"El Octavo Día: Otras novelas inmortales"
¿Quién se acuerda de la revista “Fuego”, donde se veían las aventuras de “Alphonso Christophe”, príncipe heredero al trono de Haití?
No me apena compartir que ahí comencé a entender lo que eran los Derechos Civiles y la lucha por ellos en América. Eran las huellas que dejaba de su visita a casa un tío mío que era trailero y hombre de acción.
Estoy seguro que no pocos de mi generación ubican la historia, pero quizás no quieran reconocer que la tuvieron en sus manos alguna vez. Era una publicación... ¿populachera? Bueno, lo que los gringos y la falsa gente nice llaman “pulp fiction”.
Tenía unas llamas en lo alto de la portada bajo las letras Fuego. Y la serie se llamaba “Nobleza negra”, con un dibujito abajo de un imán jalando unas piezas. Yo recuerdo más la secuela, cuando el príncipe exiliado se va al Sur de Estados Unidos y ahí anda en la preguerra civil, con el abolicionista “John Brown” y sus indios alzados.
La revista circuló en los años 70 y el héroe participaba también junto al prócer “Jean Jacques Dessalines” en la liberación o guerra racial que condujo a la independencia de Haití.
El relato se ilustraba con imágenes de exotismo afroantillano (fue posterior a “Rarotonga”) y nos acercaba así a un hecho histórico, a la relación amorosa entre los protagonistas, y los mitos que dan colorido a la cultura haitiana: rituales vudú, hechizos, soldados mulatos con uniformes napoleónicos y muertos vivientes repentinos.
Era semanal y cuando no se tenía para comprarla, la alquilaban en el puesto de “El Charro Negro” en el Mercado Pino Suarez y también en el puesto de revistas a un costado de la iglesia en la benémerita colonia Juárez, según me cuenta un amigo que hoy es historiador.
Toda una época de las revistas semanales, ¿quien dice que en aquellas épocas no se leía? ¡Por favor!
Bueno también hablaremos de “Epifanio Montes”, otro personaje justo y justiciero.
En efecto, salía en la revista “Por favor” y la serie se llamaba “Estirpe sangrienta”... una colorida epopeya del México revolucionario ilustrada como los antiguos calendarios de charros y muchachonas criollas de ranchos grandes.
“Epifanio Montes” era un caudillo grandote que recorría toda la república y tenía mucho de Pedro Infante en sus diálogos. También era conocido como “El Bruto” y luego de la época revolucionaria acabó en Chiapas, y su hijo casado con Rebeca Nucamendi, hija de un hacendado. No hay alzado que luego se legitime por la vía del matrimonio con la clase que desea derribar.
A pesar de su popularidad, jamás se materializó en el celuloide como su competencia “El Payo: un hombre contra el mundo”, otro charro atrapado en el dilema social y llevado al cine con Jorge Rivero.
Algún día escribiré que en Por Favor fue mi primera revelación de los secretos de la historia: en uno de los episodios se describe la Batalla de Celaya, algo que nunca se mencionaba en la primaria. “¿Como?”, pensé yo, “¿de modo que Obregón y Villa pelearon? ¿Que no estaban juntos como buenos compañeros en las estampitas de la Revolución? ¿Que no el malo era Porfirio Díaz?”. Viéndola bien, uno vestía de ranchero y el otro como general federal.
En esa revista vi la viñeta de la mano de Obregón siendo volada por un cañonazo villista, el hombre que luego diría -¡siendo Presidente!- que no había general que aguantase un cañonazo de 100 mil pesos.
Todo viene a cuento para comentar cómo hasta la revista más elemental de antes no solo compartía valores, sino que de paso nos daba una lección de historia.
Hoy solo hay erotismo ramplón y tramas copiados de las series de televisión y las películas gringas del cable. Asuntos rápidos para el olvido.