"Las luces de Las Quintas en Culiacán"
CULIACÁN.- Ya pasaron 19 años y Abraham, Juan Emerio y Jorge aún no regresan de la fiesta en la casa de los Andrade, aunque ahí dijeron salieron huyendo en un Grand Marquís color verde agua, se habían peleado con Romel, de quien hoy tampoco se sabe su paradero.
En 1996 no había alumbrado en las calles de Las Quintas, la gente se guiaba por las luces de las casas, por la costumbre y la fachada de las calles. Don Abraham Hernández se movía de esa manera, lo hacía temprano, a veces para ganarle a la noche y otras a las lluvias de junio.
Después de 19 años y la modernización de la ciudad, ahora hasta su vecino tiene luces potentes, más que las de las luminarias y los faroles puestos por la Ciudad. Irradian una luz tan fuerte como el sol, al menos la suficiente para ver desde su casa en Lago de Cuitzeo hacia la esquina, en el Bulevar Sinaloa.
"De haber existido esas luces, dice, todo hubiera sido más fácil en aquel tiempo", lamenta, y cómo no hacerlo, su hijo se llevó su carro para ir a una fiesta con sus primos el 29 de junio de 1996 y aún no regresa.
A unos 10 minutos de ahí los levantaron, fue una patrulla con número 023. Quienes declararon en aquel tiempo dicen que los policías municipales se lo llevaron ya golpeados y con sus ropas desgarradas, aunque pudo ser algo confuso, esa noche llovió tanto que era difícil reconocer a más de 10 metros.
Fueron a la casa de Los Andrade, en Avenida El Dorado, Helga, la menor de esa familia, cumplía años y Cristian, un amigo de los primos Hernández, les pidió ayuda para conquistarla.
En ese lugar estaba Rommel, hermano de Helga, quien apenas iniciada la fiesta y se fue a golpes con Cristián.
Intervinieron los guardias de seguridad y los Hernández, pero estos últimos terminaron con heridas fuertes por los golpes que recibieron. Apenas pudieron salir de la casa.
Iban camino a la casa de Don Abraham, pero no llegaron, unos municipales se los llevaron y hoy, después de 19 años, sigue el expediente abierto en la Procuraduría de Justicia.
El año pasado, la actriz y conductora Yolanda Andrade los atendió porque alegó afectación a su imagen por un delito en el que se acusa a sus familiares, pues cada 30 de junio los Hernández se manifiestan frente a su casa para exigir el paradero de sus hijos.
"Es un daño que ha causado problemas sicológicamente en las familias, pero fue nuestra expresión en cuestión de que nosotros seguimos permanentes... en pie", dice Don Abraham.
El tiempo parece ganarle, cada manifestación es más cansada. La edad y la enfermedad se han vuelto más poderosas, pero Don Abraham jura seguir postrándose frente a la casa de los Andrade, hasta encontrar respuestas, aunque la ciudad cambie y le eche en cara, como burla, el lastre de impunidad en la desaparición de su hijo y sus dos sobrinos.
"De haber existido esas luces, dice, todo hubiera sido más fácil en aquel tiempo".
Abraham Hernández
Padre de hijo desaparecido