"Donato de la Garza González: Cazador de aventuras"
José Manuel Salas
Era la quinta vez que partía desde Culiacán al África. Corría el año de 1989 cuando Donato de la Garza González emprendía una nueva aventura en el continente de la fauna salvaje, donde cada vez ponía a prueba su temple y valor para adentrarse en las selvas y bosques poblados de fieras, reptiles y aves de los países africanos más alejados de la civilización.
La poca luz de las estrellas de ese 3 de septiembre de 1989 en la sabana de Búfalo Ranch, al suroeste de Zimbabue, al extremo sur de África, complicaba el safari en busca del animal más peligroso y agresivo que habita en la selva africana: el leopardo. Oculto en el "blind" (escondite de ramas y palos) construido por algunos nativos africanos sobre un árbol, el empresario Donato De la Garza González alcanzó a ver en la oscuridad dos puntos rojos encendidos, como dos brasas ardiendo.
Después de varias horas de espera sin hablar ni moverse, el empresario de origen neolonés, se dio cuenta de que aquellas dos lucecitas rojas eran los ojos de un leopardo que estaba a unos metros de él, a punto de devorar una impala muerta. Eran cerca de las 20:00 horas. La alerta sobre la cercanía del animal la dio el ruido de las ramas secas que el mismo felino había colocado sobre el cadáver del antílope. Por uno de los dos agujeros hechos al escondrijo, el cazador observó al felino que movía las ramas, para luego disponerse a devorarlo.
Lloyd, el guía profesional que lo acompañaba, encendió el spotlight que tenían conectado a una batería de vehículo, iluminándose el lugar como si fuera de día. El leopardo, que estaba echado junto al impala, comiendo el vientre del animal, volteó buscando la fuente de la iluminación. En ese momento, De la Garza recordó la recomendación del guía del safari: "el tiro debe ser rápido, certero y en un lugar vital para que el animal no se vaya herido".
El leopardo es el felino más pequeño de los cinco animales más peligrosos del continente africano. Cuando se le intenta cazar y es herido, se convierte en el animal más furioso. "Si queda herido, es un problemón tremendo, porque el animal se retira unos 30 metros y te espera a que vayas por él, pero es ahí cuando te ataca", explica De la Garza. Con su rifle 30-06 apuntó, disparó y el felino ya no se movió más.
A través del telescopio del rifle se observó al animal inmóvil y le dijo a su guía: "finish", en señal de que la espera había terminado. Este leopardo es uno de los 96 trofeos que Donato de la Garza tiene en una de sus dos salas de trofeos ubicados en Culiacán y Monterrey. A sus 90 años, con 7 safaris a África, travesías de cacería mayor a dos distintas regiones de Canadá, Alaska, Estados Unidos, Argentina y México y algunas regiones de Sinaloa, Donato de la Garza González guarda en estas amplias habitaciones sus recuerdos de más de 80 años dedicados a la caza, su afición de toda la vida.
En los 96 trofeos, la mayoría de ellos traídos desde Zimbabue, Kenia, Botswana, Tanzania, Sudáfrica, Islas Kodiak, Winnipeg, British Columbia y Vancouver, Argentina, Estados Unidos y algunas partes de México como Zacatecas, Coahuila, Sonora, Nayarit y Sinaloa, De la Garza dispuso dejar su memoria escrita, llevar al papel sus experiencias y anécdotas en la selva africana y los polos del norte de América. En su libro "Mis aventuras de cacería y pesca", el cazador narra en su diario de viajes a safaris las vivencias en compañía de amigos y cazadores extranjeros en las selvas, sabanas y desiertos de África, así como en las frías zonas de Alaska y Canadá.
Desea que sus dos salones de trofeos personales en Culiacán y Monterrey en las que hay disecados distintos tipos de osos, leones, un leopardo, búfalos, alces, venados, y una gran variedad de antílopes y fieras salvajes, sean donados a instituciones públicas para fines educativos.
Afición de toda la vida
Nacido en Mina, Nuevo León, en 1918, Donato de la Garza González fue desde los 6 a 8 años de edad un apasionado del campo, de su flora y sobre todo su fauna silvestre. En casa de sus padres había un pequeño y antiguo rifle calibre .22 milímetros, con el que desde su niñez empezó a colaborar en resolver el problema de toda madre de campo: conseguir alimentos.
En ese entonces, las balas las conseguía en un abarrote a un centavo cada una, con las que conseguía cazar conejos, liebres palomas y codornices. En los ríos de esa zona también era aficionado a la pesca de bagres y robalos de río.
Sus primeras experiencias en la cacería fueron en Nuevo León, donde trabajaba a los 25 años como
viajero de publicidad para la compañía cervecera Carta Blanca.
En Sabinas, Nuevo León, experimentó la cacería del venado y tuvo la experiencia de observar una rara especie de aves llamada pájaros candiles. Al final de la expedición, el 3 de octubre de 1972, en Rosslyn Hunting Ranch, en Zimbabue (antiguamente llamada Rodesia del Sur) encontró un Sable, queresultó récord de cacería publicado en Gran Bretaña por Rowland Wars en la revista Caza y Pesca. Los cuernos del animal medían más de 46 pulgadas. Tres años después, en agosto de 1975, realizó una segunda expedición a Kenia, donde fue suspendida la cacería de la gran mayoría de las especies animales salvajes; ahora se explota el turismo y existen en todo el país siete parques nacionales de animales salvajes que operan como lugares de exhibición a los turistas.
Ese mismo año, De la Garza González hizo su primer safari en América del Norte, en la Isla Kodiak, en Alaska, donde habita el Oso Kodiak. Al año siguiente, Sus primeros dos safaris en agosto y septiembre en British Columbia y Vancouver, donde habitan los osos negros y grizzlis. En 1976 regresó nuevamente a Kenia, a la zona de Massai de Narok, al suroeste de ese país, donde el 5 de marzo cazó el primer león.
En esa zona le tocó convivir con las tribus Massai, cuyos integrantes viven en condiciones inferiores a los animales y consumen carroña; estos indios robaban las "carnadas" de animales que colocaban en árboles para atraer leones y leopardos.
Para 1978, un nuevo safari fue efectuado en Botswana, África; la expedición se realizó en la región de Celinda, junto al río del mismo nombre, al norte del país. Tuvo como guía a uno de los mejores cazadores profesionales de toda África en ese tiempo, Willy Angelbert, y conoció a otros cazadores mexicanos, brasileños, españoles, holandeses y norteamericanos. En 1979, acompañado del doctorMiguel Ángel Gómez Llanos, realizó un safari en Argentina, donde fueron guiados por un viejo cazador profesional de origen húngaro. Otro país que también fue visitado fue Zimbabue (antigua Rodesia del Sur) en agosto de 1989, donde obtuvo como trofeo el codiciado leopardo.
En octubre de 1993, un nuevo safari fue contratado a Winnipeg, donde abunda el oso polar. Entre sus trofeos hay un oso polar de aproximadamente 3 metros y que guarda en su sala de trofeos de Monterrey. Cinco años después, De la Garza realizó su última expedición a Sudáfrica, donde casi a sus 80 años tomó la decisión de no continuar con más safaris. En el año 2001,acompañado de su esposa y su hijo, regresó a Kenia y Tanzania, pero en plan de turismo, visitando los parques nacionales de Serengeti y Knororongo, los más visitados por millones de turistas y cazadores de todo el mundo.
Costosa afición
La caza mayor, una de las más costosas aficiones para quienes la practican, es una de las más cuestionadas, sobre todo por organismos dedicados a la conservación dela flora y la fauna silvestre y defensores de los derechos animales. En África, desde hace algunos años existen políticas particulares en todos los países para prohibir la caza de especies en peligro de extinción como el elefante, león, rinoceronte, chita, leopardo, hipopótamo, chimpancé, guepardos y algunas especies de aves y reptiles.
Sin embargo, hay numerosas empresas que por medio de Internet ofrecen safaris para la cacería de animales en África, ofertando altos precios en dólares para la cacería de especies que no están en riesgo de extinguirse, aunque hay otras que ofrecen paquetes de safari para cazar elefantes, rinocerontes, leones, leopardos, búfalos, kudús, cebras y wildebeest. Durante los safaris, los cazadores profesionales que se encargan de tramitar permisos y licencias para obtener los animales, prohíben la caza de ejemplares jóvenes y hembras.
En países como Sudáfrica, que tiene el parque nacional más grande del mundo (Kruger National Park), se realiza la cacería en ranchos con control no únicamente del Gobierno, sino de los dueños de los mismos, la mayoría de ellos blancos ingleses, holandeses y alemanes, que explotan la cacería racional y bien controlada. En Kenia, desde 1977 se prohibió la cacería de todo tipo.
Sus trofeos... para el público
Durante sus años de cazador, De la Garza fue llevando un registro diario de sus anécdotas y vivencias, atreviéndose a darles forma y publicar un libro denominado Mis Aventuras de Cacería y Pesca, que fue editado en 2008.
Actualmente tiene dos salas de trofeos y colecciones de cacería con más de 96 especies, situadas en Culiacán y Monterrey, que conserva intactas, entre ellas un oso polar de casi 3 metros, los colmillos de un elefante, dos leones y un leopardo, entre muchos otros ejemplares. De la Garza ha decidido organizarse para que esas colecciones sean donadas a alguna institución para que las piezas sean resguardadas en un lugar especial y que tenga acceso a público para fines de exhibición o educativos.
¿DESEA UN EJEMPLAR?
Si desea un ejemplar del libro Mis Aventuras de Cacería y Pesca, puede comunicarse al (6671) 36-00-05, con Alejandro De la Garza, o bien enviar un correo electrónico a agarzae@hotmail.com
Perfil
Donato de la Garza González
■ Nació el 28 de diciembre de 1918 en Mina, Nuevo León.
■ Durante más de 30 años vivió en Culiacán, donde formó su familia.
■ Fue editorialista de Noroeste durante
décadas.
■ Ha sido empresario del ramo
cervecero y automotriz y una
de sus aficiones de toda la
vida ha sido la cacería.
HABITANTES DE LA SALA DE ANIMALES
■ Osos (Negro, Kodiak, Grizzli y Polar)
■ Dik dik
■ Alce
■ Búfalos
■ Colmillos de elefante
■ Sable
■ Gacela
■ Impala
■ Cebra
■ León
■ Puma
■ Antílopes
■ Caribú
■ Ñu
■ Orik
■ Cimarrón
■ Venados
■ Pieles
de zorrillos
■ Sringbucks
■ Patos
■ Pichihuilas
■ Armadillo
■ Pirañas