"Firmas"

"Inteligencias personales"
08/11/2015 13:12

    Jorge Papachoris

    "Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver, de manera perfecta, a una persona imperfecta".
    Sam Keen

    Alguien a quien aprecio, me dijo que me estaba volviendo un poco "wikipédico"; cosa que no me hizo gracia. Curioso como soy, no perdí la oportunidad de pedir explicación, no sin antes argumentar -en mi defensa, claro- que todo concepto establecido tiene ya su definición exprofesa y que todo intento por cambiarla podría implicar deformación o plagio. La respuesta que recibí fue más sencilla pero contundente, como suele ser lo sencillo: "es que no te siento cuando te leo, como si no fueras tú...".
    El efecto me duró la semana y me ha llevado a darme cuenta que algunas veces buscamos y perseguimos el cambio afanosamente, llegando hasta intentar comprarlo en sicoterapia, mientras que en la mayoría ni siquiera lo percibimos cuando ya es parte nuestra; el riesgo aquí, es que algunos cambios pudieran no ser deseados.
    Es entonces cuando, al no estar en plena noción del sentimiento que atraviesa nuestro ser, podemos por consecuencia manifestarlo en lo que algunos llaman "conductas inoperantes"; siendo este el origen de esa famosa frase que reza "chin, la regué, no quise" o como dijera el chavo "se me chisporroteó". Cosa que no sucede a aquellas personas que conocemos como "maduras". Pero ¿qué es lo que les vacuna contra eso? Howard Gardner le llamó Inteligencias personales.
    El plural viene cuando el mismo Gardner separa ésta en dos: la Inteligencia Intrapersonal y la Interpersonal. Él dice que la primera nos permite "descubrir y simbolizar, en nosotros mismos, conjuntos complejos y altamente diferenciados de sentimientos".
    Como en el novelista que puede escribir introspectivamente sobre sus sentimientos, en el terapeuta que previamente adquiere conocimiento profundo de su propia vida sentimental, antes de pretender consultar, porque como dijera mi maestro Celedonio Castanedo, "nadie puede ser guía de turistas sin haber viajado antes", o en el anciano sabio que aprovecha su riqueza para aconsejar al joven.
    En resumen, la Inteligencia Intrapersonal es la habilidad que podemos tener para conocernos a nosotros mismos, reconociendo en el instante, por su nombre, cualquier sentimiento. La otra, la Interpersonal, se entiende como la habilidad para discriminar entre los individuos a nuestro alrededor y poder descubrir sus distintos estados de ánimo y necesidades; que es cuando podemos leer sus intenciones y deseos -aunque ocultos-, y poder actuar en función de este conocimiento. Como son los líderes políticos, religiosos, profesores, terapeutas o chamanes, que manifiestan un alto desarrollo en esta inteligencia.
    Aprovecharé para poner un ejemplo claro que acabo de presenciar: Estando ayer Malova a la salida de un evento político con diputados federales del PAN en conocido hotel, rodeado como siempre por mucha gente buscando el placer de saludarlo, especialmente gente de pueblo, un hombre se le acerca y le entrega una bolsita, Malova pregunta ¿qué es?, el hombre le dice "dos dulces, de cocada, te los quiero regalar"; es apenas un instante en que visualmente los revisa (intrapersonal) -momento en que cualquier asistente pudo decirle, se los guardo señor- y para mi asombro, abre la bolsita y se lleva el primero a la boca. Da un paso y una señora, casi anciana, se le lanza al cuello para abrazarlo, él la besa y le dice: ten un dulce, regalándole el segundo (interpersonal), y le dice: "Como yo y comes tú", mientras le hace un cariño en el cachete… En ese momento, el hombre, nuevamente se gana mi admiración y mi respeto.

    papachoris@hotmail.com