"Es San Valentín 'made in China'"
La "invasión amarilla" entró por la retaguardia, por el frente y los costados. Se metió a lo "chino" y no hay manera de desprenderse de ella porque la lleva en los zapatos, en la ropa y hasta en las gafas oscuras con que protege la mirada.
Los chinos están por todos lados. En la taza del café en el desayuno, en el juguete de sus hijos o en el cinto que sostiene sus pantalones. Y lo más seguro es que conquiste o se reconcilie gracias a los chinos, coma o despotrique en chino.
El amor tiene manufactura oriental y el Centro es "made in China". Cuestión de buscarle en la etiqueta de cualquier artículo para quedar con los ojos rasgados de sorpresa. Casi todo lo que se comercia, se consume y se desecha es "made in China".
"Casi todo lo hacen ellos", dice Rosario.
San Valentín ya está en chino. Comercios y banquetas repletos con la creatividad de los hijos del Sol, en el mono de peluche, en el corazón con el I love you, preámbulo o preludio de la declaración del Romeo a su Julieta. También de oriental fabricación.
"Pues son los que van a convertirse en potencia, ¿no? Ya ves que los gringos ya van de salida. Entonces, es natural que vayan extendiendo su dominio", explica Marcelo, el estudiante.
La creatividad de los parientes de Confucio se exhibe en aparadores y escaparates, en banquetas y banquillos.
Todo huele a chino, a arroz frito y chop suey acompañado de té helado. Y el cliente gobierna los palillos para comer en y como chino en restaurantes que se dicen orientales. Añorando los paisajes nunca vistos de un país que ni ha soñado, pero que ha probado en el platillo.
"No sé, como que es más exótica la comida. Como que se antoja y quieres probarla para ver si está tan buena como parece", comenta Josefina.
Con mil 300 millones de chinos en el mundo, no estar invadidos a lo chino sería como pensar que somos los únicos entre miles de galaxias en el universo. Así que no le busque y disfrute la vida "made in China".