"Los hilos del poder"

"PERSPECTIVA PANISTA"
06/11/2015

    Cuauhtémoc Ramos Escobar

    Las próximas elecciones federales del 2009, que son las llamadas votaciones intermedias del sexenio presidencial para la integración de la Cámara de Diputados, a un año de distancia, no se ven tan prometedoras como para que el Presidente Felipe Calderón alcance el control mayoritario en la Cámara baja del Congreso.
    Los esfuerzos del Presidente Felipe Calderón, que todo político en su caso haría, podrán ser muchos, pero no se ven hasta donde pueden ser suficientes como para tener un triunfo arrollador en las urnas en el mes de julio del 2009.
    Tomando en cuenta, primero, que el PRI hará lo propio en los estados donde gobierna y domina electoralmente, éste partido político persistirá por conseguir la mayoría de los diputados federales, para aumentar su cuota de poder en la Cámara de Diputados en contra de los otros partidos.
    Asimismo, los partidos que integran el Frente Amplio Progresista harán lo propio para que la mayoría de sus candidatos triunfen con el apoyo de los sectores populares, donde reside su fuerza electoral.
    En cambio, en materia política, el Gobierno de Felipe Calderón no pinta una presencia determinante como para llegar fuerte a la elección próxima de diputados federales y lo que ha avanzado su administración se lo debe más al PRI que al PAN que es su propio partido.
    Sin la alianza del PRI, Calderón estaría huérfano en el poder presidencial, marginado en el Congreso y con un pie fuera de Los Pinos, en caso de que los partidos que integran el Frente Amplio Progresista hicieran alianza con el tricolor.
    Circunstancialmente el PRI hizo alianza con el PAN, a conveniencia de ambos, porque así podrían enfrentar a los partidos de izquierda, y mantener el control de las dos Cámaras, la de Diputados y Senadores.
    En el poder legislativo el PRI se mantiene como el fiel de la balanza, permitiéndole al Presidente mantenerse a flote y pueda navegar en aguas menos procelosas, ante las embestidas de la izquierda, que sigue siendo la única fuerza representativa y que cuantas veces convoca a la población, llena el Zócalo de la Ciudad de México.
    Para Felipe Calderón ganar el control legislativo sería esencial, porque si su partido obtiene la mayoría de los 500 diputados, como Presidente estaría en condiciones de fuerza para avanzar a la consolidación política de su gobierno.
    Bajo esas circunstancias él podría decidir en el futuro el rumbo de las reformas que plantea en materia energética. Pero para cruzar ese río el mandatario no tiene puente. Y las posibilidades de ganar en el 2009 las elecciones federales se perciben muy distantes.
    Y es que Calderón no logra afianzarse con su gobierno como una real fuerza política, y dentro de las Cámaras de Senadores y Diputados se ven sus debilidades; porque a cambio de avanzar sus propuestas, se discuten pero no se aprueban.
    Por otra parte, las discusiones expuestas sobre las reformas al sector energético han trascendido los límites del poder legislativo, y si estas se aprobaran al margen del sentir de millones de mexicanos, lo que se dé en materia petrolera no pasará si no cuenta con el consenso social.
    El Gobierno de Felipe Calderón, los Diputados del PAN y del PRI ya se dieron cuenta de lo improcedente de sus iniciativas, ante el sentir popular que encabeza Andrés Manuel López Obrador, en contra de la privatización de Pemex.
    Y lo que representa para ellos, aprobar la reforma energética, es nada menos que la piedra de toque que decidirá la próxima conformación de la Cámara de Diputados.
    El Gobierno de la República, en este caso ya no es determinante, se somete a la aprobación de los diputados y senadores y, a conveniencia de los espacios que pretendan conseguir los partidos ahí representados, se avanzará en los acuerdos para conformar su futura fuerza electoral.
    Para todos los partidos con presencia en el Congreso, las elecciones del 2009 representan posiciones de fuerza para controlar el poder presidencial, a excepción del PAN.
    El PRI, como los partidos integrantes del Frente Amplio Progresista, darán la pelea por controlar el poder legislativo, porque de su conformación dependerá su fuerza y el que tenga mayores posiciones en la Cámara de Diputados preparará las condiciones electorales para la sucesión de Felipe Calderón en el 2012.
    Esto mismo será el preámbulo de quien se vaya a erigir en el trono del poder presidencial y si el Presidente Felipe Calderón pierde la mayoría de las diputaciones federales, en el 2009, comenzará no sólo a preparar sus maletas para marcharse de Los Pinos, sino a despedir a su partido de toda posibilidad de que un panista más lo releve.
    No hay de otra, si el PAN quiere conservarse en poder de la presidencia tendrá que hacer algo más que lo hecho hasta ahora por Felipe Calderón, que arribó a la primera magistratura del País, después de un triunfo tan cuestionado por el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, y de millones de mexicanos que no legitiman.
    Y ante todo, el panorama electoral que se avizora para la renovación de los diputados federales, para el panismo es el menos deseable y el menos apropiado.
    Veredes pues? cosas veredes.

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