"PLAYA LAS GLORIAS/Paraíso erosionado"

"Entre los embates de las marejadas del Mar de Cortés y la indolencia y omisión de las autoridades, el principal destino turístico de Guasave ha ido perdiendo metros de playa y su atractivo"
16/11/2015 12:33

    GUASAVE._ Considerada hasta hace poco como una de las playas más hermosas de Sinaloa, Las Glorias año con año ha venido perdiendo belleza y atractivo turístico debido a la erosión provocada por el avance del mar.
    Ubicada a 42 kilómetros de Guasave, esta playa que también da sustento a las comunidades de Boca del Río y La Pitahaya luce cada vez más deteriorada, los embates de las marejadas que de junio a octubre se hacen presentes con fuerza, se la han venido acabando.
    Con una extensión de cuatro kilómetros desde la desembocadura del río Sinaloa hasta el faro construido en La Ensenadita o La Bocanita, esta playa de arena suave y olas grandes tiene enterrados los restos de casas y restaurantes que han sucumbido en los últimos 15 años debido al acelerado avance del mar.
    Paúl Leyva Meléndrez es un joven nacido y criado en este paraíso de sol, arena y mar. A él le tocó ser testigo del esfuerzo que hicieron sus abuelos y sus padres para construir un enorme restaurante con dos palapas, una de 26 por 9 metros y otra de 21 por 9. También lo vio derrumbarse.
    "Hasta el 94, Las Glorias era un paraíso de playa, teníamos la pinera, teníamos más de 400 metros de frente de playa y en Boca del Río había 600 metros de playa o más, ha sido muy drástico el cambio", recuerda, "desde el 94 se empezó a arrimar el mar año con año, a hacer paredones, a hacer paredones, pero no creíamos que fuera a llegar tan acá porque estaba muy lejos", dice.
    La realidad fue otra, a partir del 2000 el mar empezó a avanzar con mayor rapidez y se fue comiendo la playa, hasta que en 2003 llegó a la primera línea de casas y restaurantes.
    "El hablar de ese tema remueve cosas feas, porque en ese tiempo nosotros teníamos un patrimonio muy consolidado aquí en la playa, algo hecho con muchos años, teníamos el restaurante que nos había dado mi abuela, con una casa que tenía tres recámaras, una sala y comedor y cocina, que no la usábamos porque usábamos la cocina del restaurante", manifiesta.
    "No hay restaurante aquí ahorita tan grande y bien hecho como el que teníamos, todo eso lo perdimos, lo vimos caer, hicimos lo posible por detenerlo, lo atrancábamos, hasta que nos salimos porque a mi hermano le cayó un horcón en la cabeza, eso fue en el 2003", recuerda.
    Después de eso, dice que levantó un restaurante que hasta el Huracán Odile del año pasado, el mar se lo había tumbado 17 veces, hasta que optó por darse por vencido y buscar un lugar más seguro, a espaldas de la Laguna del Camarón, para levantar de nuevo su establecimiento.
    Escolleras, el origen del problema
    A partir de 2004, un grupo de prestadores de servicios de Las Glorias y Boca del Río, encabezados por el empresario Gustavo Miguel Rivera, ha exigido a las autoridades de los tres niveles de gobierno que actúen para frenar la erosión y rescatar la playa.
    A más de 11 años de estar tocando puertas, de reuniones, de diagnósticos y de manifestaciones, la situación no sólo no ha cambiado, sino que ha empeorado.
    Rivera y los restauranteros afectados le echan la culpa a unas escolleras construidas entre 1992 y 1993 para darle cauce y salida al mar al río Sinaloa.
    "El problema de Las Glorias es un problema de erosión que se generó por una serie de obras que quedaron inconclusas y mal hechas", refiere, "hay un ciclo natural del mar que cada 80 años está regresando a puntos donde ha estado antes y esas consideraciones las tomaron en cuenta cuando se elaboró el proyecto original para la construcción de las escolleras de la Boca del Río".
    El empresario, quien administró durante muchos años el único hotel que hay en el balneario, expone que el proyecto de las escolleras fue elaborado por el ingeniero Daniel Cervantes Castro, por la instrucción de Víctor López, quien encabezaba una propuesta para estabilizar el frente de playa en Las Glorias y darle certidumbre a potenciales inversionistas para desarrollar negocios de turismo.
    "En ese proyecto original se contempló la construcción de las escolleras en Boca del Río, pero también unas escolleras paralelas en el área de La Ensenadita, tomando en consideración las avenidas del río y la dinámica de las corrientes fluvio-marítimas", dice.
    Rivera reconoce que la obra fue bien conceptualizada, bien diseñada, pero pésimamente ejecutada, ya que las escolleras quedaron inconclusas y mal hechas, con una orientación contraria a la que se propuso originalmente, lo que vino a acelerar el proceso de la erosión.
    Estudios en poder
    de la SCT lo confirman
    Como parte de un estudio de manifestación de impacto ambiental para la construcción de una escollera en La Ensenadita y el dragado del canal de acceso a La Bocanita realizado en 2010 por la empresa J. R. Limón, Planeación e Ingeniería Ambiental S. A. de C. V. y promovido por la Dirección General de Puertos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, las autoridades tienen diagnosticado el origen del problema de la erosión, pero no han actuado en consecuencia.
    En ese estudio indica que en 1992 la desembocadura del río Sinaloa presentaba problemas de estabilidad horizontal, por lo que la Secretaría de Marina inició los trabajos para la construcción de las escolleras y el dragado de un canal de acceso para mantener abierta la desembocadura del río Sinaloa.
    "Debido a la acción conjunta del oleaje de tormenta y la orientación de las descargas del río, para julio de 1993 la escollera oeste quedó aislada y se formó un estero a lo largo de la playa oeste. Para el siguiente mes ambas escolleras se encontraban aisladas, por lo que se inició la construcción de los empotramientos correspondientes para ligarlas nuevamente a tierra", indica.
    Dado que la dirección neta del transporte litoral es de este a oeste, la construcción de las escolleras creó una barrera física para el paso del material proveniente del este, evidenciado por la acumulación de material en la playa al oriente de la desembocadura del río, conocida como Bellavista, y una canalización del gasto sólido del río Sinaloa hacia el mar.
    "Se limitó una de las principales fuentes de aporte de material terrígeno en la playa comprendida entre la desembocadura del río Sinaloa y La Bocanita, lo cual originó la pérdida de playa en la porción occidental de la desembocadura (Las Glorias)", reconoce el documento.
    Propone el CIIDIR
    una solución
    Además del daño a la infraestructura que el avance del mar ha ocasionado en Las Glorias, donde ha destruido más de 70 casas y restaurantes en los últimos 15 años, la afectación más seria es la pérdida de potencial turístico.
    Este sitio fue en su momento un lugar de veraneo de turistas estadounidenses, quienes desde que empezó la destrucción en la playa ya no han regresado.
    Los turistas locales y regionales siguen visitando este lugar, pero no en la misma cantidad ni con la frecuencia que lo hacían antes, todo esto en perjuicio de más de 30 restaurantes establecidos entre Las Glorias y Boca del Río que sobreviven a duras penas.
    Los prestadores de servicios y los propios habitantes de estas dos comunidades claman que el gobierno solucione el problema porque temen el embate de un huracán.
    Desde hace varios años, investigadores del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Regional han venido estudiando el problema y a principios de año plantearon una solución: la construcción de geotubos sobre la línea costera frente a Las Glorias.
    Diana Escobedo Urías, directora del CIIDIR, expone que las autoridades ya saben cuál es la solución y cuánto cuesta este proyecto.
    "Existe una alternativa para playa Las Glorias, que son los geotubos, esa puede ser una solución inmediata, en el momento que pongamos los geotubos y metamos la arena inmediatamente se recupera la playa, vamos a ver que se va a estabilizar la playa, con eso recuperamos la longitud que tenía", manifiesta.
    La investigadora subraya que los geotubos son contenedores en forma de tubo hecho de geotextiles de alta resistencia rellenos con arena de la misma playa colocados como barreras para disminuir o absorber la energía del oleaje.
    Su diseño permite que la arena que arrastran las corrientes marinas pase sobre la estructura y quede retenida tras las corrientes de resaca del mismo mar, generando la recuperación de la playa.
    De acuerdo con estimaciones del CIIDIR, la colocación de los geotubos tiene un costo estimado de más de 100 millones de pesos, pero la tarea de la gestión corresponde a las autoridades locales o a los mismos legisladores federales, aclara Escobedo Urías.
    Miguel Rivera dice estar agotado de una lucha que no ha fructificado, más que por la escasez de recursos, por la falta de voluntad de la clase política, que no ha querido reconocer que se ha equivocado y mientras tanto el paraíso que era Las Glorias va en una triste decadencia. 

    "Existe una alternativa para playa Las Glorias que son los geotubos, esa puede ser una solución inmediata, en el momento que pongamos los geotubos y metamos la arena inmediatamente se recupera la playa..."
    Diana Escobedo Urías
    Directora del CIIDIR

    "El problema de Las Glorias es un problema de erosión que se generó por una serie de obras que quedaron inconclusas y mal hechas".
    Gustavo Miguel Rivera
    Empresario

    Obra cara
    De acuerdo con estimaciones del CIIDIR la colocación de los geotubos tiene un costo estimado de más de 100 millones de pesos.