"Lecciones de vida y muerte para lectores e informadores"
Adrián García Cortés
Hechos recientes han puesto al Defensor del Lector y a los informadores de Noroeste en el balcón de las reflexiones. Son de justicia social, de libertad de expresión y de superación profesional. Porque en ninguno de ellos, según el reclamo público, el informador puede ser ajeno, sino un ente activo que justifique su propia existencia.
En el primero, en la columna de Firmas (Noroeste 08.02.12), Patricia Figueroa reclama las diferencias de impartir justicia en nuestro Estado, según se trate de presencia social o de personas con sola su calidad humana. Tal pareciera como si en nuestra nación hubiese mexicanos de primera y de segunda; porque en los primeros se busca impartir justicia expedita con apoyo en los medios de comunicación; mientras que en los segundos se relega o se les reduce a la mínima expresión para sumarlos a la cauda de la impunidad.
En Mazatlán golpes en el
elevador; muerte en Choix
Figueroa alude a dos sucesos que tuvieron gran relevancia en los medios: el ataque a una ferretería en Mazatlán, propiedad del actual Gobernador, donde murió un empleado víctima del atentado; y la agresión dentro de un elevador a una turista canadiense en un hotel de lujo del mismo Mazatlán. Las investigaciones fluyeron y no es remoto que pronto se anuncie la detención de los culpables y la aplicación de la ley. Ambos implicaban trasfondos de relevancia social; la justicia obró rápidamente.
Al mismo tiempo, Figueroa denuncia la falta de una información y la irrelevancia judicial, del caso de una niña de doce años, violada brutalmente, degollada, abandonada en un panteón y muerta días después en un hospital. Sucedió en San Javier del municipio de Choix, al medio día, cuando la pequeña iba de la escuela a su casa. Poca información se dio; poca atención de la autoridad; la justicia aun no ha llegado y el o los culpables esperan otra oportunidad para hacer lo mismo.
La conclusión de Figueroa es: la niña no pudo competir en la cobertura de los diarios ni en la atención inmediata de las autoridades.
Periodismo riesgoso y difícil
en México; la libertad amenazada
Por otra parte, la Asociación de Reporteros sin Fronteras, en su informe anual, situó a México como uno de los países más riesgosos para el ejercicio periodístico. Indicó que en 1911 en nuestro País fueron asesinados 10 periodistas de los 66 en diversos países.
La misma organización sitúa a México en el grupo de los difíciles para ejercer el oficio de informadores, junto a Turquía, Afganistán, Pakistán, Irak, Kazajistán, el Congo e Indonesia, países dominados por el narcotráfico.
La conclusión es que, además de la política, el crimen organizado, la intolerancia religiosa, se suma ahora el narcotráfico, convertidos todos en el enemigo número uno para la libertad de escribir y publicar.
No fueran tan dramáticos estos hechos, si no es que la expansión tecnológica de las comunicaciones obliga a situaciones nuevas en las que el informador tiene que estar alerta, a la defensiva y a la vez al servicio de sus lectores, pero con nuevas herramientas para las cuales tiene aprender a sobrevivir en aras de su vocación informativa.
Advertencias para un nuevo
ejercicio informativo aquí
Es Guillermo Gómez García, director de la columna electrónica Capital Empresarial, y asiduo lector de Noroeste, quien nos remite a una serie de innovaciones profesionales para enfrentar los retos presentes y futuros:
-El Internet está transformando no sólo el modo de acceder a la información, sino también la forma de ejercer el periodismo. Las nuevas tecnologías aportan, sin duda, grandes ventajas. Nos permiten distribuir información sin limitaciones de tiempo y espacio, y hacerlo además a un costo inferior, tanto en términos económicos como ecológicos.
-El trabajo de documentación es ahora mucho más fácil, y también el acceso a las fuentes, con una mayor participación de los lectores. Cualquier ciudadano puede convertirse a través de las redes sociales en un emisor de información valiosa.
-Pero estas ventajas también comportan riesgos. La mayor facilidad para reunir datos facilita un periodismo de corte y pega, proclive a la superficialidad y condescendiente con el plagio o la ramplonería.
-No hay que olvidar que los rumores, aunque nos quemen en las manos, no son noticias hasta que no se han confirmado. Los rumores, como se sabe, se investigan. Y que lo importante no debe quedar eclipsado por lo impactante.
Justicia, seguridad y una
actualización permanente
Resumiendo lo dicho: para los medios de comunicación, así visuales, orales o escritos, tienen que quedar muy claros los escenarios que han cubrir en el llamado Siglo de la Información. Para ello le es necesario, siguiendo los reclamos precedentes, convertirse en:
Buscadores de la justicia, y no sólo espectadores del acontecer: a falta de justicia social, formal o institucional, tiene que prevalecer el alarido de la esperanza y ser, los informadores, crudos pesquisidores y defensores de la condición humana.
Para su seguridad y blindaje de la actividad, ¿qué mejor la búsqueda de una relación directa con el lector, la fidelidad de la palabra y la calidad de la información? En la medida de que el informador no se involucre con los actores del crimen, mayor seguridad tendrá en su ejercicio profesional.
Para adaptarse a los nuevos tiempos, se precisa de nuevas fuentes informativas que permitan su acceso electrónico y la objetividad, evitando estrategias políticas, mercadotécnicas o de propaganda. La actualización permanente es el mejor blasón que puede darnos el siglo de la comunicación.
Dos preguntas, dos lectores:
¿quién las podrá responder?
Por lo demás, dos lectores: Fernando Zazueta Zaragoza y René de Santiago Palomares, nos hacen las siguientes preguntas:
-Cuatrimotos, carritos de playa, cruceros donde se pasan los altos, todo parece permitido, no es posible que esto pase aquí y nadie haga algo: ¿será que las autoridades locales (tránsito) les temen a esa gente?
-Nuestra ciudad está entre los centros poblados del País, si no es que del planeta, donde se presentan más casos de cáncer per cápita. ¿Quién puede informarnos con la verdad, cuál es la explicación de esto?
¡En verdad, quien lo sepa que lo diga!
adrian.garcia@noroeste.com
defensordellector@noroeste.com