"Hoy se casa Verónica"

"La casará el Obispo en persona en el histórico templo de San Sebastián, asistirá casi todo el pueblo, aunque en su invitación no aparece el nombre del novio"
08/11/2015 08:34

    Ariel Noriega

    CONCORDIA._ La invitación para la boda de Verónica comienza con una frase en italiano de un hombre que iniciaría un viaje a Japón, en una época donde adentrarse a Asia era entrar en un territorio desconocido y peligroso.
    Aquel hombre se llamaba Francisco Xavier y encontró el final de su vida en una isla de China, pero su muerte fue apenas el inicio de la vida de millones de viajeros, inspirados por la aventura de ayudar a los demás. 

    En el corazón de la invitación también hay unas delgadas hojas amarillas con los datos de la familia Paredes Sánchez que entrega a su hija y, claro, el nombre de la prometida: Verónica Paredes Sánchez. 

    La joven está feliz, sin una gota de maquillaje, unas hermosas cejas oscuras enmarcan su rostro, mientras platica que el Obispo Mario Espinosa Contreras encabezará hoy la ceremonia, a las 12:00 horas. 

    El pueblo se prepara para un ritual único en su historia, no es cosa de todos los días que una de sus hijas se case con Dios.

    La búsqueda 

    Verónica inició un largo recorrido desde muy pequeña, nació en la fría Toluca y a los 3 años de edad ya se encontraba instalada en Mazatlán; a los 10 años, sus padres, José Luis Paredes y Juanita Sánchez, la llevaron a Concordia desde donde haría su vida. 

    La vida de la niña curiosa que hoy será consagrada como misionera xaveriana comenzó como comienzan todas las vidas de las niñas de Concordia, jugando y aprendiendo, soñando y acercándose a la fe en la parroquia más cercana. 

    Nada distinguía a la pequeña Verónica del resto de sus compañeras, nada que anunciara que algún día podría dedicar su vida a recorrer el mundo para ayudar a los demás, quizá un pensamiento, un deseo íntimo que ni siquiera ella tenía muy claro. 

    "Yo soñaba con hacer algo que valiera la pena", cuenta Verónica con la seguridad de los que ya saben hacía dónde se dirigen. 

    Verónica y su hermano José Luis viajaban todos los días a Mazatlán para acudir a la escuela, primaria, secundaria y preparatoria corrieron a ritmo de los viajes cotidianos entre el puerto y Concordia. 

    Cuenta que tenía 19 años cuando decidió preguntarse cuál sería su futuro. 

    "El conocimiento de mi vocación nace de una crisis, una crisis de esas sabrosas, en la que saliendo de la prepa, sentí que tenía mi vida en la manos y me pregunté: 'qué quiero hacer con mi vida, con qué me voy a presentar delante de Jesús cuando yo me muera, yo no quiero vivir una vida mediocre, quiero vivir por algo que valga la pena'". 

    En ese momento, Verónica recordó las misiones y su vida comenzó a tomar una nueva dirección. 

    "A partir de ese momento comencé a caminar con Dios en mi vida y me do un cambio de 180 grados. Fue un descubrir un Dios que comparte todo conmigo, incluso en los exámenes de la escuela, un Dios que me amaba en lo concreto de mi vida". 

    El largo camino para consagrase a la vida misionera todavía estaba lejos, la esperaba la Universidad, los amigos, las fiestas, los años pasaron, pero la decisión de Verónica siempre la acompañó, su destino está lejos de México.

    Elige el mundo 

    Convertirse en misionero no es fácil, aún cuando se ha decidido invertir una vida completa al servicio de las cosas de Dios. 

    Verónica había estudiado en el Instituto Cultural de Occidente, de ahí conservaba su relación con los xaverianos y su deseo de acercarse a ellos. 

    "Tenía tiempo de buscar a las madres xaverianas, yo decía: 'si hay padres xaverianos debe de haber madres xaverianas, así que me puse a buscarlas'". 

    Cuando le faltaban tres años para terminar su carrera, Verónica es enviada a la Sierra de El Rosario en una misión de su parroquia, su contacto con la gente la hace tomar la decisión de ir a la casa de las madres xaverianas en Guadalajara. 

    Un año después las visita y le piden que regrese cuando termine su carrera. En cuanto la termina regresa y es aceptada para iniciar sus tres años de postulante y dos años de noviciado. 

    Después de cinco años en la comunidad xaveriana, Verónica debe tomar la decisión de regresar a su hogar o seguir adelante, pero ya nada la haría regresar. 

    Verónica acepta los votos temporales de castidad, pobreza y obediencia durante seis años, la prueba final que le permite saber si buscará un lugar dentro de las madres xaverianas, además la prueba implica que abandone su País y termina en Parma, Italia. 

    En el norte de Italia, Verónica pierde su acento sinaloense, madura, renuncia al mundo que conoció y se prepara para entrar a una nueva cultura que cambiará su vida para siempre.

    El futuro 

    Hoy Verónica será consagrada en un ritual especial, la renunciación total y el renacimiento a una nueva vida la espera, su nacionalidad, sus necesidades, sus objetos materiales, todo queda atrás ya no se pertenece en los términos en los que medimos nuestro futuro los demás, es una parte, una extensión de una comunidad con un objetivo muy claro: salvar a un mundo que se hunde en locura. 

    Las madres xaverianas están en Tailandia, Bangladesh, Estados Unidos, Brasil, Congo, Camerún, Japón y México, los destinos posibles de Verónica el resto de su vida. 

    Su primer destino ya está decidido: será Worcester, Massachusetts, una ciudad en el norte de Estados Unidos y donde comenzará una vida de misionera que nadie sabe hasta dónde la llevará, eso sí, sabe que lo hará caminando junto a Dios.


    LÍNEA DEL TIEMPO
    El camino
    Verónica Paredes ha realizado completo el camino hasta la consagración.
    8 de junio de 1974 Nació en Toluca, Estado de México
    1977 llega a Mazatlán
    1984 se muda a Concordia
    1993 Decide dedicar su vida a Dios
    1995 Visita a las madres xaverianas en Guadalajara
    1997 Es aceptada por las madres xaverianas
    2002 Termina su Primera Profesión
    2002 al 2005 Continúa en Guadalajara
    2005 Se traslada a Parma, Italia para continuar su preparación
    2009 Termina su preparación en Parma y regresa con su familia. Debe definir si quiere permanecer con su familia o consagrarse definitivamente a Dios.
    10 de enero de 2010 Será su consagración como misionera

    PERFIL
    Verónica Paredes Sánchez
    Edad: 35 años
    Origen: Toluca, Edo. de México
    Profesión: Licenciada en Comunicación Social


    Una sonrisa para aprender
    La sala de un hogar concordense se ha llenado de risas y vocesitas. Varios niños observan atentos una proyección en la pared.
    La caricatura sobre la vida de San Francisco Xavier los ha cautivado como si fuera cualquier película de Disney.
    Verónica Paredes es la responsable de la alegre tarde que pasan los niños. La misionera xaveriana les relata su experiencia y los invita a la primera consagración que se realizará en el templo de San Sebastián.
    "Todos podemos ser misioneros", explica Verónica, "tú puedes ser uno si decides hacer una oración diaria desde tu hogar por cada uno de los misioneros en el campo."
    Llenos de curiosidad, los niños escuchan los planes de Verónica. A coro y entusiasmados responden a las preguntas de la religiosa, quien utiliza la historia contada en la caricatura para explicarles el trabajo que las misioneras xaverianas realizan en todo el mundo.
    La joven concordense reafirmará hoy, después de varios años de estudio, su convicción de entregar su vida a la devoción y el servicio al prójimo. Luego, viajará a Estados Unidos, donde residirá indefinidamente como parte de su obra misionera.