"Empresario pionero"

"El liderazgo empresarial de Mario Tamayo Müller marca una época en la vida económica de Sinaloa; junto con su padre y sus hermanos edificaron empresas agrícolas y comerciales que dan empleo a cientos de trabajadores"
09/11/2015 13:25

    GUILLERMO GALLARDO

    No le gustaba brillar en la política ni en la sociedad. Eso se lo dejó a sus hermanos Ricardo y Roberto; más bien se enfocó en hacer crecer el negocio iniciado por su papá Jesús Lucio Tamayo Amador. 

    La historia empresarial, agrícola y económica del Siglo 20 en Sinaloa no se podría entender sin la contribución de la familia Tamayo, pero sobre todo por el liderazgo de Mario Tamayo Müller (1920-2011), quien marcó una época en el estado y en el país, por los negocios que emprendió junto con sus hermanos. 

    Para su familia, Mario era una persona metódica, organizada, responsable, que inspiraba confianza, y a la que se le consultaba para la toma de decisiones. 

    Su carácter, aseguran, era serio e introvertido, pero con visión y liderazgo, lo cual hizo prosperar al grupo Tamayo Hermanos. Entre su papá y él, junto con sus hermanos Jorge, Ricardo y Raúl edificaron los cimientos del negocio agrícola considerado como ejemplo en Sinaloa con el campo Santa Cecilia, al que poco a poco se fueron incorporando Roberto y Enrique. 

    Posteriormente vendría una etapa de expansión con la compra de las agencias automotriz Chrysler y Volkswagen, además de las de John Deere, Perkins, Komatsu, así como la formación de una industria lechera y cuatro distribuidoras de llantas General Popo, entre otros negocios. 

    Luego de toda una vida dedicada al trabajo, Mario Tamayo Mül ler fal leció por causas naturales el 27 de septiembre del presente año, 15 días después de haber cumplido 91 años. 

    Su vida en los 20 Mario Tamayo Müller nació el 12 de septiembre de 1920 en Culiacán, 15 días antes de que el General Ramón F. Iturbe dejara la Gubernatura de Sinaloa en manos del General Ángel Flores, en un estado en el que iniciaban los aires postrevolucionarios. Su niñez, junto con las de sus hermanos Ricardo, María Luisa, Raúl y Jorge se desarrolló entre vacas y tierras de cultivo. Roberto y Enrique crecieron en Culiacán. Su madre, Jesusita Müller Tirado (1894-1971) se encargaba de educar a los pequeños. 

    "Todos los días (Jesusita) reunía la provisión para la comida del mediodía, cargaba con una garrafa y con todos sus hijos hasta donde estaba Jesús trabajando el campo. A la hora de comer se sentaban debajo de un árbol a tomar nieve y alimentos preparados por ella", se narra en el libro Jesús y Jesusita, escrito por Tali Tamayo. "Acostumbraba bañar a sus hijos en el canal de riego, amarrando a cada uno con un mecate para poder controlar a tanto muchacho y que no se los llevara la corriente", rememora la nieta de don Jesús. 

    Todos los días, mientras vivían en Bellavista, los Tamayo Müller, entre ellos Mario, venían de "raite" con el lechero en una carreta jalada por una mula, a la ciudad para acudir a la escuela primaria. 

    Cuando todos sus hijos ya estaban en edad escolar, Jesusita cambió su residencia a Culiacán, por la calle Ángel Flores, cerca del Santuario. Así crecieron los hermanos Tamayo Müller entre la ciudad y el campo, hasta que hubo la necesidad de salir a estudiar una carrera profesional. Fue en 1938 cuando Mario y su hermano mayor salieron rumbo a la Ciudad de México. Mario quiso estudiar la carrera de Medicina, mientras que Ricardo entró a la escuela de Química del Politécnico. 

    Todo iba muy bien, pero cuando Mario estaba en segundo de Medicina le detectaron un problema en la vista y no pudo seguir estudiando. 

    "El mayor, Ricardo, no fue el primero que entró a trabajar con mi papá... La razón por la que Mario entró primero fue porque estudióMedicina hasta el segundo año, pero le encontraron un problema visual; viendo esta situación, mi padre le dice que si no puede seguir estudiando que se viniera a trabajar con él", recuerda su hermano Enrique. 

    De Bellavista
    a Bachimeto 

    Enrique Tamayo comenta que el campo Bellavista lo compró su abuelo don Severiano Tamayo Orrantia, pero lo hipotecó a don Manuel Clouthier, junto con otras propiedades, por problemas en la época de la Revolución. Jesús le dijo un día a su padre "déjeme el rancho y yo voy a pagar la hipoteca que tiene con don Manuel", y así se fue a trabajar. 

    Luego vino la Revolución y los revolucionarios le quitaron Bellavista. Entonces, Jesús, quien conocía al joven General Ramón F. Iturbe, de cuando habían sido compañeros de escuela, le pidió que le regresara el campo y le fue devuelto. 

    Y por 22 años trabajó las tierras de Bellavista donde sembraba maíz y frijol, vendía leña, leche, asaderas, entre otros productos, pero la mayor parte de las ganancias se iban en pagar la hipoteca, por lo que consideró inútil seguir trabajando así y le entregó el rancho a Clouthier en 1934. 

    De ahí, a volver a empezar. Jesús ya tenía a todos sus hijos y Mario había cumplido 14 años. Entonces decide trasladarse a Bachimeto, a donde salió con dos mulas, las carretas y los bueyes. Las 60 cabezas de ganado que tenía las vendió y le pagaron conlos terrenos de Bachimeto. Posteriormente rentó 50 hectáreas en El Parral y otras más en Nochebuena, en el Limoncito, cerca de Altata, para sembrar de nuevo y ahí le empezó a ir mejor en el cultivo de garbanzo y chile. 

    Para 1940 las legumbres empezaron a cotizarse bien en el mercado de Estados Unidos, por lo que empezó la exportación de tomate, junto con otros productores del valle. 

    También sembraba chile pasilla y lo comercializaba en ciudades como Mazatlán y la Ciudad de México. "Mi padre decía 'yo eduqué a mis hijos con puro chile', y efectivamente, fue lo que le empezó a dar", indica Enrique. 

    Poco a poco le empezó a ir mucho mejor. Atrás habían quedado las penas y el sufrimiento de Bellavista. Fue en este tiempo (1940) cuando Mario, a la edad de 20 años, apareció en la escena agrícola, sin saber nada del oficio. 

    Su desarrollo
    empresarial 

    Pero pronto demostró su habilidad para los negocios. Aprendió todo lo relacionado con la agricultura y empezó a hacer crecer la empresa agrícola junto con su padre. 

    Y así se fueron integrando los hermanos. Primero entró Jorge, luego Ricardo, posteriormente Raúl en 1952. Don Jesús mandó a Roberto y Enrique a estudiar en Estados Unidos; el primero estudiaba maquinaria y tractores y el segundo en una escuela de comercio y administración.Roberto se integró también al agro haciéndose cargo del mantenimiento de la maquinaria y equipo, mientras que Enrique fue el último en regresar a Culiacán. "Yo estaba en Los Ángeles y pensaba quedarme allá. 

    Mi papá dijo, 'tú eres el que falta, qué te quedas a hacer en Los Ángeles, vámonos'. Le dije: 'me voy pero me voy casado', porque ya estaba de novio allá. Pues, me dijo: 'haz lo que quieras, pero vente'. En 15 días armamos la boda, casándonos el 28 de mayo de 1955, y nos vinimos. 

    "Cuando llegamos a Culiacán, Roberto y los amigos nuestros nos recibieron con una bienvenida en el Casino Culiacán. Todos pensaron que no duraríamos mucho casados porque estábamos muy jóvenes, pero aquí estamos con siete hijos y varios nietos y por cumplir 57 años casados", expresa Enrique. 

    Cuando todos los hermanos estaban ya trabajando en el negocio agrícola, don Jesús decidió retirarse en 1957 y dejar todo en manos de sus hijos. A partir de ahí se formaliza la empresa Tamayo Hermanos, con Mario y Jorge responsabilizados de la producción agrícola. A María Luisa le compraron su parte. 

    "Yo había batallado mucho", dijo don Jesús a su nieta Tali antes de su muerte, "ya había tenido fracasos y de ellos me levanté hasta que conseguí de la tierra lo que me proponía. Sobre todo, ya había formado a mis hijos; ellos ya estaban bien encaminados y podía irme tranquilo. Me retiré después de haber trabajado 44 años duramente". 

    Eran unos trabajadores incansables, puntualiza Enrique sobre Mario y Jorge. "Hasta 1957-58 fuimos agricultores. Crecimos hasta donde pudimos y hasta donde el gobierno nos permitió. Sembrábamos arroz, tomate, chile, pepino, melón, ejote, chícharo, todos los productos, y Santa Cecilia era de los mejores campos del valle de Culiacán", indica. 

    Constituyeron también la
    distribuidora de legumbres en Estados Unidos en sociedad con Demerutis a la que llamaron Tade (Tamayo- Demerutis). 

    Entonces llegó la necesidad de crecer e incursionar en otros negocios que no tuvieran los riesgos de la agricultura, por lo que compraron a Manuel Rivas la agencia Chrysler Rivas Automotriz, quedando bajo el mando de Raúl y Enrique. Posteriormente adquirieron de Juan Guerrero Alcocer Maquinaria del Humaya de la John Deere, negocio al que se fue Roberto. 

    Y la expansión siguió: Abrieron otra agencia de autos en Guamúchil, además de Maquinaria del Évora, así como otros puntos de venta en El Carrizo y Navolato. Después adquieren la agencia Volkswagen de Los Mochis y otras dos en Culiacán. También se fueron a Guamúchil y Guasave. 

    "Después abrimos motores diesel Perkins y otro de maquinaria pesada de la marca japonesa Komatsu.De ahí yo me fui a iniciar ese negocio en 1977 y empezamos aquí en Culiacán, luego Obregón, Hermosillo y Mexicali", informa Enrique. 

    "Lo que mantuvo en progreso a Tamayo Hermanos es el trabajo y el deseo de hacerlo bien. Otro factor fue la reinversión constante para poder crecer. Igualmente importante es reconocer que no todo lo hacemos nosotros, que estamos rodeados de gente que nos ayuda...", expuso Mario para el libro Jesús y Jesusita.