"Firmas"

"Los consensos de la inseguridad"
ALDEA 21

    Te vuelves responsable siempre de lo que has domesticado.
    Antoine de Saint-Exupéry

    Iniciamos el año, y como acostumbrado anuncio del Gobierno estatal, se dan a conocer cambios en el gabinete, pretendiendo sumarse al espíritu de renovado comienzo que la población asume cada año nuevo.
    Los cambios más importantes y polémicos ante la opinión de algunos de los sectores organizados, se refieren a la designación de la titular de la Secretaría de Seguridad Pública del estado.
    Organismos de profesionistas, partidos, empresarial, del comercio y medios de comunicación, declaran sus dudas y desconfianzas, pero conceden la gracia de la oportunidad y se acomodan en la tribuna de los espectadores del próximo acontecer de la violencia. Pareciera que muchos se han aficionado a observar si los nuevos funcionarios podrán o no con el encargo, y cuál será el tiempo que duren en esta infame y suicida guerrita de malos contra malos y de malos contra buenos.
    La incuestionable complejidad que representa el narcotráfico y la violencia en Sinaloa, se ha discutido durante años y examinado alternativas. Las ideas varían y se añaden buscando resultados para evitar que nuestra sociedad y autoridades se involucren en actividades ilícitas.
    Durante décadas se han anunciado y replanteado acciones y políticas de gobierno para prevenir. Los ejemplos en los ámbitos de la educación, el deporte y la cultura, se asumen como alternativa pero no como respuesta, ni compromiso directo. No son en esencia responsables se aduce.
    Hace apenas unos años se creo el Consejo Estatal de Seguridad Pública, en él se reúnen prácticamente a todas las autoridades estatales, municipales y representantes de la sociedad organizada. El esfuerzo no ha sido suficiente y los resultados se deben en gran parte a la falta de compromiso de y con la sociedad. A la fecha, sería interesante saber qué porcentaje de la población sabe de su existencia.
    En el lado de las policías, se acordó en invertir más en la capacitación, en su profesionalización, en investigación y equipamiento. Sin embargo, las cifras de asesinatos crecieron.
    Otra de las expresiones ha sido el rescate de los valores, el regreso de una moralidad que remoce nuestras buenas costumbres y fortalezca la ética de nuestras acciones en la sociedad. Resurge la importancia de la familia, el deporte, la cultura, la educación, los esfuerzos de gobierno y sociedad, la participación ciudadana. Pero nada pasa, toda la verdad social que se consensa sobre la inseguridad, se pierde en la realidad, se desvanece en el aire.
    Por eso llama mi atención que de tanto que se ha tratado el asunto de la seguridad en Sinaloa, la llegada de Josefina de Jesús García Ruiz a la Secretaría de Seguridad, provoque suspicacias en vez de generar ofrecimientos de respaldo y participación de nuevos compromisos en los sectores de la iniciativa privada, los partidos, profesionistas o el reconocimiento ciudadano por aceptar tan importante y delicada responsabilidad, o la expresión pública de que todos nos sumamos al esfuerzo y a la lucha contra la delincuencia y la inseguridad.
    La contemplación pasiva, el disimulo de compromisos, el claroscuro de la complicidad, la descalificación y el vaticinio del fracaso, son sólo algunas de las maneras en las que hemos siempre intentado separarnos de la responsabilidad que llevamos en este laberinto de nuestra inseguridad social.
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    vraldapa@homail.com

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