Me refiero al aumento en las tarifas del servicio de transporte urbano en esta ciudad, que pretenden que se les autorice a los dueños de las concesiones y permisos correspondientes.
El servicio de transporte urbano en nuestra ciudad, casi como en todo el País, apesta, es pésimo. Los camiones urbanos de nuestra ciudad han provocado más muertes y lesiones que algunas de las más temidas enfermedades degenerativas (estoy exagerando, lo sé).
Los usuarios tienen que soportar el riesgo de que los conductores vayan a alta velocidad, jugando carreritas, hablando por teléfono celular mientras conducen, sin aire acondicionado, en unidades sucias, en mal estado, sin que les respeten los descuentos estudiantiles, etc.
Ya les he platicado que nuestro despacho tiene en tribunales tres acciones colectivas, que pretenden mejorar el servicio de transporte urbano en nuestra ciudad. Dos de ellas son contra la Alianza de Camiones y la otra contra Águilas del Pacífico. En una de ellas ya se dictaron dos sentencias a favor y sólo está pendiente el amparo directo que está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Esperemos que con la acción colectiva que va más avanzada, una vez que la Corte resuelva el amparo, empiecen a notarse las mejorías en el servicio público, por lo menos en los camiones operados por la Alianza.
Mientras tanto, le toca al Gobierno del Estado castigar las malas condiciones en que se presta este servicio, rechazando la solicitud de aumento de tarifas. No sé qué vaya ser el Gobierno del Estado, a veces actúan con sensibilidad y en ocasiones no les interesan los daños que se ocasionen a los usuarios del servicio de transporte urbano.
Estoy seguro de que si hacemos una encuesta entre los usuarios de los camiones urbanos en nuestra ciudad, por lo menos el 80 por ciento dirá que no está satisfecho con ese servicio y, estoy de acuerdo con ellos, porque no creo que haya mejorado mucho desde que yo mismo era usuario (allá por 1985 todavía).
Si las autoridades encargadas de que ese servicio se preste adecuadamente, fueran más sensibles, bastaría que viajaran en camión urbano una semana, a ver si aguantan. De seguro después de esa semana, llegarían a sus oficinas con los ánimos encendidos y se irían con todo en contra de los camioneros.
Mientras lo hacen, que lo dudo mucho, no nos queda de otra que continuar la lucha en tribunales para mejorar esas condiciones. Calculamos que en el primer semestre del año que viene se estarán viendo los resultados de las acciones colectivas que intentamos, por lo menos de la que va más adelantada.
Si logramos mejorar aunque sea en un 20 por ciento las condiciones en las que se presta el servicio público de transporte urbano, nos damos por bien servidos, porque se verán beneficiados los cientos de miles de usuarios que día a día, tienen que utilizarlo.
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