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"Educación"

"El vuelo de Cristina"

"La recién egresada de la UAS se va de Sinaloa, en busca de mejores oportunidades"
06/11/2015 09:24

    Un 9.87 recompensó los 5 años de sueños, desvelos y "mal pasadas" de Cristina Isabel Ibarra Armenta, el mejor promedio de la generación 2003-2008 de la Facultad de Economía de la UAS.
    El jueves, la joven de 22 años se graduó con honores, entre palmas. Ahora está a punto de emprender un nuevo vuelo, que la llevará a Saltillo, a estudiar una Maestría en Economía Regional, mientras llega la hora de las oportunidades laborales.
    Es el mismo vuelo que emprenden muchos profesionistas brillantes de Sinaloa, año tras año.
    "Traté de ir siempre más allá, porque la vida exige mucho más allá de lo que el plantel escolar pide", dice con la emoción a flor de piel.
    Cristina Isabel ya tiene en mente el Doctorado. Piensa desarrollarse en la academia y la investigación.
    La situación de los egresados, lamenta, es muy difícil porque la economía estatal no tiene la capacidad para generar empleos con mejores remuneraciones.
    No en balde más del 40 por ciento de los desocupados son profesionistas, añade.
    "Sí, es difícil para nosotros que salimos, porque tendremos que salir a otro lugar para obtener un mejor empleo, o continuar estudiando, especializándonos", agrega.
    Cristina Isabel desarrolló su tesis sobre la importancia económica de las ciudades para impulsar su desarrollo. Sugiere a la Iniciativa Privada y al Gobierno invertir esfuerzos para incrementar la competitividad, la inversión en ciencia y tecnología, y apostarle mucho más por la investigación.
    Vale la pena el esfuerzo que hizo, dice.
    "A veces es muy fácil rendirse, porque somos soñadores, pensamos que con cualquier cosa vamos a salir adelante, pero a la larga pesa, pesa, porque te das cuenta que el mercado de trabajo exige mucho más competencias, no sólo habilidades científicas sino de todo tipo".
    Hoy asegura que volverá a casa.

    --¿Piensas regresar a Sinaloa?
    --Sí, claro que sí.

    Es el sentimiento que comparten muchos otros jóvenes como ella, que emigraron, pero encontraron en otra parte la certidumbre de un destino mejor.