"'La Chica' (¿o 'La Grande'?), 'La Chica', por supuesto"
María Concepción
"La Chica" Lemmen-Meyer de Gómez-Rubio
1919-2012
A sus hijos: Jesús Ernesto Miguel, Sergio Manuel,
José Alfredo, Ma. Eloísa
Teresa y Arturo David
El sentido fallecimiento de "La Chica" tuvo una reacción en cadena que nos llegó hasta la bella Suiza. Y tenía que ser así, pues en este País nació el primer nieto de "La Chica" y "El Jegro": el joven Simón (27 años), hijo de Manuel y su esposa Lisi (de origen suizo) y afincados en la ciudad de Baden, del cantón de Argau, a 15 minutos del que esto escribe, ubicado en Zurich, la capital financiera de Suiza y repleta de paisajes con etiqueta de postal de primera clase.
Les cuento que en la música, como en el cine, en la pintura y en la poesía han existido siempre personajes con el apodo, mote, alias, sobrenombre de: "La Chica". Doy ejemplos: "La Chica de Ipanema" (melodía brasileña); "La Chica de Rojo" (película con la guapa Kelly LeBrock y Gene Wilder); "La Chica ante el Espejo" (pintura de Picasso) y "La Chica de las Mil Caras" (poesía de Luis Alberto Cuenca)... Sin embargo, en torno a este chiquillero sobresale una chica muy especial, fina, con clase, sensible, delicada, guapa, elegante, simpática, alegre y carnavalera, inteligente y amiguera: "La Chica" Lemmen-Meyer, quien después se convirtiera en "La Chica" Gómez-Rubio, al contraer nupcias con mi querido tocayo Jesús Ernesto Gómez-Rubio Ocón, nuestro bien recordado "Jegro" (qepd), quien se adelantó en el camino (enero de 1995) después de haber celebrado sus Bodas de Rubí, 41 años de insuperable dicha, cinco excelentes hijos y 15 amorosos nietos.
Pero ¿cómo nace el sobrenombre de "La Chica"? Resulta que en la cuadra donde creció nuestro personaje, Belizario Domínguez, entre 21 de Marzo y José Ma. Canizales, vivía en el rumbo otra joven con el nombre de Concepción, que a la hora de indagar por una o por la otra, preguntaban: la chica? o la grande? No pos la chica... y el resto es historia. O sea que "La Chica" pudo haber sido: Conchita, Conchis o doña Concha, pero no, en el destino ya estaba escrito que ese juvenil apodo la iba a llevar a convertirse en la primera y única chica de 93 años, bien vividos y con sabor a carnavalero Mazatlán. "La Chica" siempre mantuvo activo su espíritu carnavalero desde los años 30 a los 50, formando parte en simpáticas comparsas en compañía del "Jegro" y una gran pandilla de adoradores de las fiestas de carnestolendas.
El mundo de los sobrenombres en nuestro puerto es esencial entre los grupos de amigos, es como una especie de contraseña secreta que sirve para ingresar al grupo, estrechar los lazos de amistad y dar personalidad propia al personaje que hay que jugar en el ámbito del club de amigos. Por tanto, "La Chica" nunca se sintió fuera de lugar con su sobrenombre, pues alrededor de ella sus pares también tenían sus nicknames, dijera Shakespeare: las Conchas, las Conchitas, la Cuata, la Chabe, las Chavas, las Chelos, las Chofis, la Goga, las Güeras, las Lichas, las Lolas, la Mana, la Marimela, las Mayes, las Melas, la Memina, la Meche, la Nana, las Nenas, la Niní, la Tala, la Teter, las Tinas, las Titas, la Titina, la Trini, la Toy, las Yoyas... Todas ellas recortadas y hermanadas por las tijeras de la amistad, el cariño y el respeto mutuo, cualidades que cimentan la esencia misma de la sana y duradera convivencia humana.
"La Chica" logró cumplir con éxito su proyecto de vida: primero, logró atrapar el corazón del incasable "Jegro"; después procreó cinco maravillosos hijos, todos ellos llenos de vida y triunfando en los diferentes escenarios que la vida les trazó y, como epílogo en el libro de su vida, huelga decir que arribó en estupendo estado a gozar de sus años dorados, matizados por su plateada cabellera y portando un espíritu sereno, señal de haber cumplido con creces los objetivos que fue resolviendo conforme avanzaba por los diferentes y amplios caminos que la vida misma le fue dictando, hasta arribar a la sensata madurez que mostraba con sobrios coloridos.
Erguida, lúcida, digna, e ilesa, con los achaques propios de la suma de 50 más 40 abriles, "La Chica", emulando a Penélope de Serrat, se apostó en el andén, meneando el abanico con sutil gracia, adornada con su bolso de piel marrón, sus zapatos de tacón y su vestido de domingo, a esperar el tren que la llevaría a reunirse con su "Jegro" y continuar la saga de su historia, pues, como bien decía Tomás Moro: en última instancia, todo acaba siendo una cuestión de amor.
"La Chica" nos dejó, llegó su tren y partió a reunirse con su "Jegro", quien impaciente la esperaba para llenar con su luz su ensombrecido espacio. En el andén, los hijos y nietos, con sus ojos llenos de inolvidables ayeres, la despidieron con amor y con dolor, sentimientos encontrados que perturban y fortalecen el espíritu al mismo tiempo, misterios de la vida que, sin embargo, nos permiten ir del brazo de nuestros seres queridos a la hora de la despedida.
Sus amigos nos quedamos con el grato recuerdo de la gran dama, la gran señora, mujer modelo, modelo de mujer, la gran "Chica" que nos vio crecer y continuó siendo "Chica", hasta que le quedo chica la vida y se fue a derramar su encanto al lado de su amigo, esposo y amor de su vida, su "Jegro" del alma... Aquí entre nos: es su Chico favorito, además de ser el complemento necesario para cuadrar la lógica ecuación: "Chica", más "Chico", igual a: ¡AMOR ETERNO!
Descansen en paz, ya juntos, los amorosos Chicos...