"Endulza don Dámaso la Navidad"
CONCORDIA._ Si el árbol de Navidad en la plazuela ya luce encendido y si justo a lado está instalado un puesto de dulces típicos de la temporada, es seguro que la Navidad está por arribar.
Como hace desde 14 años, don Dámaso González Salazar llega a la cabecera para ofrecer los dulces tradicionales de la época navideña, a la ciudadanía y visitantes de las sindicaturas y comisarías vecinas.
"Yo lo hago por tradición, más que por comerciante, porque la gente ya se acostumbró a que me instale en esta temporada aquí, juntito a la plazuela", dice.
Y es que mirando hacia el norte, no es posible encontrar otro establecimiento donde la Navidad esté tan expresada como en cada rincón del puesto de Dámaso.
Como si fuera una postal mexicana típica de estas fechas, sus dulces se han convertido en referencia para reconocer esta época del año entre los concordenses.
"Desafortunadamente la gente en ocasiones suele ser muy materialista, porque creen que estamos festejando, que estamos de vacaciones, pero no. Realmente, la Navidad debe vivirse sonriendo y compartiendo con los demás", expresa mientras atiende amablemente a una de sus clientes.
Don Dámaso comenta que su mercancía aumentó de precio y que los habitantes tienen miedo a gastar, ya que durante estos días que tiene instalado, no ha habido quién compre más de 150 pesos de sus productos.
"Mi esposa y yo estamos conscientes de la crisis que hay ahorita, por eso surtí un poco menos que el año pasado".
Para esta temporada, surtió un total de dos toneladas y media de dulces provenientes del estado de Jalisco.
"Los dulces que siempre trato de tener son la cajeta de Celaya, el guayabate, los huevitos, porque la gente recuerda que eso les amanecía cuando chicos en Navidad, también se vende mucho la bota navideña, esa no puede faltar".
En la Navidad de 2012, recuerda, la mercancía que le quedó en existencia, la regaló entre los habitantes de la comunidad de Los Naranjos, una de las que tienen el nivel más alto de marginación en el municipio.
"Ese año me quedó guayabate y alcanfor, y lo regalé a la gente de Los Naranjos, y estaban encantados porque son personas que por los recursos no tienen regalos, y pues no tiene caso que la mercancía se pierda, por eso con mucho amor la regalé a esa gente y si este año me queda producto después del 26, que será el último día que esté instalado, lo voy a regalar también.
"Por lo menos la gente de aquí de la cabecera sale y compra un dulce, tiene esa fortuna, pero la gente de fuera de comunidades marginadas no puede", reflexiona el comerciante.
"Los dulces que siempre trato de tener son la cajeta de Celaya, el guayabate, los huevitos, porque la gente recuerda que eso les amanecía cuando chicos en Navidad".
Dámaso González Salazar
Comerciante