"'¿No puede ser el micrófono también un altar?'"

"Con su programa de radio Primera Plana, el Padre Piras es pionero de la radio cultural en el sur del Estado y difusor de la labor misionera"
06/11/2015 06:39

    Héctor Contreras

    Para el sacerdote xaveriano, Rafael Piras, su labor como misionero no está acotada al templo. Va más allá: elevar el espíritu a través de los medios de comunicación.
    “¿No puede ser el micrófono también un altar? Yo me pongo en esa perspectiva, cuando estás frente al micrófono estás celebrando misa”, opina.
    Ligado al periodismo y crítico de la escasa difusión de la cultura en Mazatlán, es pionero de la radio cultural en el sur del Estado.
    Actualmente la señal del 90.5 FM alcanza un perímetro de 300 kilómetros.
    En su cabina de radio, el olor a cigarrillo flota en el ambiente. Piras fuma al menos una cajetilla diaria, pero con buen humor explica que cuando el estrés es alto, pueden ser más.
    Pese a haber nacido en Italia, se siente tan mexicano como el que más. Cuenta con cuatro décadas en el país y casi 20 años de aventurarse en la empresa de lanzar al aire Radio Cultura, la primera estación permisionada en Mazatlán. El Padre Piras comenta todos los días en sus emisiones matutina y vespertina los titulares de los diarios locales y nacionales a través de su programa Primera Plana.
    Entre los años 1977 y 1979 estudió periodismo en la Universidad Pro Deo, en Roma. Desde entonces ha realizado su labor misionera apoyado en los medios de comunicación.
    A su regreso a México fue fundador de la revista Xaverianos e impulsor de las ediciones Xaverianas.
    Su mayor trabajo ha sido al frente de Radio Cultura. Sus transmisiones arrancaron el 13 de octubre de 1991 tras dos años de trámites con la Secretaría de Gobernación y haber tenido la anuencia del entonces Gobernador del Estado, Francisco Labastida Ochoa. La estación trabaja sin recursos, sin presupuesto, y sale adelante gracias a sus 65 colaboradores que prestan su tiempo y voz a la estación.

    - ¿Hay línea en Radio Cultura?
    La línea que tenemos es la doctrina social de la Iglesia. Vamos por los valores. Hablar de justicia, de la defensa de la vida no es hacer de la Iglesia Católica mocha o anticuada o medieval, es la doctrina común de la humanidad. Defender la vida es lo más natural. No es una doctrina exclusiva de la Iglesia.
    - Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios ¿por qué un sacerdote misionero al frente de una emisora de radio?
    Creo que se malentiende lo qué quiso decir Jesús. Lo que quiso decir es no hagan a los emperadores unos dioses. Ese el sentido. Hay quienes quieren que la religión sea dentro del templo. Jesús pasaba frente a las Sinagogas predicando, curando todas las enfermedades y dolencias. Está equivocadísimo quien dice que la religión es actividad privada.
    - ¿La Secretaría de Gobernación checó o censuró en algún momento sus comentarios?
    Nunca. Ellos mismos dicen que nos apoyamos en los periódicos. A veces subrayamos la nota, pero no estamos inventando una problemática como el narcotráfico, ya está aquí en los periódicos en forma más que abundante.
    La línea que tenemos es evitar lo más que se pueda la nota roja. Lo que queremos es crear conciencia responsable de opinión pública recta. Cuando criticas o presentas una nota es para dar conciencia de lo que se tiene o lo que no se tiene que hacer.
    - ¿Su salida temporal de Radio Cultura, de 1997 a 2005, fue motivada por presiones externas?
    No. Me fui a dirigir las ediciones Xaverianas en Guadalajara. Pero sí, escuché esos rumores. En alguna ocasión me encontré en el restaurante VIP'S a Luis Pérez Hernández, director de Gobierno. Le pregunté si nos grababan. Me contó que sí, como a todas estaciones de radio. Pero me indicó que no había nada contra nosotros.
    - ¿Qué opinión tiene el periodismo local?
    Lo que me llama la atención es que no tengamos editorialistas locales, si ven las páginas de editoriales son principalmente de fuera. Mi pregunta es ¿no hay? Los periódicos no fomentan ello.
    A lo mejor hay intereses económicos, pero tengo la impresión de que los reporteros tienen bastante libertad. Que falten de preparación, sí se nota, sobre todo cuando escriben, hay muchas faltas de ortografía.
    Hay falta de precisión en dónde ocurren las cosas, no nos dicen en donde pasó, si en Cualiacán, Los Mochis o aquí.
    La cultura local a veces está un poco descuidada. No se pone relieve en lo que está pasando en el puerto. Claro, son eventos de noche y no se pueden esperar. Noroeste dice que al día siguiente ampliarán la información, es evidente que el periódico tiene sus tiempos y no se puede esperar, pero he visto que en lo deportivo sí están. De lo que hicieron Los Venados en la noche tenemos información al día siguiente.
    ¿El deporte vende más que la cultura? Es algo que uno se pregunta. Yo estoy convencido de que la cultura también despierta interés, sólo hay que saberlo hacer. Tengo la impresión de que los medios de comunicación no están convencidos de que la cultura también vende.
    - ¿Existe mayor libertad de expresión en el gobierno calderonista o hay retroceso como muchos afirman? Se lo pregunto por casos como el de Carmen Aristegui, Gutiérrez Vivo o Lydia Cacho.
    En cuanto a la libertad de expresión siempre damos la culpa al Presidente de la República. Sobre la salida de Carmen Aristegui de Televisa Radio sabemos de en manos de quien está, españoles (GRUPO PRISA). ¿Quién presionó su salida? ¿Calderón, el Gobierno, o fue la cuestión del rating? Creo que no vamos para atrás en cuanto a la libertad de expresión. Hubo un desbocamiento de libertad de expresión que ya era libertinaje. Tú no puedes dar una nota, menos una columna basada en el rumor. Después de esta etapa de desbocamiento, para mí que los periodistas se han vuelto más responsables al ejercer su libertad de expresión, pero ya con mayor fundamento.
    - ¿Cuál es su columnista favorito?
    Catón. Después le seguirían Sergio Sarmiento, Pablo Hiriart, Jaime Sánchez Susarrey, Leo Zuckerman, Mario Marín y a veces Ciro Gómez Leyva.
    - ¿Tiene alguna filiación o simpatía partidista?
    No.
    - ¿Alguien que pudiera pensar lo contrario se lo ha recriminado?
    No. Nunca se apoya a nadie. En tiempos de elecciones, por aquí han pasado todos los partidos. Hemos sido los únicos en hacer mesas redondas con cada uno de los candidatos en radio. En cuanto a debate fue la primera estación por allá de 1993 en realizar el primer debate entre candidatos locales desde el Teatro de El Cid. Ya es tradición de Radio Cultura invitar en elecciones a todos los candidatos sin excluir a ningún partido.
    - ¿Cuál es su opinión respecto a la nueva Ley Electoral y los cambios a la Ley Federal de Radio y Televisión?
    Las televisoras y las radiodifusoras pierden millonadas. Nosotros no perdemos nada, porque aquí no hay (por ser permisionada y no concesionada). Lo que se quiere es que el ciudadano salga iluminado lo más posible para dar su voto. No hay preferencias. En cuanto a esta nueva ley hay que ver. Todavía la están discutiendo. Yo hablé con un diputado local y mencionó que sí se pueden seguir haciendo análisis político. Según él no habría mucho cambio, sólo en los spots.
    Como presentan los medios de comunicación sí afectará a la libertad de expresión, la duda es si es como dicen ellos que pasará.
    - ¿Cómo ve la transición democrática en México?
    Hay un despertar de los ciudadanos respecto a su responsabilidad. Se participa más en la vida del País. Antes papá gobierno todo lo resolvía, pero ahora hay mayor participación ciudadana.


    De la Segunda Guerra a Mazatlán
    Héctor Contreras
    Sus ojos vieron los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial en su pueblo natal, fue testigo del cambio de la Iglesia tras el Concilio Vaticano II, vivió la pobreza en España durante el régimen de Franco, pero su labor misionera lo hizo cruzar el océano Atlántico para radicar, desde hace casi 40 años, en México, ejerciendo su labor como sacerdote xaveriano, 20 de ellos en Mazatlán.
    El Sx. Rafael Piras es originario de Alghero, Italia, un puerto ubicado al noroeste de Cerdeña, dedicado principalmente a la agricultura y al pastoreo.
    Nació el 7 de octubre 1937, bajo la dictadura de Mussolini. Fue el tercero de 8 hijos. Sus padres, Antonio y Carmela, se dedicaron al comercio de frutas y pescado, aunque siendo niño, tuvo que padecer los estragos de la guerra.
    "Lo que recuerdo del tiempo de guerra es el hambre. Teníamos la imposibilidad de encontrar comida, aunque en el pueblo en el que andábamos con la agricultura nos salvábamos. Había pan, queso. La comida cotidiana era una sopa, una especie de crema de garbanzos con pan. Recuerdo que no teníamos zapatos, a veces usábamos una especie de zapatos de madera, los zocoli", relata Piras.
    "Ni hablar del frío. No existía a idea de calefacción. No hubo energía eléctrica durante los bombardeos".
    Como Alghero era un puerto marítimo y tenía además un aeropuerto, la mitad del lugar fue destruido por los bombardeos. Junto con su familia emigró al campo, a un pueblo ubicado a 20 kilómetros. En medio de los bombardeos, su abuela los ponía a él y sus hermanos debajo del marco de las puertas, era el lugar más seguro.
    "Desde ese lugar veíamos como era bombardeado un pueblo vecino, parecían juegos artificiales en la noche".
    Pasó allí hasta la primaria. Siendo monaguillo de la iglesia tuvo la inquietud de ingresar al seminario diocesano, pero un misionero xaveriano que pasó por el pueblo, lo inspiró a integrarse a la comunidad religiosa.
    Dejó su casa cuando apenas tenía los 12 años, a realizar sus estudios de primaria y secundaria. Su preparación de filosofía y teología la obtuvo en Decio, Italia.
    "Fue una etapa de ampliar horizontes intelectuales, morales, artísticos... En ese tiempo era parte del coro a cuatro voces y teníamos una orquesta de instrumentos de viento. Yo aprendí a tocar el clarinete y la corneta", menciona.
    Entró a filosofía en 1955, pero fue ordenado sacerdote xaveriano el 8 de octubre de 1964.
    Fueron años de grandes cambios. Se estaba celebrando el Concilio Vaticano II, que fue un detonante de cambios en la Iglesia Universal, entre ellos el de la liturgia. El cambio significativo fue la misa. Antes ésta se oficiaba en latín y de espaldas al pueblo, pero los cambios permitieron que pudiera ser celebrada en los idiomas nativos. Otro cambio para su congregación, que se dedicaba a evangelizar China, fue ser expulsada durante la instauración del régimen comunista.
    "La persecución fue providencial. Fuimos a abrir otras misiones: Japón, Indonesia, Sierra Leona, Congo. La persecusión empezó en los años 50 y creo que justo en 1960 expulsaron al último xaveriano".
    Piras fue ordenado sacerdote el 24 de octubre de 1964 junto con una generación de 43 misioneros. Entre sus virtudes, Piras llegó a manejar cuatro idiomas: español, italiano, catalán, francés y vasco.
    Su primera misión fue a Guernica, al norte de España. En aquella época se vivía el régimen del Dictador Francisco Franco.
    Fue enviado junto con otros dos misioneros a formar nuevos misioneros xaverianos españoles.
    "Fuimos la segunda tanda de enviados. España estaba sufriendo las consecuencias de la persecusión y de la guerra. Estaba hundida económicamente. La comida que tuve de bienvenida fue media sardina. Así te das una idea de cómo estábamos.
    "Vivíamos en una casa prestada. Una familia prestó una casa y de ahí se empezó. Eran 45 seminaristas. No era muy grande. Sólo había alumnos de secundaria y preparatoria. La formación de filosofía y teología se impartía en una casa cercana a Madrid", recuerda.
    De ahí fue enviado a Mazatlán. Llegó el 31 de agosto de 1969. Su misión fue trabajar dentro del Instituto Cultural de Occidente, formar académicamente y espiritualmente a la juventud mazatleca.
    Los xaverianos tenían poco tiempo en el ramo educativo. Surgió por iniciativa de un grupo de padres de familia que buscó que congregación religiosa podía sacar adelante un instituto en la ciudad. Tras bastante discusión interna y la anuencia de Propaganda Fide, el ICO arrancó operaciones en 1951, y más tarde se abrieron otros dos centros educativos: uno en San Juan del Río, Querétaro, y otro más en Arandas, Jalisco.
    Fue director del instituto de San Juan del Río entre 1971 y 1977 e imparte clases de latín, griego y filosofía.
    Piras tiene un nuevo parteaguas en su labor misionera al viajar a Roma para estudiar Misiología en la Universidad Gregoriana y Periodismo en la Universidad Pro Deo.
    A partir de ahí comienza a incursionar en los medios de comunicación al fundar en México la revista Xaverianos.
    En 1981 regresa a Mazatlán, para ser profesor de literatura española, y taller de lectura y redacción en el ICO, pero también comienza a colaborar en Stéreo Juventud. Ahí surge la idea de crear una estación cultural para Mazatlán. Los trámites los comenzó en 1989 y en 1991 arrancó transmisión de Radio Cultura, por el 90.5 FM.
    "Iniciar Radio Cultura era una idea muy remota. A nadie le venía la idea de tener una estación de radio. Lo que nos movió fue la carta de una empresa italiana que construye aparatos de radio económicos y baratos, aptos para los misioneros".
    El transmisor, consola, y antenas, recuerda, costaron alrededor de 40 mil pesos actuales.
    Salió de la ciudad en 1997, regresó en 2005 y actualmente está abocado a su trabajo de tiempo completo como Director de Radio Cultura.
    Celebra misa todos los días, lleva su rosario de cinco colores en su bolsillo y en su escritorio tiene su Liturgia de las horas, que cumplen todos los sacerdotes al orar salmos por la mañana, al atardecer y previo a acostarse.
    Con el cigarro en la mano, y con los periódicos sobre su mesa, Piras escapa de los estereotipos de sacerdotes ligados al templo. Tal vez adelantado a su tiempo, o a los tiempos de la ciudad, a sus 70 años, Piras encuentra a través de la radio formas de elevar el espíritu.

    "En tiempos de elecciones, por aquí han pasado todos los partidos. Hemos sido los únicos en hacer mesas redondas con cada uno de los candidatos en radio".
    Rafael Piras
    Sacerdote Xaveriano

    "Lo que recuerdo del tiempo de guerra es el hambre. Teníamos la imposibilidad de encontrar comida, aunque en el pueblo en el que andábamos con la agricultura nos salvábamos. Había pan, queso. La comida cotidiana era una sopa, una especie de crema de garbanzos con pan. Recuerdo que no teníamos zapatos, a veces usábamos una especie de zapatos de madera, los zocoli".
    Rafael Piras
    Sacerdote Xaveriano