"La generación olímpica"
José Humberto Choza Gaxiola y Luis Carlos Medina Aguilar, de atletas no tienen más que el nombre: la generación olímpica.
Integrantes de una generación que se ha distinguido por la obra civil "en volumen" y que desconocen el concepto de jubilación por tener más en alto la idea del ser que del tener, construyen hoy la Fundación Desarrollo con Visión Social, AC, que aglutina el talento y experiencia acumulados.
Generación de 1968 de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Primer grupo de 42 estudiantes en hacer un viaje de estudios durante 45 días a Europa, con visita a más de 12 países de ese continente.
"Somos producto de esa solidez y amistad que logramos durante ese viaje, y que el tiempo no ha podido hacer añicos esa hermosa hermandad que es la generación del 68", comenta Choza Gaxiola.
El Rector Julio Ibarra Urrea, y el director de la escuela, José Antonio Malacón Díaz, dos personajes que cohesionaron y le abrieron el horizonte a esa generación con una proposición "indecorosa" en 1967.
Relaciones y trámites de la Secretaría de Relaciones Exteriores ante las embajadas de los países europeos, persuasión del director con los padres de familias y trabajos previos de los estudiantes.
Previo al viaje, todos se pusieron a trabajar como dibujantes y topógrafos, algunos no pudieron ir impedidos por su situación económica pero mantuvieron el vínculo con el grupo mediante comunicaciones frecuentes para conocer su situación en el continente.
La camaradería entre los compañeros se advierte, se disfrutan, se funde con la música instrumental que ambienta la oficina de diseño modernista.
Un viaje clave para la generación.
"Esa fue la experiencia más agradable porque nos hizo crecer y decir que teníamos que aprender más de lo que habíamos aprendido aquí en la Escuela de Ingeniería", dice Medina Aguilar.
EL REY DE LA SALSA
Una gotera taladraba a José Humberto y abría resquicios de añoranza en las papilas gustativas hasta que se desbordó el dique que desembocó en una apremiante misiva a su familia.
La comida europea le sabía a nada y no había con qué sazonar.
"'Extraña mis frijoles', dijo mi madre, no me extraña a mí", comenta.
Su padre, conocedor del itinerario, mandó seis botellas de salsa Guacamaya al hotel donde se hospedaban.
"Esas botellas adquirieron un valor extraordinario en el grupo. Me volví rico al grado de que quien quería sazonar su comida tenía que quedar bien conmigo, y tenían que hacer cola por unas gotas", recuerda.
Choza Gaxiola no dejó sus recuerdos al arbitrio de su memoria.
El itinerario fue detallado en un diario que hoy conserva y que lee con frecuencia para entretener nostalgias, con días y horas, con lugares y situaciones.
"Cuando me siento nostálgico me pongo a leerlo y revivo aquellos momentos porque era la mejor edad, los mejores amigos... fue una época de nuestra vida extraordinaria".
Luis Carlos, el más chico de la generación, el que escribió un tesoro "unidireccional" y el señalado con índice de fiscalizador.
"Yo escribí un tesoro que era un diario para mí, pero era un diario donde le escribía cartas a mi novia. 'Ya estás escribiendo una carta', me decían. Todos los días mandaba una carta a una sola dirección porque no había posibilidad de recibir. Ahí lo tiene guardado mi esposa", rememora.
DESARROLLO CON VISIÓN
Producto de esa solidez y amistad nacida del viaje a Europa, nació la Fundación Desarrollo con Visión AC, como una idea de José Antonio Mendoza Zazueta, actual secretario de Desarrollo Social de Culiacán, y Jesús Héctor Kuroda San, para aglutinar talento y experiencia con el fin de apoyar a comunidades precarias del país.
Como el altruismo necesita dinero, aseveró Choza Gaxiola, alrededor de la fundación se están creando tres empresas productivas con el propósito de que las utilidades o parte de ellas la nutran y la mantengan viva.
En Tabasco, continuó, gran parte del grupo creó una microfinanciera que apoya con créditos a la palabra de 3 mil hasta los 10 mil pesos, además de gestionarles la técnica y la comercialización para que el proyecto sea productivo.
"Hemos prestado 23 millones de pesos nuestros, y no hemos tenido un mes abajo del 100 por ciento de recuperación... no hay utilidades. Todo se ha reinvertido para beneficiar a más comunidades y más gente", asevera.
La fundación trabajará en Surutato, adelantó.
"Somos una generación de éxito", tercia Medina Aguilar, "no es jactancia. Hemos construido no tanto obras materiales sino obras que nos dan la sensación ante la sociedad de que disfrutamos nuestra condición".
"Eso es producto de esa solidez y amistad que logramos durante ese viaje, y que el tiempo no ha podido hacer añicos esa hermosa hermandad que es la generación del 68, que le pusimos la generación olímpica", subraya José Humberto.
EL FESTEJO
La generación del 68 u olímpica está de fiesta. Festejan el 40 aniversario con disertaciones en la Escuela de Ingeniería para compartir experiencias y los proyectos de vida aprendidos de Malacón Díaz e Ibarra Urrea.
HOY
18:00 horas
Misa de acción de gracias en el templo de San Antonio de Padua.