"Firmas"

"El martillo"
06/11/2015

    Cosme Álvarez

    La Ley de Cultura

    El Gobierno de Sinaloa recientemente ha propuesto a la ciudadanía y al Congreso una Ley de Cultura que hasta el día de hoy no ha dejado de ser polémica.
    Más allá de maniqueísmos o de tomar partido, debe quedar claro que no se trata de una iniciativa de Ley improvisada. Los antecedentes provienen del año 2004, cuando en todo el estado de Sinaloa se pusieron en marcha numerosas mesas de trabajo y discusión en torno de la cultura, y cuya finalidad era, justamente, concretar una Ley que brindara acceso a los programas de cultura con que cuenta el gobierno.
    Es importante poner en claro algunos puntos. Cuando se dice “dar acceso a la cultura”, no se significa que el gobierno, por obra de algún acto magnánimo, vaya a entregar a la gente algo que la propia sociedad y cada pueblo generan. Se trata de dar acceso a los programas de cultura, no a la cultura en sí. Pensar que la Ley tiene otro propósito sería pecar de ingenuo, o de malévolo.
    Algunas personas, incluso pertenecientes al intocable gremio de los maestros y al no menos pontifical medio de los intelectuales, condenan con ira pero sin ideas la iniciativa. En realidad, sólo dan la impresión de que no han leído a fondo la iniciativa de Ley en cuestión.
    Es muy pronto para emitir juicios, ya sea en pro o en contra, respecto de la Ley de acceso a la cultura. Como aconseja la inteligencia, es momento de que la gente pensante de Sinaloa tenga más ideas que pulmones. Dar negativas a la iniciativa de esta Ley (que hace accesible los programas de cultura con que cuenta el gobierno) sin hacer antes una contrapropuesta, equivale a soplarle al viento para que retroceda.
    Me parece que lo más sano es dejar que la iniciativa de Ley avance, que la debatan los diputados, que Difocur la publique y la haga circular en una edición accesible y popular con el fin de que la ciudadanía la conozca y la discuta a fondo.
    Es hora de que una iniciativa de esta índole (algo que educadores, intelectuales, artistas, académicos y población en general habíamos pedido desde hace lustros) avance o caiga por su propio peso. Mi opinión es que debemos dejarla existir, y ya luego, supervisar como sociedad civil su marcha honesta y eficaz.
    El martillo sirve para fijar las cosas sueltas… y para algo más.

    cosmealvarez@yahoo.com

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