|
"Brenda Irving, ciudadana estadounidense"

"El ángel de los niños jornaleros"

"Ella no habla español, pero se comunica a través del lenguaje del amor, pues desde hace seis años, entrega desayunos a hijos de migrantes jornaleros ubicados en Teacapán, Cristo Rey y Palmito del Verde"
15/11/2015 11:26

    TEACAPÁN, Escuinapa._ Brenda no viste un traje rojo, ni tampoco entrega juguetes, pero sí representa la ilusión de pequeños que andan descalzos en sus hogares o en las calles, con la tierra de los surcos en sus pies, en espera de los alimentos.

    Brenda Irving no habla español, pero se comunica a través del lenguaje del amor y la palabra "leche", misma que sale de los labios de cientos de niños que acuden a su encuentro cada mañana.

    No es Santa Clos, aunque llegó del norte, de un lugar frío, pues vivía en Oregón y arribó a esta comunidad hace 11 años y hace seis tomó la misión de dar alimentos, un desayuno, a niños jornaleros.

    Todo comenzó una fría mañana decembrina, cuando acudieron ella y su amiga Luz María Ramos a una tienda de la comunidad; en el lugar, unos pequeños se le acercaron y le pidieron algo para comer, ellas les dieron leche y galletas.

    Entonces estos niños llamaron a otros, por lo que el gasto de la despensa quedó ahí, en la leche y galletas para esos pequeños; el regreso a casa fue sin los alimentos para sus familias, pero ambas volvieron con el corazón satisfecho.

    Después de eso, Brenda decidió emprender esta acción que le llenó de alegría su corazón. Durante el primer año entregó 2 mil desayunos, después 4 mil y ahora son 8 mil, todos son repartidos entre los hijos de los jornaleros agrícolas, en diferentes comunidades.

    Fue en 2012 cuando Joe, su esposo, le dijo que no podían continuar con esta actividad pues el gasto familiar, que no era mucho, ya que son de clase media, no alcanzaba, tenía que parar.

    Fue así como su vecino, Noel Ulises Gil Altamirano, decidió apoyarla y así en contacto con otras personas mexicanas y extranjeras, se formó la red para que el DIF estatal los apoyara y ahora es quien envía los desayunos.

    "Los niños toman coca cola, es más barata, sus papás llenan sus panzas con coca cola y tortilla, comprar leche no se puede; ellos me hacen ser feliz cada que entrego leche", explica Brenda.

    De octubre a mayo, la ciudadana estadounidense recorre acompañada de Ulises o de la esposa de éste, Luz María, las comunidades de Cristo Rey y Palmito del Verde para llevar alimento a los pequeños; en Teacapán son beneficiados 550 niños.

    Son "sus" niños, son los que mientras transita en su camioneta gritan "leche", los que corren y la abrazan, pues representa un alimento especial a temprana hora de la mañana.

    Ella los conoce bien, los identifica pese a su poco conocimiento del español, los llama por su nombre; entre ellos está Timoteo, quien sólo tiene un brazo, y a veces le ayuda a repartir los desayunos.

    También está Alejandra, quien tiene ceguera, pero escucha bien a Brenda, le sonríe y la ve con el corazón, mientras que José Luis, otro de los niños, no para de acariciar su cara cuando Brenda llega a casa a dejar la leche.

    Cuando un niño muere, la mujer altruista se siente desconsolada y manifiesta su dolor, pues son "sus" niños, cada uno tiene una historia, cada uno es especial para ella y han tocado su vida.

    Ella no es papá Noel, ni Santa Clos, pero sí es la ilusión de esas caritas 'chorreadas' con tierra o dulce; a veces les regala juguetes, se los cambia por las navajas de afeitar o encendedores, que es con lo que comúnmente juegan los pequeños.

    "Ellos ven pasar niños del pueblo cambiados, con ropa linda y se les quedan viendo, pero siguen sentados en el suelo... ellos no saben distinguir que son pobres, ellos son felices con lo que tienen y me han enseñado a ser humilde", expresa Brenda.

    Irving tiene fotografías de cada niño, tiene miles de historias qué contar y en este vaivén de conocer a los pequeños ahora también sabe cuándo callar, pues recuerda que cuando al papá de Timoteo le dijo que el niño era muy ágil para ayudarla a entregar desayunos, aunque sólo tenía una mano, el pequeño fue llevado a los surcos, donde ahora demuestra su habilidad.

    "Mejor me callo... Cada niño es especial para mí, Anssel (la pequeña que falleció de un paro mientras cuidaba a sus hermanos) lo era, a todos los conozco y ellos a mí", comenta.

    Gracias a Brenda Irving, a quien no le gustan los agradecimientos, hoy cada niño de esta comunidad amanecerá con un desayuno en su estómago, listos para seguir recorriendo las zonas agrícolas del País, en esa vida itinerante de los jornaleros agrícolas.

    "Ellos ven pasar niños del pueblo cambiados, con ropa linda y se les quedan viendo, pero siguen sentados en el suelo... ellos no saben distinguir que son pobres, ellos son felices con lo que tienen y me han enseñado a ser humilde".

    Brenda Irvign
    Ciudadana estadounidense