"'La muchacha de la granada' Carla Flores Quiroz"

"Han pasado más de 300 días de que un artefacto explosivo se le incrustara en la mejilla; después de una cirugía reconstructiva y la joven ve cómo su vida ya no es la misma"
10/11/2015 09:06

    Han pasado 326 días del 6 de agosto cuando una granada calibre 40 se le incrustó en la mejilla derecha; 62, de una cirugía reconstructiva y Carla Flores Quiroz ya no es la misma...

    Un olivo negro sombrea el patio de su casa con un verdor renovado por las primeras lluvias. La cocina-comedor es más amplia. Las láminas de cartera y horcones retorcidos cedieron su espacio al bloque de cemento de paredes nuevas. Piso de tierra compacta. El calor de un sol embravecido permea el techo de cartón.

    La joven de 33 años es de huesos largos. El pelo recogido en una cola de caballo muestra el llano de su frente. Juventud restaurada con el brillo de sus ojos. Sonrisa clara en la asimetría de su rostro.

    "Pienso que si puedo superar esto, puedo superar lo que venga...", expresa.

    La historia de su vida está en la mejilla. Un triángulo irregular resalta en su cara. Es el injerto de piel que le devolvió la función parcial de los músculos y la movilidad de la mandíbula ocho meses después del incidente. El lado derecho de su rostro sigue abotagado.

    "Sí me considero que soy una mujer fuerte, porque la fortaleza me la dan mis hijos, mi Dios, mi esposo. Toda mi familia... Por ello más que nada, y por mí misma, porque sé que lo puedo superar".

    Pero el recuerdo está en carne viva. Un hecho inédito en la historia de México que forzó la práctica de la medicina de guerra en el Hospital General de Culiacán para extirpar el proyectil alojado en su mandíbula. Una bomba de tiempo incrustada durante 11 horas.

    Su fortaleza se quiebra. La Muerte es un ave que aletea y revive la memoria.

    "...son situaciones que uno no espera", llora, "son pruebas que Dios me puso y, pues, las tengo que sacar adelante".

    Adrián, el menor de sus tres hijos, se abraza a su pierna. Las lágrimas de Carla se confunden con el sudor que perla su rostro.

    "¿Por qué lloras, mami...?", pregunta el niño.

    El olor a tierra mojada acaricia el olfato. El piso de barrial es irregular. El follaje del olivo negro está quieto por la ausencia de aire. Dos mujeres entretienen la nostalgia bajo su sombra. Santos, el mayor, observa a Carla en silencio.

    "A veces trato de que mis hijos no me vean llorar...".

    Han trascurrido 323 días desde que una granada calibre 40 se le incrustó en el rostro, cuando se encontraba trabajando en una carreta de mariscos en la carretera Culiacán-Eldorado, sin que se supiera su origen.

    "Me acuesto y pienso... sueño cosas que digo yo 'ay, no, esto ya lo pasé. No lo quiero volver a vivir'. La verdad que no...".

    El caso adquirió matices internacionales. Televisoras y medios impresos de Estados Unidos, España y Colombia publicaron la historia. Lo inédito del incidente hizo que un especialista en explosivos de la Sedena guiara los movimientos médicos en el quirófano. Una eventual explosión tendría efectos a 5 metros a la redonda.

    En el "Bernardo J. Gastélum" se inauguró la medicina de guerra con médicos al filo del bisturí.

    "...para mí son héroes. Son unos ángeles que Dios pone en la tierra para salvar a las personas".

    El frente de su casa es el lugar de reunión de vecinos. La de Carla es una tragedia que le atrajo reflectores. "La muchacha de la granada", la llaman dondequiera que la miran.

    El injerto de piel en la mejilla resalta. La pigmentación y la textura son diferentes. La tumefacción la evidencia más.

    "'Ay, hija, eres un milagro de vida...' me dicen".

    Casada con un trabajador del campo y madre de tres hijos, a Carla el granadazo le trastocó la vida. Las carencias en el hogar le acabaron los orificios al cinturón familiar. Las intervenciones quirúrgicas y las lágrimas derramadas por los recuerdos recurrentes minaron su cuerpo. No su espíritu.

    Una sonrisa asimétrica aparece en su rostro. El brillo en sus ojos es de una segunda oportunidad, de esperanza y fortaleza. Carla aspira la vida en una bocanada. Abraza al hijo con fuerza y suspira hondo. La exhalación sostenida.

    "Esto me ha hecho más fuerte para enfrentar cualquier reto que la vida me ponga. Sacar adelante a mis hijos y continuar con mi vida normal...".

    Carla Flores Quiroz

    Víctima de un 'granadazo'

    AGRADECIMIENTOS

    Carla Flores Quiroz agradeció a los médicos del Hospital General de Culiacán, a la Procuraduría General de Justicia del Estado, a la Sedeshu, a lectores de Noroeste y a todos los que de alguna manera la han apoyado en estos 323 días.

    ¿DESEA AYUDAR?

    Carla requerirá dos cirugías para desinflamar la parte derecha de su rostro, si gusta apoyar puede hacerlo por medio de Noroeste, en Ángel Flores y Ramón Corona, teléfono 759 81 00, o al número de cuenta 100 71 58 25 88 de Bancoppel.