente de él.
    "Para mí fue un gran empresario porque siempre estuvo buscando nuevas oportunidades de negocio y persistente, seguía metiéndole dinero hasta buscar que fuera rentable". 

    Jesús Héctor Muñoz Escobar describe en su libro "Empresarios y Personajes Sinaloenses" que cuando Don Pancho se fue a residir a Culiacán y posteriormente a Mazatlán a petición de su suegro, Rodolfo Rodríguez Arnold, para hacerse cargo de la empresa Gas del Pacífico, le propuso integrar la venta de aparatos eléctricos; después vinieron los muebles... Y así nació la cadena de tiendas Comercial del Hogar. 

    "Un día comentó con su suegro que lo que faltaba era vender aparatos de televisión, pero mientras no haya una televisora no podemos vender, le dijo". 

    Ese fue el momento en que el empresario pensó en abrir una televisora; un plan que logró concretar tiempo después gracias a la amistad que su suegro tenía con Javier Salcido y quien en ese entonces era el secretario particular del director de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo. 

    El 17 de septiembre de 1964 fue la primera transmisión del Canal 3 de Culiacán y tiempo después el proyecto se replicó en Mazatlán, siguiendo por Guámuchil, Guasave, Los Mochis, Navojoa. Todo el Noroeste. 

    "La primera televisora que se instaló fue la de ellos (la de Madero Herrera), aquí en Mazatlán con unas antenas gigantescas; con su genio para los negocios se percató de que era algo con gran futuro y efectivamente", añade el notario Octavio Rivera Fárber.

    El jefe de grupo
    Don Pancho no dejó de celebrar un cumpleaños, una Navidad o un fin de año con su equipo de trabajo, encerrados en el edificio del Grupo Alerta, en Aquiles Serdán y 21 de Marzo, que años atrás su compadre Mario Huerta Sánchez construyó para que vivieran sus suegros. 

    "Venía cada año y participaba en un pequeño brindis, pastel y siempre en esas fechas o en Navidad y Año Nuevo nos daba mensajes y siempre fueron de optimismo, recomendaciones, no sólo del trabajo, sino de cómo debíamos enfocar nuestra vida, consejos sobre qué era lo que debería ser lo más importante para nosotros". 

    Para él, su prioridad era su familia. Después su bienestar que se basaba en los negocios. La importancia del ahorro era una frase que integraba a los discursos que ofrecía en las celebraciones. 

    "En uno de los brindis de Año Nuevo nos comentó que cuando estaba joven trabajando se fue a caminar después de comer con su jefe en la Ciudad de México y a la pasada vieron un casimir muy bonito y que dijo: 'Hay qué bonito, lo voy a comprar' y que entonces su jefe le dijo: 'métete la mano al bolsillo y agarra los billetes, si al regreso ya que lo pensaste todavía tienes ganas de comprarlo, pues lo compras'. ¿Cuál es el mensaje? que se debe de reflexionar si lo que vas a comprar lo necesitas realmente, que no sea un impulso solamente; ese es el tipo de consejo que nos daba, además de un panorama de cómo venía el siguiente año". 

    Francisco Madero Herrera fue un jefe amable, pero exigente. Cada que solicitaba un trabajo, argumentaba para qué se requería. 

    "Nunca te exigía lo que no podías cumplirle razonablemrnete; te explicaba el trabajo que te estaba pidiendo, para qué lo requería, para que te pudieras ubicar te daba un panorama, muy respetuoso de nuestro propio tiempo, era rarísimo que te buscara fuera de los horarios de oficina, además de que sabías que podías contar con él en cualquier circunstancia".

    El filántropo
    Pero no todo era ganar. También era dar y Don Pancho lo hacía a través de las fundaciones a las que apoyaba y que raramente salieron a la luz pública porque no buscaba reflectores; prefería la discreción. 

    "Era una persona muy generosa que hacía el bien de una manera no ostentable, no le gustaba decir que el grupo había becado a tantas gentes, ni que estábamos ayudando a tal fundación; todo lo que se ha apoyado a través de su labor ha sido de una forma muy discreta", añade Dora Alicia. 

    El Hogar San Pablo fue uno de los lugares que acogió desde su creación. El empresario se preocupó por que el espacio destinado a niños y adolescentes que viven en la orfandad, tuviera lo necesario. 

    "Es muy constante la ayuda", continúa. "Desde las instalaciones, hasta se preocupó porque quedara un lugar legalmente reconocido".

    Esposo y padre
    Lo que nunca fue un secreto es que la prioridad de Francisco Madero Herrera era su familia. 

    Su esposa Natalia Rodríguez García fue su vida, cuenta Rodolfo Madero Rodríguez, uno de los tres hijos del matrimonio, además de Natalia Sofía Madero de Fernández y María Verónica Madero de Cossío. 

    "Prefería no ir a desayunos de negocios porque no quería que mi mamá desayunara sola", dice a través de un correo electrónico. 

    "Mi papá empezó a perder el sentido del oído y se probó varios aparatos, pero ninguno le gustó porque modificaban la voz de mi mamá. Decía que era el sonido más dulce que escuchaba y que no lo cambiaba por nada. Prefería no oír a los demás". 

    Su compradre, el ingeniero Mario Huerta Sánchez, dice que nunca le gustó salir sin su esposa. La única vez que lo hizo fue cuando viajaron a Japón, porque los organizadores les solicitaron no llevar a sus mujeres. 

    "Sí te puedo decir que ni con el pensamiento le faltó", añade el ex Presidente Municipal de Mazatlán. 

    Don Francisco no perdía la oportunidad de compartirles experiencias a sus hijos, añade su hijo Rodolfo, quien desde hace algunos años tomó la estafeta de Grupo Alerta. 

    "Una vez nos transmitió una gran lección de vida. Nos estábamos peleando los hermanos por algo de comida que alguno había traído y nos empezó a platicar que una vez, él había comprado un queso que le gustaba mucho y que lo había comprado a la pasada de regreso a casa y lo guardó en el refrigerador para comérselo en la cena. Salió toda la tarde y al regresar en la noche, habiéndose saboreado su queso toda la tarde, se encuentra con que ya no había queso. Enojado reclama a la mesa, donde estaba toda la familia y todos se quedaron callados mirándose. En eso mi abuelo le dice con toda parsimonia: '...Y eso que tú nada más traes el queso...'. Mi papá nos platicó que no hubo más palabras sobre el tema. Que él jamás volvió a reclamar nada en su casa. Esa misma lección aprendimos nosotros en ese momento que nos platicaba", añade.
    "...A pesar de sus años, me insistía en que yo pasara primero por las puertas donde anduviéramos juntos".

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