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"Zona Roja"

"'Rehabilitan' seis familias Zona Roja"

"Viven niños mujeres y señoras en los cuartos que usaban las prostitutas; el DIF municipal no sabe de ellos."
06/11/2015

    Darío Dávila

    ¿A qué huele una pista de cabaret?. ¿Se vale jugar a las escondidas en cuarterías que guardan ecos de sexo y alcohol? Para entenderlo habría que cerrar los ojos e imaginar el pasado: la pista de baile llena. El calor remilgoso. Los muslos de una mujer escalando por un tubo. O mejor todavía: habría qué vivir en "El Nuevo Siboney" o en el "Egipto Dancing Club", el "Bar Mi Preferida", "Luna Azul" o "El Afro".
    Aquí ya no hay alcohol o besos pagados. Tampoco más de 400 prostitutas ganándose la vida. La Zona de Tolerancia cambió de giro: ahora es una zona de marginación con seis familias viviendo ahí. Nadie ?o por lo menos los organismos como el DIF y la Coordinación Social municipal, saben de ellas. Es simple ?según los funcionarios- ellos (las familias) no se han acercado a pedir ayuda.
    "Allá estaba un chorro de mesas y allá la barra", recuerda Guadalupe Martínez Lugo, un viejo guardián de este esqueleto de paredes derrumbadas, varillas caídas y murales con amazonas peleando con dragones.
    Guadalupe amasa aromas y fotos en su casa. O mejor dicho, en el cascarón de "El Nuevo Siboney". "En el fondo ?dice señalando el horizonte del patio- tocaban los músicos y la gente se ponía a bailar".
    Desde su sala en "El Siboney", su compañera y esposa, Josefina Corral, ha instalado su cocina en los cuartos de este terreno de 41 mil metros cuadrados. Josefina es tan delgada que antes de verla a los ojos, es imposible no detenerse en el hueso quebrado y boludo que le sobresale en el brazo derecho estirándole la piel. "Es que me caí de un árbol".

    -¿Y ya fue al doctor?
    - Es que no tengo dinero para la operación y me tienen que meter un clavo?

    Arropadas por las colonias Amistad, CROC, El Pípila y Amado Nervo, las ruinas de La Zona, también amurallan el cuerpo y la mala memoria del señor Basilio Castro. Está sentado en el pórtico y la piel se le pega tanto a las costillas, que su barriga pecosa resalta.

    -¿Y ya comió?
    - Sí, ya me dieron un taco de frijoles

    - ¿Es todo lo que ha comido hoy?
    - Sí.

    En casa, cuando aquella época dorada de La Zona hasta el 2004, vendían mariscos. Ahora debe cuidarse de los ladrones. "Hace tiempo entraron y me robaron un maletín con ropa". Por eso el señor Basilio quiere tener todo junto a su cama. Pegadito al plato con pedacitos de pan. Cerquita de la estampa de San Charbel, que alguien (también víctima de su mala memoria), le regaló.

    -¿Y su esposa?
    - ¡Uy, hace como siete años que murió!. Se llamaba (de eso sí se acuerda) Manuela Villa Peinado.

    Antes de salir del cuarto, el reportero le pregunta: ¿Y en la Navidad quién viene a verlo? La respuesta a estas alturas es obvia: "Ya ni me acuerdo".
    La agonía de La Zona que emula una calle bombardeada con sobrevivientes, también arrastra la guitarra de "Salo", un trovador que aparece de la nada sobre una azotea que amenaza con derrumbarse. Tiene varios años viviendo aquí.
    "Salo" camina por "El Casa Blanca", famoso por aquel asesinato de dos bailarinas y un cliente. "Dicen que fue por celos", cuenta el hombre mientras brincotea entre retazos de tabiques. Luego, se para en medio de la pista, con un techo de estrellas y suelta tocando: "Noviembre sin ti es sentir que la lluvia me dice llorando que todo acabó".
    "?Ya bien le digo, aquí en los cuarterías le pegaron dos plomazos a una de las muchachas". "En la madrugada está todo solo y aquí nos quedamos cantando en la madrugada".
    La Zona es como un paciente con un halito de vida. Como si uno sintiera las pulsaciones en el cuello de un moribundo. La Zona con sus familias casi invisibles, sus niños correteando entre los cuartos de historias de sexo y una virgen de "El Nuevo Siboney" chamuscada por un incendio.

    - ¿Y por qué no se van?, pregunta el reportero a Guadalupe Martínez
    - Hay veces que nos dicen los polis: ya no queremos verlos aquí?¿Pero a dónde nos vamos?

    *Con información de Norma Alicia Sánchez.

    Terreno en litigo

    La Zona de Tolerancia es un terreno de aproximadamente 41 mil metros cuadrados que el Ayuntamiento trata de recuperar pues el predio está en litigio.
    El Instituto Municipal de Planeación Urbana elaboró un proyecto para construir en esa zona un centro de barrio, sin embargo, el plan se encuentra detenido hasta que se desahogue el procedimiento jurídico que pelea un particular.

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