"Firmas"

Ignacio Muñoz

Después de los adversos resultados electorales que tuvo el PAN a nivel nacional y local, se ha desatado una serie de reclamos y señalamientos entre los diversos grupos y personalidades que conviven al interior de este partido, tratando de buscarle paternidad al fracaso. El único que ha puesto el lomo y aceptado su responsabilidad en este entuerto ha sido Germán Martínez, quien de inmediato ofreció su renuncia (antes de que alguien se la pidiera).
Como un observador, cercano pero externo, cada día me doy mayor cuenta de que el peor enemigo del PAN son los mismos panistas. Al líder nacional que renunció, le piden que se quede a hacer una reflexión del por qué de la derrota, al líder local, que no renunció, le piden que renuncie de inmediato. En realidad ni a unos, ni a otros parece importarles por qué del distanciamiento de su partido con la sociedad, nadie parece interesarse por saber en que momento dejaron de representar los intereses de la mayoría de los mexicanos, sólo parecen querer ocupar sus puestos.
Sin duda alguna el PAN, como partido, requiere hacer una reflexión profunda y cuidadosa de sí mismo, pero creo que más importante aún, sería que los miembros activos del PAN se replantearan las razones por las que apoyaron durante tantos años a Acción Nacional para que llegara al gobierno, que recordaran los ideales que tenían y la conexión directa con la sociedad que tenía este partido, lejano a los intereses del poder, lejano a la repartición de puestos, lejano a los grandes negocios que rodean al gobierno, teniendo instalado en su lugar una mística y una fuerte convicción de que los mexicanos merecíamos mejores gobiernos. Los invitaría a que se preguntaran ¿Cuándo se trazó la línea de panista-ciudadano?
En ese momento los panistas empezaron a separarse de la sociedad. La sociedad, el ciudadano común y corriente se debe poder sentir panista, ni necesidad de inscripción, el día en que empezaron a sentirse diferentes, el día que trazaron una línea divisoria, ya sea para repartirse puestos, candidaturas o lo que fuere, ese día empezaron a separarse de la sociedad.
En Sinaloa las cosas no han cambiado, en Sinaloa nos sigue gobernando el mismo partido que hace 80 años, con los mismos vicios y corrupción del pasado, con una voracidad acrecentada. El PRI no merece seguir al frente de los destinos de Sinaloa, los sinaloenses merecemos mejores gobiernos y estamos cansados de ellos, desde 2003 a la fecha, el PRI no ha incrementado su votación en un solo voto. Está claro que no tiene más adeptos, sin embargo, el PAN no ha sido capaz de hacerle llegar el mensaje a la sociedad sinaloense, que es el vehículo indicado para ese cambio, la respuesta es PAN=SOCIEDAD.
Pueden o no gustarnos los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, pero ni el más ciego puede negar que las cosas han cambiado, para bien, en muchos ámbitos. Eso no se lo debemos únicamente a los gobiernos del PAN, se lo debemos a que conquistamos la posibilidad de decidir quién nos gobierna, la posibilidad de la alternancia. Este 5 de julio los mexicanos le mandaron un mensaje al gobierno del Presidente Calderón, se escuchó fuerte y claro: Te puedo cambiar por otro, si no me gusta lo que haces. El gobierno federal sabrá si da acuse de recibo a ese mensaje o cierra sus oídos y sigue de frente, las consecuencias las verá en 2012.

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