"Malecón"

"Canuto López"
06/11/2015

    Ana María Camacho

    Perfil en entredicho

    Da orgullo ajeno ver la entereza de varones como el Magistrado Claudio Gámez Perea.
    El integrante de la judicatura del Supremo Tribunal de Justicia del Estado fue el único de los Magistrados que votó en contra de la designación de Canuto López López como Magistrado Presidente del Poder Judicial de Sinaloa, en la elección para sustituir a Jorge Romero Zazueta.
    Gámez Perea es un magistrado incómodo hacia el interior del STJE porque se cuece aparte de sus homólogos; en 2005 fue retirado de manera forzosa de su cargo para abrirle cancha a López López, pero interpuso un amparo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y porfió hasta que fue reinstalado.
    Canuto fue removido de la magistratura y tuvo que esperar en la banca hasta que el Magistrado Mario Antonio Bueno Díaz de León solicitó su retiro voluntario en 2007, entonces logró colarse de nuevo a la judicatura.
    Ocho meses después, López López es la máxima autoridad del Poder Judicial estatal.
    Así como enfrentó a los Magistrados cuando lo defenestraron, Gámez Perea sostiene por qué votó en contra de quien ahora es su superior.
    Según Claudio, a Canuto le falta carrera judicial, es decir, carece de perfil suficiente para desempeñar eficientemente el cargo de Magistrado Presidente.
    Así de claro y directo:
    "Soy un fiel creyente de la carrera judicial, de la permanencia en el poder de la especialización, además siempre doy el voto de confianza a los de adentro y esto es lo que me orilló a tomar esa decisión".
    Sin pretender hacer un héroe Gámez Perea, porque sabemos que los servidores públicos difícilmente lo son, el Magistrado es dos veces valiente.
    Una, cuando emitió su voto en contra a sabiendas de que Canuto era el elegido y, por tanto, sería su jefe; y la segunda, al sustentar las razones por las que no apoyó a quien ahora es su superior.
    ¿Tendrá razón Gámez Perea en su dicho, o habla solamente por revanchismo o resabios?
    Si le echamos un ojo al currículo de López López, nos daremos cuenta que desde que inició su carrera en 1975 hasta 30 años después, en 2005, no tuvo un solo cargo de carácter judicial, aunque su trayectoria se desarrolló en dependencias relacionadas con el derecho o lo jurídico. O sea que tiene muchísima razón Gámez Perea, puede decirse que el ahora Magistrado Presidente apenas va comenzando a correr por los pasillos del tribunal.
    Se tiene que ser un abogado con envidiables pergaminos académicos y dotes intelectuales, o una persona muy afortunada, o muy bien relacionada, para lograr en dos años el máximo cargo del STJE.
    Está meteórica carrera nos recuerda a un estudiante de las primeras generaciones del Cobaes 27 que vivía sin darse cuenta del talento o el potencial que poseía.
    El alumno era un joven sedentario, flojo, tomador y fumador, medio excedido de peso, que pasaba los días disfrutando o desperdiciando su adolescencia en cuestiones propias de la edad, la mayoría superficiales y momentáneas, hasta que un día...
    Lo invitó un entrenador de atletismo de la UAS a que lo acompañara a las prácticas porque necesitaba a alguien que le ayudara a cargar la utilería deportiva.
    Viendo a los atletas practicar el salto triple, al descocado se le ocurrió imitarlos, más por agarrar botana que por hacer ejercicio.
    Tomó aviada, se aventó pegando los tres brincos y cayó... más allá de la marca del mejor de los atletas del equipo rosalino.
    Sin entrenamiento previo, porque lo único que había saltado con anterioridad eran las normas de convivencia social y las leyes, a partir de ese momento de gloria el muchacho se integró al equipo y se convirtió en una promesa del salto triple, que nunca fructificó por razones que no interesan a esta columnar digresión.

    Yoga judicial
    Y ya que andamos con temas judiciales, si usted se hizo el propósito de practicar yoga este año y aún no se ha inscrito en algún curso, no dude en apuntarse en el Juzgado Cuarto de Distrito del Poder Judicial de la Federación.
    El interesado puede ofrecerse como testigo en las audiencias (no importa que no haya visto u oído nada, cualquier abogado estará encantado de utilizarlo para sus lucrativos fines) y con un par de días a la semana que acuda a esa instancia de justicia el cuerpo le quedará tan flexible como si fuera un plebillo de cinco años.
    Pero, ¿qué tienen que ver el yoga y la administración de la justicia federal? Fácil, quien acude al juzgado de marras, citado por la justicia como testigo de algún caso, tiene que aventarse alrededor de dos horas de pie mientras se corre la diligencia.
    En las llamadas mesas (le recomendamos la Mesa Tres) del juzgado carecen de suficiente mobiliario para ofrecerles asiento a los visitantes involucrados en los procesos, por lo que los citados deben aguantar parados mientras los llaman a rendir declaración, durante la toma del testimonio, en la espera de que redacten el documento y en la lectura y firma de los papeles.
    Al mejor maestro de yoga le daría envidia observar la infinidad de posiciones y movimientos corporales espontáneos que ejecutan los pacientes testigos para poder aguantar de pie sin que los engarrote un calambre por el cansancio.
    Ni la divina garza se para con tanto garbo como algunos de los citados que se ven en el tormento de comparecer ante ese juzgado.

    En el ruedo
    En su primera semana como Alcalde de Mazatlán, Jorge Abel López Sánchez empieza a ver que no es lo mismo ver los toros desde la barrera que agarrar el capote y enfrentar al astado.
    Problemas de finanzas en el Ayuntamiento, una cobertura deficiente en los servicios públicos y críticas por la manera de seleccionar a sus funcionarios han sido los primeros yerros del ex Senador.
    Si bien es cierto que la administración panista le dejó cero recursos en las arcas, tampoco es para que Jorge Abel pretexte una crisis y mucho menos estar reprochando cada vez que surja el tema.
    Con el fin de solucionar este problema ya acudió con el Gobernador Jesús Aguilar Padilla, para pedirle una adelanto en las finanzas y la respuesta fue positiva, de haber sido negativa, entonces sí que sería una gran noticia.
    La gira a Culiacán, al sexto piso del Palacio de Gobierno, evidencia lo que Jorge Abel reiteró durante la ceremonia de asunción, que estaría en constante comunicación con el Gobierno del Estado.
    Otra situación que está creciendo como bola de nieve y que empieza a ser agenda de los medios de comunicación es la nominación de José Luis Franco Rodríguez como director del Instituto de Cultura, Turismo y Arte.
    La crítica se da porque al profesor Franco lo agarraron como bateador emergente, porque el nombramiento original recaería en el ex refinado presidente del Consejo Estatal Electoral, Rigoberto Ocampo Alcántar, pero éste aspiraba a seguir comprando casitas en El Cid y se le hicieron poco los 32 mil pesos.

    Malecón es columna institucional de esta cada editorial
    maleconcul@noroeste.com

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