"Firmas"

"El Martillo"
06/11/2015 06:09

    Cosme Álvarez

    Desde su fundación, y durante largas décadas de luchas a veces contradictorias, el Partido Acción Nacional buscó obtener espacios de poder en México para fincar las bases de una ideología política sin proyecto social, pero también para poner en marcha un proyecto que, en lo económico, alentara la inversión de capitales no gubernamentales.
    Su plan de acción se reducía entonces al proyecto legislativo, pues sus líderes consideraban que desde el Congreso podrían frenar decisiones de su rival primario, el Partido Revolucionario Institucional, autor de todos los subsidios en la historia moderna, y además el panismo podría ingresar así sus propias propuestas económicas al presupuesto político de México. Es probable que el PAN no imaginara llegar a la Presidencia de la República en aquellos años, sobre todo cuando los métodos para el proceso electoral se resolvían desde la Secretaría de Gobernación.
    Fue justamente un priista, Jesús Reyes Heroles, ex Secretario de Gobernación y, paradójicamente, ex presidente del PRI, quien rompió los cerrojos del sistema político y abrió las puertas a la democracia durante el sexenio del menos demócrata de los presidentes de México: José López Portillo.
    Reyes Heroles inició el trabajo democrático más difícil del Siglo 20 mexicano cuando otorgó la amnistía a la guerrilla urbana. Su propósito era doble: mantener la paz social que indudablemente mantuvo el PRI a lo largo de 70 años, pero además permitir que existiera una oposición con voz y representatividad en el Congreso. De ese modo, invitó a los opositores del PRI a agruparse en partidos políticos y dar la batalla en las elecciones, con ideas y proyectos, y no con armas de fuego. El PAN en esos años ya era un partido constituido y contaba con suficientes adeptos como para participar en la contienda.
    Lo que quizá no imaginó el PAN fue que obtendría el poder por medio de una sociedad civil llena de dudas respecto a la historia política del país. De 1977, año de la Reforma Política iniciada por Reyes Heroles, a 1988, año en que el PRI perdió por primera vez las elecciones presidenciales, el PAN tácitamente aceptó aliarse con el sistema político que habría de morir en el año 2000.
    El Partido de la Revolución Democrática es hoy la segunda fuerza "electoral" de México, pero es evidente que no es ninguna segunda fuerza política. Las alianzas entre PRI y PAN consiguieron desestabilizar al PRD, al grado de que hoy, tanto el PRD como el PAN, los únicos partidos que podían dar un equilibrio democrático al país, se encuentran divididos. Así, de nueva cuenta, el escenario hacia el 2012 es propicio para el PRI, en parte porque su nueva dirigencia nacional busca reformas internas y esenciales para el partido, pero sobre todo porque los partidos rivales están "hechos bolas", para citar a un clásico de la política antidemocrática del país.
    Los perredistas se equivocan al pensar que su partido es el que puede reunir a 2 millones de personas en el Zócalo. Los panistas se equivocan al creer que su partido fue el que retiró al PRI del poder.

              El martillo sirve para fijar las cosas sueltas. y para algo más.

    cosmealvarez@yahoo.com