"ESPECIAL/'Vivió y murió como griego'"
Guillermo Gallardo
CULIACÁN.- La fe, sus sueños, la persistencia y el amor al trabajo lo llevó muy lejos de su tierra, pero encontró otra donde forjó una nueva vida.
Spiros Analytis Karamanos salió de Grecia sin dinero un 11 de octubre de 1972 hacia Culiacán buscando fortuna y la halló en todos los sentidos.
Su inquietud por conocer el mundo lo trajo a Sinaloa donde decidió quedarse para formar una familia. Su lucha incansable de 39 años trabajando las tierras sinaloenses le dio como fruto la constitución de su propia empresa agrícola a la que llamó Alfa Bita.
"Cómo reching... me gusta estar aquí", exclamó el griego a su hijo Theodoros cuando iban en su vehículo, la última vez que visitó el campo, días antes de que falleciera víctima del cáncer.
El horticultor partió para siempre el 17 de septiembre del presente año.
A su esposa Ángela Beltrán, sus hijos Theodoros, Angeliki y Spiros, así como a su nuera Nadia Laura Ronquillo y sus nietos Eleni y Spiros, les deja la herencia del esfuerzo y trabajo como base para el éxito.
Sus sueños
Analytis Karamanos nació un 16 de agosto de 1949 en Pireaus, puerto principal de Atenas y el más grande de Grecia, considerado también uno de los más importantes del Mediterráneo.
Sus padres fueron Theodoros Analytis y Eleni Karamanos de Analytis, quienes educaron a su hijo de manera modesta y humilde.
Sus primeros años los vivió en el puerto y fue educado en escuelas públicas de Grecia hasta la preparatoria.
Luego de concluir la educación media superior, el joven Spiros entra a la Fuerza Aérea donde permanece dos años.
Pero su inquietud por conocer el mundo era grande y soñaba con viajar a América, la tierra de las oportunidades.
Su idea era irse a Nueva York, donde tenía algunos familiares, con el fin de trabajar y hacer dinero.
Pero el destino le puso enfrente un reto diferente que lo llevaría a voltear hacia tierras sinaloenses.
Migración griega
La migración griega a Sinaloa data de principios del Siglo 20. La mayoría de los inmigrantes llegaron huyendo de la guerra y se establecieron principalmente en Culiacán, asentándose también en Navolato, Elota, Eldorado y Costa Rica.
De acuerdo con información de la Comunidad Helénica publicada por Noroeste el 6 de junio de 2008, entre los griegos que se asentaron en la región estaban las familias Chaprales, Georgelos, Bisbardis, Aretos, Demerutis, Gotsis, Canelos, Crisantes, Dablantes, Gatzionis, Krinis, Kolokuris, Kontos, Stamatis, Karamanos y Pappatheodorous, entre otros.
Después de los 50 llegaron otros jóvenes como Juan Kastis, Jorge y Ángel Scopelitis, Trífonas Stabrópoulos, Takis y Nicolás Krinis, Teodoro Glaros, Giorgios Etzouglou, Elías Canelos y Manolo Mavoridis.
La mayoría de ellos se dedicó a la agricultura, siendo pioneros en la exportación de legumbres, convirtiendo a esta actividad en toda una industria rentable.
Jorge Karamanos, tío de Spiros, fue uno de los que se estableció en Culiacán, y al igual que otros griegos que llegaron a estas tierras, se casó y formó una familia.
Y fue en 1972 cuando el joven Spiros estaba en la disyuntiva de qué iba a hacer en su vida, cuando, luego de la muerte de su tío, la familia Karamanos Pérez de Culiacán viaja a Grecia a conocer sus orígenes.
Ahí, los primos y su tía le ofrecieron trabajo en la Agrícola Karamanos que ellos tenían.
"Mi Papá estaba en el momento de decidir qué hacer con su vida, acababa de terminar en el Ejército y no tenía trabajo, además, la situación económica del país era difícil; entonces le entró la inquietud y dijo vámonos", comenta su hijo Theodoros Analytis Beltrán.
A como pudo, Spiros juntó un poco de dinero para el pasaje, incluso su abuelo le completó para el boleto de ida, mas no de regreso.
La idea del joven era venir a Culiacán, juntar dinero y regresarse a Grecia o irse a Estados Unidos.
"Pero no contaba con la astucia de doña Angelita", expresa Angeliki Analytis Beltrán.
Y lo refiere porque el primer día que tocó tierras culiacanenses, Spiros conoció al amor de su vida, Ángela Beltrán, con quien se casó cuatro años después y tuvo tres hijos. Ya jamás dejaría estas tierras de las que también se enamoró.
Un 11 de octubre de 1972 salió de Grecia rumbo a su destino. Se despidió de sus papás y prometió regresar.
Antes de su arribo ya se había corrido la noticia de que otro griego llegaría al pueblo, así que Ángela y su hermana, como era costumbre en ese entonces, dieron una vuelta por la avenida Obregón, y al llegar a la casa de los Karamanos Pérez, hoy La Finca de Doña Naty, vieron que había mucho alboroto.
"Yo ya sabía que iba a venir un griego porque me lo habían dicho los Karamanos", recuerda Ángela.
Ahí le presentaron al joven Spiros, quien no sabía hablar español.
"El primer día lo conocí. A mí me dio mucha ternura que no hablara nada de español y que no se daba a entender, entonces le llevé un libro de primero de primaria que antes se usaba y que se le llamaba Libro Mágico, donde venían imágenes y luego escrito lo que significaba.
"Yo digo que sí le sirvió para aprender algo de español, porque a los cinco meses ya sabía hablarlo", rememora.
Fue amor a primera vista. A Spiros lo conquistó aquella joven con unos aretotes de plástico naranjas.
Ella dijo para sí: "con este griego me voy a casar".
"Esa noche, mi papá, ya que se fueron todos de la casa de los primos, vio una foto que tenían en el comedor donde estaban los Karamanos Pérez con sus amigos y ahí estaba mi mamá; agarró la foto, la encerró en un círculo y puso la fecha por detrás. Cuando le envió a sus papás la invitación de la boda les puso ...y cuatro años después me voy a casar con ella. Ya la tenía vista y estaba flechado desde el primer día", asevera Angeliki.
Su experiencia
Desde que empezó a trabajar, Spiros se distinguió de los demás. Los dueños de agrícolas le "echaron el ojo" por su pasión y energía.
Trabajó un año en Agrícola Karamanos, pero al cerrar operaciones fue recomendado para laborar con César de Saracho. Ahí duró dos años. Mientras tanto, Spiros acumulaba experiencia en el manejo de la horticultura.
Luego de tres años aquí, decide regresar a su tierra natal a visitar a sus padres, pero no para quedarse, porque ya estaba comprometido con Ángela.
Al saber que Spiros se iba a Europa, don Juan Stamatópulos fue a despedirlo al aeropuerto y ahí mismo le ofreció trabajo.
Le dijo, te vas a visitar a tus padres, pero cuando regreses quiero que te vengas a trabajar conmigo. Luego le dio un poco de dinero para garantizar su regreso.
"Volvió al mes y trabajó cuatro años con él. Al año de haber regresado se casó conmigo un 23 de octubre de 1976", expone Ángela.
Con la experiencia acumulada, Spiros buscó nuevos horizontes y entró a trabajar con José Cárdenas Izábal. El horticultor llevaba su producto a empacar con la familia Gotsis y ahí lo vio el griego Nick Gotsis, quien le dijo a un hijo que estuvieran pendientes para que cuando hubiera oportunidad, lo jalaran a laborar con ellos.
Luego de un año se presentó esa oportunidad y se fue con los Gotsis. Ahí permaneció 23 años.
Spiros ya estaba listo para iniciar su propio proyecto. Una vez que su hijo mayor se graduó crearon la Agrícola Alfa Bita.
"Se hizo con muchas ganas, mucha audacia, mucho trabajo y poco dinero", expone Theodoros.
"El activo que teníamos cuando empezamos era la experiencia de mi papá, pues no teníamos tierras, ni tractores, ni nada", afirma.
Un consejo dejó Spiros a su familia:
"Hagas lo que hagas, trabaja, porque eso nadie te lo puede criticar".
Así, los Analytis Beltrán iniciaron rentando 55 hectáreas para sembrar calabazas. Los amigos de Spiros de repente le enviaban tractores para que trabajaran la tierra o cuadrillas de gente.
"Nos ayudaron los Gotsis, Jorge Stamos, hijo de don Juan, mucho nos ayudaron porque lo querían a él", agrega.
Al principio no les fue bien, al contrario, las lluvias perjudicaron las plantaciones y les tronó. Probaron con maíz y sorgo y recuperaron algo de dinero.
Al siguiente año, como no tenían recursos les prestaron un poco y plantaron berenjena y chile poblano. Hasta hipotecaron su casa para salir adelante.
Así, poco a poco fueron levantando casi de la nada la agrícola Alfa Bita, hasta que el año pasado lograron crecer a tal grado de que pudieron comprar tractores, equipo de riego, hacer empaques, cuartos fríos, camionetas y equipo para fortalecerse. Todo lo reinvertían.
Pero de nueva cuenta no contaban con el tiempo, que les hizo una mala jugada en febrero pasado cuando se presentó una helada que acabó con sus cultivos y la de la mayoría de los agricultores de Sinaloa.
Con el consejo de su padre, cortaron las plantas y lograron recuperar un poco de lo perdido. A pesar de todos los problemas y con el esfuerzo de la familia, la agrícola Alfa Bita se mantiene en el mercado.
Vivía con intensidad
"Él era un hombre muy intenso, vivía con mucha alegría; con cualquier pretexto hacía fiestas en la casa. Le gustaba que vinieran sus amigos a su casa. Era muy buen anfitrión", recuerda Angeliki.
Hacer el bien sin pedir nada a cambio, era una de sus cualidades, expresa.
"Mi Papá era muy intenso. Decía: 'yo trabajo mucho, como mucho, bailo mucho, cuando tomo, tomo mucho'. Era vasto", manifiesta Theodoros.
Cuando falleció, la familia Gostis, con quien trabajó muchos años, lo describió así a través de una esquela:
"Aunque exitoso en los negocios, tuvo un éxito mayor todavía, una hermosa familia...
"No nos cabe duda que Spiros fue un hombre que trascenderá generaciones. Vivió siempre el cada día como si fuera el último, disfrutó la vida como pocos saben hacerlo... Fue un amigo de todos, desde gobernadores que lo consideraron su amigo, hasta humildes jornaleros a quienes guió en la vida".
"Cómo olvidarlo bailar la Zorba Griega, todos le aplaudían con un gran respeto y cariño. Cómo olvidar el delicioso borrego a la griega a la vuelta y vuelta que nadie podía igualar. Cómo olvidar su pasión por el campo y la tierra sinaloense", detallan los Gotsis en su despedida al amigo.
Un rincón cerca de Grecia
Spiros nunca se despegó de sus raíces.
A pesar de que estaba tan lejos del lugar donde nació, en su casa tenía un pedacito de su patria.
En los viajes que hizo al viejo continente se traía recuerdos y los iba acumulando. Cuadros, esculturas y fotografías de Grecia formaban parte de su tesoro nacional.
También contribuyó con su patria siendo presidente de la Comunidad Helénica de Sinaloa en el periodo de 1989-1991.
Su rincón cerca de Grecia era el bar que él mismo construyó y se convirtió en su lugar favorito. Lo llamó Spiros Private Bar.
"Llegaba del campo, subía a descansar un rato y le gustaba bajar al bar, poner su música; era su lugar favorito de la casa, su rincón".
Ahí está la foto con sus amigos de juventud, cuando la reina de Grecia los felicitó por la gestión de un parque de usos múltiples.
La galería incluye una fotografía tomada en la Acrópolis, cuando era niño; otra bailando en una boda; en el bautizo de su nieta; en el festival helénico, entre otras que las conservaba como una exposición permanente de su vida.
Su esposa dice que también quiso traerse un pedacito del Partenón, por lo que el patio lo diseñó a su estilo, con grandes columnas y una escultura.
Nunca dejó de ser griego, a tal grado de que decidió traer vía parabólica varios canales de televisión de su país, pero su favorito era el ERT World, indica Ángela.
Aunque quiso mucho Culiacán, él decía: "Yo nací griego y voy a morir griego".
Y así lo hizo. Vivió en Culiacán amando la tierra que sembraba, pero sin olvidar la comida griega, su música y sus tradiciones. Vivió y murió como griego.
Su orgullo
La familia habla sobre Spiros Analytis Karamanos:
¿De qué estaba orgulloso Spiros Analytis Karamanos?
De su familia. Él se sentía orgulloso de sus hijos. Antes de morir me dijo: hicimos buenos hijos. También su orgullo era haber enseñado a sus padres que había formado una buena familia.
¿En sus tiempos libres, qué hacía?
Convivir con su familia y hablarle a sus amigos para que vinieran a la casa.
¿Como hijos, cuál es la enseñanza que les dejó?
El trabajo. El amor al trabajo y a la vida.
¿Qué es lo que más recuerdan de él?
Su risa y sus anécdotas.
¿Qué es lo que más le hacía reír?
Le gustaba echar chistes y ver a la gente reír.
"Cómo reching... me gusta estar aquí".
Spiros Analytis Karamanos
"El primer día lo conocí. A mí me dio mucha ternura que no hablara nada de español y que no se daba a entender...". Ángela Beltrán de Analytis
"El activo que teníamos cuando empezamos era la experiencia de mi papá, pues no teníamos tierras, ni tractores, ni nada".
Theodoros Analytis Beltrán
"Él era un hombre muy intenso, vivía con mucha alegría...".
Angelikis Analytis Beltrán