"Juan Pablo II"

"Juan Pablo II"
09/11/2015 10:15

    Fátima y Carlos David Loría, decidieron bautizar el pasado Domingo de Resurrección a su pequeña con el nombre de Karola, en homenaje perpetuo al Beato de Mayo, quisieron encomendarla a aquel hombre nacido en Wadowice Polonia el 18 de mayo de 1920 y que llegó a convertirse en el sucesor número 264 de San Pedro. De él Mijail Gorbachov, llegó a declarar: "es un Papa que no ha decepcionado las múltiples esperanzas que los hombres de nuestro tiempo han puesto en él. Cuando estás en su presencia dices para tus adentros: He aquí un gran hombre, un verdadero líder".
    ¡Qué sonrisa la de Karol Wojtyla! ¡Qué mirada tan sobrenatural la de Juan Pablo II!, oportuno resulta utilizar las primeras líneas de los prefacios: "En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación dar gracias", por haber sido testigos de un pontificado tan extenso y fructífero, una verdadera inyección de alegría a la humanidad y a la Iglesia misma, ya que, en palabras de Su Santidad, "la Iglesia es el corazón de la humanidad", razones para que esto se hubiese desarrollado diferente, ¡imposible!, desde su lema apostólico "Totus tuus", dedicado a la medianera de todas las causas, el éxito iba pronosticado.
    Tras el anuncio de su fallecimiento en la víspera del Domingo de la Divina Misericordia de 2005, una multitud reunida en la Plaza de San Pedro gritaba al unísono ¡Santo súbito!, pero, ¿qué significa la santidad en esta modernidad, comodina, indolente, frágil y asustadiza? ¿Quién quiere llegar a ser Santo, si dicha idea supone un sacrificio, una renuncia? Sin embargo –en palabras de Valentina Alazraki- la idea de santidad con la que asociamos a Juan Pablo II es una idea muy humana, nos mostró el rostro humano de Dios, en asumir una paternidad universal, en acercar al cielo a la tierra, para que todos participáramos del misterio de la fe. Y ese es para mí, el gran milagro, la gran señal prodigiosa, el que nos enseñó que la congruencia y la coherencia de vida es un atributo sensible, que se debe experimentar a diario.
    ¿Por qué llevarlo a los altares? Y la respuesta aquí se impone y ¿por qué no?, sí en vida ya era un santo canonizable, acaso en un mundo egoísta y rencoroso como el de nuestro siglo, ¿no sorprendió aquella visita a su agresor?
    Su biografía, puede entenderse como el ejemplo más claro de superación y de confianza, no en un proyecto personal, sino en un propósito divino, algo así como lo que predicara en vida San Josemaría Escrivá: (a quién canonizó el 2 de octubre de 2002 y a quien le nombró afectuosamente "el Santo de lo ordinario". "La regla de oro de la Caridad": "Dios, los demás y yo". Huérfano por todos los costados, sufriente protagonista de los terribles estragos causados por los nazis en tierra polaca, estudió teatro y fue actor amateur, escribió poesía, trabajó en una cantera y en una fábrica química, escuchó la llamada a la vocación sacerdotal e ingresó al Seminario clandestino de Cracovia. Se ordenó, ocupó vicarías y posteriormente llegó a ser capellán universitario, fue nombrado por Pío XII Obispo Auxiliar de Cracovia y en 1964 nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, hasta llegar a ser elegido Papa el 16 de octubre de 1978. Al asumir la Cátedra de San Pedro, el 22 de octubre de ese mismo año, pronunció en su homilía una frase en la cual encontramos todos aliento e impulso: "¡No tengáis miedo! ¡Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo!".
    Fue el gran impulsor y promotor de la corriente filosófica denominada "personalismo", la cual considera al hombre como un ser libe, trascendente y con un valor en sí mismo que le impide convertirse en un mero objeto; en palabras suyas: "El hombre sólo se entiende a sí mismo en relación con Dios, que es plenitud de verdad, de belleza y de bondad", dichas ideas las venía desarrollando desde su lozanía y convergieron en su tesis universitaria "Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler".
    Deportista, de un sentido del humor envidiable, políglota, y como dijera mi abuela, "espiritualmente galán", de un carisma arrollador, que lo llevó a ganarse calificativos cargados de cariño, tales como "Papa bueno", "Juan Pablo II te quiere todo el mundo" o "Papa viajero" y cómo dejar de serlo, si realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de dicha nación.
    Tal pareciera que su pontificado llevaba una íntima dedicatoria a los jóvenes, ya que nos invitó a luchar por ser constructores de paz y para eso él decía: "Es necesario ante todo vivir en la verdad. Jóvenes, tened el valor de plantearos preguntas sinceras sobre el sentido de la vida; formaos para ser rectos y claros en el pensamiento, la acción, el respeto y el diálogo con los demás. Tened en primer lugar esa auténtica relación con Dios que requiere una conversión personal y una apertura a su misterio".
    Pero su mensaje, al igual que su ministerio y su figura fue "universal", todos nos encontramos en sus palabras; se dirigió a cada uno; a los casados: "El matrimonio es la comunión de vida. Es la casa. Es el trabajo. Es el cuidado de los hijos. Es también alegría y esparcimiento comunes", a los políticos y dirigentes: "Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz"; "Las cuestiones controvertidas nunca deben resolverse con el recurso de las armas"; a los empresarios: "Los pobres no pueden esperar... (hay que) sentir la pobreza ajena como propia".
    14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas escritas. Proclamó a Santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia. Proclamó 1338 beatos (entre ellos la madre Teresa de Calcuta) y 482 canonizaciones (entre ellas Juan Diego, Pío de Pietrelcina); promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales.
    La curación de la religiosa francesa Marie Simon Pierre, de la Orden de las Pequeñas Hermanas de la Maternidad Católica, quien padecía un muy avanzado y atroz mal de Parkinson, fue la causa que sirvió para que se decretara la Beatificación de este Siervo de Dios.
    Durante una tertulia con familias en la Ciudad de México, en julio de 2009, el Prelado del Opus Dei escuchó la narración de un milagro atribuido a Juan Pablo II; el llamado por Alazraki en su libro "La eterna luz de Juan Pablo II" como "un milagro mexicano". Ana María Mondragón fue diagnosticada con un tumor cerebral maligno de seis centímetros mientras ella estaba embarazada, los doctores le sugirieron abortar, a lo que ella y su marido se opusieron. Ana María fue operada, le quitaron el 95 por ciento del tumor, la operación no dejó secuelas, siguió su embarazo el curso natural y dio a luz una sana niña a la que bautizaron con el nombre de Karola, en honor a Su Santidad, a quien pidieron este favor, y toda su historia luminosa y enternecedora a la vez, tiene signos que evidencian su intercesión. En dicho encuentro Monseñor Javier Echavarría animó a los presente a imitar al Papa que tanto quiso a nuestro país, al que llamó "México, siempre fiel", a seguir a ese Pontífice "que no ha tenido miedo en gastarse, que no ha tenido inconvenientes ni respetos humanos en presentarse ya mayor, con enfermedad tremenda y, sin embargo, por cumplir su misión iba adelante y por qué, porque se fiaba de la oración, sabia que no era Juan Pablo II, sino ese Dios que actúa a través de cada uno de nosotros y le trataba entrañablemente en la oración".
    Me conmueven aquellas últimas palabras, que en boca de su portavoz Joaquín Navarro Valls conocimos: "Yo los he buscado y ahora ellos vienen a buscarme, les doy las gracias". Me inspiran y me despiertan de la propia apatía, aquellas que agónico le dictó a su secretario, Stanisław Dziwisz: "Soy feliz, séanlo también ustedes. No quiero lágrimas. Recemos juntos con satisfacción. En la Virgen confío todo felizmente".
    Él siguió y vivió el Evangelio, las contrariedades sólo le sirvieron de acicate para seguir luchando, su dolor lo ofreció, fue la figura del Siglo 20 y será para muchos modelo y guía en los años venideros. Convirtió a tantos fieles, tocó a muchas almas, tumbó al comunismo con ¡Rosario en mano!
    Aquel Sacerdote polaco, respondió un ¡Fiat! un ¡sí amoroso! sin titubeos, escuchó una voz: Karol, ¿me amas? Y el respondió "Señor Tú lo sabes todo Tú sabes que te amo" aquella Gran voz le expresó un dulcísimo: "Apacienta mis ovejas"; la misma frase que escuchó el príncipe-apóstol; cuando dejó de ser Simón para convertirse en Cefas, aquel eslavo, pues dejó de ser Karol para convertirse en Juan Pablo II, lo demás es historia, ¡Bendita historia! de la que hemos sido testigos y a la vez protagonistas.