Jorge Papachoris
"El hombre sano no tortura a otros, por lo general; es el torturado el
que se convierte en torturador".
Carl Gustav Jung
El filósofo griego Aristóteles dijo que "algunos creen que para ser
amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la
salud". Para ser y hacer amigos es necesarios establecer con claridad,
antes que nada, quien y cómo somos en lo personal que nos gusta,
deseamos, aspiramos, tememos; con que soñamos. Esa claridad nos
permite identificar el por qué algunas personas nos son más afines en
la amistad, el trabajo y el amor. Porque, más allá de pensar en el
destino, o si los astros conspiran o se alinean para nosotros en lo
personal basura mística; lo cierto es que si bien la familia nos
toca, a los amigos los elegimos; por lo que no hay manera de culpar a
nadie. Si me quejo de la pareja que "me tocó", no podré crecer en mis
satisfacciones interpersonales en tanto no me haga responsable de que,
la pareja que tengo es para lo que "me alcanzó"; pues si aspiraba a
una mejor, era indispensable que yo mismo fuera "mejor", y me refiero
a más despierto e inteligente, más amigo, más humano. Así como sé que
los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, igual nos rodeamos de
los amigos, compañeros y socios para los que estamos preparados. Al
asegurar Fritz Perls que "todo era proyección", explicaba que nuestras
relaciones son una proyección de nosotros mismos: si tenemos amigos
que nos apoyan e impulsan a triunfar, es porque en nosotros encuentran
eso; si "amistades" o pareja aprovechan cada oportunidad para
señalarnos lo ineptos o fracasados que somos, en algún momento les
hemos dado de esa "sopa" y nos regresen lo que les sobró.
O quién en su sano juicio prefiere relaciones que lo minimizan o
insultan; exacto, quién a si mismo se devalúa y agrede. En este ámbito
y aunque las autoridades del bienestar de las familias no lo alcancen
a ver por falta de formación; la llamada violencia intra-familiar
tiene mucho de esto; y no es satanizando a uno solo de sus miembros
como se combate, es un asunto de sistema donde cada uno pone su parte
para los resultados que se tienen. Y es que los humanos somos
mamíferos, necesitados pertenecer a una manada que nos da seguridad y
a la vez fortaleza. Empieza con nuestra familia de origen, crece con
nuestras amistades y compañeros de trabajo, y se consolida con nuestra
familia nuclear la que nosotros formamos. Es especialmente en ésta,
en la nuclear, donde se refleja el tipo de personas que somos; que tan
pacientes y asertivos, amorosos y humanos, y que tan carentes de
afecto. Si imaginariamente observamos "desde fuera" a nuestra familia,
podremos encontrar en ellos algunos de nuestros propios anhelos y
temores. Lo que no se logra con el auto-engaño de que un hijo "me
salió" bueno y otro malo.
Nuestra personalidad se refleja en todas nuestras relaciones; todas.
Tom Peters, el llamado gurú de gurús en los negocios, que siendo
ingeniero y economista ha sido comparado con el psicólogo y filósofo
Ralph Waldo Emerson, por el hecho de entender que las empresas y los
negocios se hacen entre personas; dijo que el 70% de los clientes que
pierde una empresa, no se debe a los precios o a la calidad de los
productos; se debe a que no les gusta la persona que es el proveedor.
Lo que es fuerte pero claro. En ejercicio de honestidad, recuerda al
último cliente que perdiste y analiza el tipo de relación que
alcanzaste con el.
No pretendo que debamos convertirnos en "monedita de oro", pero si
somos más asertivos y francos con nosotros mismos, podremos obtener
valiosos recursos y experiencias de cada una de nuestras relaciones
fallidas especialmente de las matrimoniales, a fin de que nos
apliquemos en no repetir los patrones de conducta que nos produjeron
fracasos. Pero igual de importante es observar con claridad el tipo de
relaciones que alimentamos, las nuevas amistades que frecuentamos y a
las personas que seleccionamos para relacionarnos estrechamente de
manera sentimental o económica.
Las características básicas para considerar que nuestros vínculos con
los demás son sanos, son: cuando trato y me tratan con respeto, sin
importar el momento; cuando ofrezco y recibo atención, reconociendo
como importantes los pensamientos y emociones de ambos; cuando
establezco y observo los límites entre los que nos debemos tratar,
pues brincarlos sería faltar al respeto; darme cuenta que prefiero del
otro lo bueno, por encima de sus errores; y soy tratado igual.
Establecer vínculos sanos con quienes a diario tratamos, no solo nos
facilita la labor diaria, también nos da mucha energía al obtener de
los demás sus buenos deseos hacia nosotros aceptación. Así, dentro de
nuestro sano juicio preguntémonos: ¿a quienes vamos eligiendo para
vivir la vida?.
papachoris@hotmail.com