"Expone Sergio García un relato de voluntad"
MAZATLÁN._A los 18 años Sergio se quería comer el Mundo de una mordida. Sus recuerdos lo dibujan como un estudiante estrella en el Tecnológico de Monterrey, un jugador de futbol de esos que todos querían en su equipo, con montones de amigos y el doble de amigas. Corría el año de 1982. Siendo estudiante de la carrera de Ingeniería en Agronomía Zootecnista.
Pero una noche su vida dio un giro. Una noche de fiesta en su natal Monterrey, cuatro hermosas muchachas y el regreso a su casa a las 3:30 de la madrugada, es lo que Sergio ahora puede evocar.
El coche en que viajaban se volteó a causa de un conductor ebrio. La joven que conducía murió al instante, con el volante incrustado en el pecho, las otras chicas quedaron graves. Sergio salió volando 50 metros afuera del auto. Lo que sigue es el relato de Sergio García Kabande ante cientos de personas, una charla que ha titulado "Vivir sin límites, querer es poder". Su crudo testimonio provocó que más de alguno abandonara el salón del Centro de Convenciones.
Con memoria milimétrica, narró cómo los doctores lo daban por muerto después de haber sufrido lesiones que lo llevaron a un coma de tercer grado, para despertar tres meses después con un diagnóstico devastador: nunca más caminar, nunca más hablar, nunca más tener una vida "normal".
"Yo soy igual a ustedes, sólo que a mí me tocó un rol distinto, que he disfrutado mucho", manifestó siempre de pie y con una voz forzada, secuela de su accidente.
"Cuando desperté del coma no sentía fuerza para nada, el 'pitufo' (como llamaba al médico de guardia) me decía jamás podrás caminar
'pues él sabrá mucho de medicina pero no sabe quién es Sergio'", pensaba en aquel momento. Ante el público, recordó esos primeros pasos, desafiando a la Ciencia y a su familia, entre tumbos, provocándose sudor y sangre. Su siguiente meta era volver a estudiar, así que a pesar del rechazo por su aspecto, se graduó con mención honorífica y tiempo después concluyó una maestría. Con todo y títulos no lograba ser contratado, caminaba y hablaba con enormes esfuerzos, pero no se dio por vencido. Trabajó de todo, vendiendo nueces, periódico, leche
hasta que en una de sus jornadas conoció a un señor "elegante", quien resultó ser el vicepresidente de Cemex y le preguntó por su historia.
Pasó un año y Sergio fue llamado para coordinar un programa muy especial: integrar a profesionistas con discapacidad al mundo del trabajo. Sergio tiene 14 años en esta labor y ha reclutado a cerca de 350 personas. Hoy son 86 empresas las que conforman el Movimiento Congruencia, con el mensaje de que las personas con discapacidad no merecen lástima, sino oportunidades.