"Mexicanofobia"

"Pocas veces o quizá nunca antes un suceso de salud pública había recibido una atención tan sostenida en la primera plana de los medios de comunicación mexicanos como ha sido la Influenza A H1 N1."
07/11/2015 10:29

    Arturo Santamaría Gómez

     Pocas veces o quizá nunca antes un suceso de salud pública había recibido una atención tan sostenida en la primera plana de los medios de comunicación mexicanos como ha sido la Influenza A H1 N1.
    Si revisamos la historia de Noroeste Mazatlán la hipótesis es una verificación. En muchos sentidos, pero sobre todo mediáticos, la epidemia que tanto ha atemorizado a millones de personas en el mundo, es un acontecimiento histórico de la globalización.
    En Mazatlán, Noroeste sin quitar el dedo del renglón ha informado abundantemente sobre el tema, pero su énfasis editorial ha variado.
    En los primeros tres días de la crisis sanitaria, cuando le dedicó su primera portada habló de tres casos sospechosos que, como todos sabemos, no fueron confirmados.
    Aproximadamente dos semanas después, el 5 de mayo, aparece una nueva noticia que nos informa de dos nuevos casos de sospecha, pero en lugar de aparecer en primera plana en noticia de ocho columnas lo hizo en la página 7B de la sección local.
    Aquí, vale la pena analizar el cambio de criterio editorial.
    En la primera semana de la crisis sanitaria había mucha confusión médica, información contradictoria en los informes de los organismos de salud, alarmismo gubernamental y pánico público en la Ciudad de México.
    Los medios de comunicación del País reflejaron todo lo anterior y Noroeste también. Muy probablemente la primera portada que informó de tres casos sospechosos en Mazatlán obedecía a una inercia provocada por el primer impacto del suceso nacional.
    Días después, ya con información más ordenada, sabiéndose que el virus era menos agresivo de lo que se había originalmente pensado y que no había que alarmar a la población cuidando mucho la información, seguramente se decidió que si solo se hablaba de casos de sospecha no deberían concederse los titulares del diario a la noticia.
    De alguna manera el cambio en los criterios periodísticos acompañaba a lo que también en gran medida pensaba la población local. Quiero decir con ésto que la gente en nuestra localidad había superado la alarma inicial y pasaba a otro estado de ánimo colectivo de mayor confianza relativizando la gravedad de la epidemia.
    Noroeste ha seguido informando de manera abundante sobre la influenza, pero gran parte de la población local ha preferido hacer caso, no de los que los medios nacionales y locales informan, sino de la desinformación que circula a través de internet y de boca en boca.
    Merece un estudio profundo y serio el observar cómo es que muchísima gente acepta lo que dicen columnistas cibernéticos, chismosos, graciosos, irresponsables y otro tipo de personas, y no lo que dicen médicos, científicos y funcionarios públicos.
    La desinformación ha dicho que la epidemia de influenza es otra invención como la del “chupacabras”, que es una cortina de humo del Gobierno de Felipe Calderón, que es un complot del Grupo de los 7, una conjura de Obama y Calderón, que “El Chapo Guzmán” financió la creación del virus porque la Iglesia Católica se había metido con él. Así como esas fantasías y absurdos circulan varias más. Y lo más sorprendente es que mucha gente lo crea.
    Es cierto que la desconfianza al Gobierno mexicano es proverbial en anchas y gruesas capas de la población mexicana a lo largo de la historia, aquí en estas páginas Juan José Rodríguez nos lo ha recordado para el caso de Mazatlán, pero, al parecer, esa conducta incrédula va mucho más allá de la desconfianza a los que gobiernan.
    He platicado con numerosas personas en Mazatlán, generalmente de baja escolaridad, que no tan solo no creen que haya epidemia letal alguna sino que se mofan de quien se cuida de un posible contagio. Prefieren creerle a un rumor a lo que diga el Dr. Jesús Kumate o cualquier otro científico.
    2. Donde sí han creído plenamente que hay una peligrosa epidemia en México es en el resto del mundo, al grado de que se ha desatado una mexicanofobia en el planeta.
    No es que sea malintencionado el rechazo y la discriminación a personas y productos mexicanos en otros países, pero de cualquier manera sus efectos son muy negativos.
    La idea e imagen que en estos momentos se tiene de México son sumamente negativas en la población común y corriente, y también entre varios gobiernos del mundo. El imaginario que se ha formado de nuestro País en el globo terráqueo ha raíz de la epidemia de influenza está siendo devastador en varios terrenos.
    El turístico, y por lo tanto, el económico es el más conocido. Sin embargo, en el deportivo, el científico, el educativo, social y político también han sido dañados severamente por la imagen enfermiza y frágil de México. Se han suspendido congresos, coloquios, intercambios académicos en Mazatlán y muchas partes del País por el temor en el extranjero al contagio. Se han suspendido inversiones y exportaciones, etc.
    Es muy temprano para pronosticar objetivamente, es cierto, pero no es descabellado decir que los efectos de la crisis de salud son ya devastadores y continuarán siéndolo por varios meses más y quizá años más.
    México, como país subdesarrollado o en vías de desarrollo, como ustedes quieran decir, no goza en el mundo de un retrato imaginario pleno de salud, ni de orden tampoco. Se nos ve como un País rico por su historia y cultura, de gente hospitalaria, generalmente cálida y simpática, con climas atractivos para el turismo, pero nunca ha gozado de imagen plena de limpieza y salud. Con esta epidemia, menos.
    Un país con retrato insano no puede atraer muchos visitantes. Lo que han dicho los medios globales y de cada país en el mundo, ha sido tan sensacionalista que la acuarela mexicana es desastrosa. Y ha producido una nueva epidemia global: la mexicanofobia.

    santamar24@hotmail.com