"'Se ríen de mí porque estoy gorda'"

"El sobrepeso se convierte en una verdadera carga para el desarrollo de los niños, quienes tienen que soportar todo tipo de burlas y abusos de parte de compañeros de escuela, amigos o familiares"
07/11/2015 08:35

    Mi nombre es Marifer y estoy gorda. Es la hora de recreo pero para nada me divierte que lo sea. Para qué, si nadie me invita a jugar. Al contrario, se ríen de mí y me dicen gorda.
    Si estoy sentada no me hacen caso o a veces nomás para hacerme burla. Por eso ya no quiero venir al colegio.
    Este no es mi nombre verdadero, dicen que para que no me sienta mal. Pero qué importa eso si ya me siento así. Cómo no me voy a sentir así si apenas tengo 10 años y ya me compran la ropa como si fuera una adulta. Mis brazos y mis piernas están bien gordas, mi estómago se me sale de entre la playera del uniforme y tengo unas rayitas. Mi mamá las llama estrías.
    Una vez mi mamá me llevó con un doctor que me pesó y me midió la cintura. Creo que peso más de 80 kilos. El doctor platicó con nosotros y nos dijo que comiéramos despacio. Ah, porque mi mamá también está gordita. "Así se van a llenar más pronto", nos dijo.
    ¡Qué íbamos a comer despacio si con el hambre te quieres comer todo de volada!
    Mi mamá dice que estoy bonita y mi papá, que lo que cuenta son los sentimientos, lo que uno tiene en el corazón. No les creo porque eso no me dicen en el colegio. Una vez me estaba comiendo una chimichanga y pasó un niño y me la tiró. Todo el chamoy se me embarró en la playera y aparte me dijo gorda.
    Otra vez, me tumbaron la soda. También me jalan el pelo y me meten el pie para que me caiga cuando voy corriendo. Le digo a la profe pero no me hace caso.
    El Miguel me gusta pero a él yo creo que yo no. Nunca quiere platicar conmigo. Una amiga me pasó su correo y le mandé un correo para que me aceptara y poder chatear. Yo creo que no le llegó o no miró el mío porque no aparece cuando prendo la "compu".
    Me da coraje y a veces quisiera dejar de comer para estar flaquita. Pero no puedo. Dicen que porque mis papás están así; otros, que porque no hago ejercicio. Pero qué "güeva". ¿Te imaginas ir a correr o a caminar al parque, o jugar fut o esas cosas? Aparte que no puedo. Me canso bien pronto.
    Una vez fui al parque a pasear en bicicleta, pero no. Al otro día me dolían bien mucho las piernas. Mejor me quedo viendo la tele o jugando en la "compu". Dicen que eso engorda porque mueves el cuerpo, pero qué le hace.
    Ah, y la comida. El doctor que te contaba nos dijo que comiéramos frutas y verduras. ¡Guácala! ¿Te imaginas comer tomate, cebolla y esas cosas? No, m'ijito. Si a mí me gustan las quesadillas y las pizzas, los tostiesquites con mucho chamoy. Mira, hasta ya se me hizo agua la boca...
    También nos dijeron que desayunáramos, pero como en la casa cenamos y nos dormimos bien tarde, en la mañana me despierto y no me da hambre. Aparte que apenas tengo tiempo de cambiarme. En el colegio compro una torta o unos nachos y una coca.
    Estoy gordita y creo que no voy a "enflacar". Estoy sentada en el patio porque nadie me invita a jugar. Debiera estar contenta porque es la hora de recreo pero no lo estoy. El elástico de la playera me aprieta los brazos y hasta me canso para respirar...
    Marifer es una de los tantos niños que ubican a Sinaloa en segundo lugar a nivel nacional, de los que la psicóloga del Instituto Sinaloense de Atención Psicoterapéutica dice que son rechazados y burlados por sus compañeros, de los que tienen la autoestima baja y que se sienten avergonzados.
    "Estos niños se sienten rechazados por sus compañeros y de alguna manera se enojan y pueden agredir. Pero es por la frustración, la impotencia que sienten de verse como están", dice.
    Los niños se sienten desligados y no se integran a un grupo por vergüenza o porque son ridiculizados en la escuela, lo que puede traer secuelas psicológicas en su etapa adolescente.
    "Si no lo ayudamos, esto puede repercutir de alguna manera a sentirse tímido, avergonzado, no acercarse a grupos o deprimirse. Cuando es hereditario o si han hecho hasta lo imposible por rebajar, hay que prepararlo psicológicamente para que acepte su cuerpo".
    El neurólogo y neurofisiólogo Élmer Guillermo López Meza, jefe del departamento de cognición y conducta del Hospital General de Culiacán, comenta que el niño obeso tiene menor autoestima y menos ganas de hacer una dieta y ejercicio.
    "Habitualmente son niños con poca energía. Les resulta más atrayente estar viendo la televisión que jugar futbol. Son víctimas de apodos y se les va desarrollando una inseguridad que termina por ocasionarles traumas a largo plazo", expresa.
    Marco Antonio Maradiaga Ceceña, director de Investigación y Políticas de Salud Pública en Sinaloa, afirma que el 30 por ciento de los niños en edad escolar en el Estado son obesos y esos kilos extras los hacen propensos a padecer diabetes, enfermedades del corazón, cáncer y problemas traumatológicos.
    Al seleccionar lo que comemos, estamos influidos por la historia, la cultura y los hábitos que parten de la educación doméstica.
    "Si un niño es obeso y su papá es obeso, la causa no es que compartan genes, sino el refrigerador".
    Ricardo Angulo, director de la Clínica de Obesidad del Hospital General de Culiacán, asegura que la obesidad es una enfermedad que no se cura, sólo se controla. Que tiene muchas complicaciones, entre las que sobresalen la diabetes mellitus, alteraciones en la glucosa, presión arterial, colesterol, problemas de infertilidad y articulares. Además que se le ha relacionado con el cáncer.
    La obesidad, dice, se relaciona en un 70 por ciento a factores genéticos y el resto al sedentarismo, malos hábitos alimenticios, alcoholismo y tabaquismo.
    "Hay que educar al paciente para poder controlar esa enfermedad llamada obesidad, porque es una enfermedad crónico-degenerativa que, por desgracia, no se cura, se controla. Porque cuando el paciente deja esos hábitos de alimentación, esos cambios en sus estilos de vida, puede volver a ser obeso", subraya.
    Ilse Beatriz Izábal Wong, nutrióloga del programa Comunidades Saludables del Ayuntamiento de Culiacán, recomienda llevar al niño con el médico para que éste mida su glucosa, le tome la talla y el peso, le realice los exámenes necesarios para detectar bacterias o amibas que impidan la absorción de los nutrientes.
    "El niño debe tener cinco comidas al día para que su metabolismo se acelere, que vaya acompañado de ejercicio. Mínimo 30 minutos tres veces a la semana", señala.

    RECOMENDACIONES

    La nutrióloga Maite Palazuelos de Creixell recomienda dejar a un lado la pérdida de peso como objetivo para enfocar todos los esfuerzos en:
    Tratar las actitudes y comportamientos que acompañan a la obesidad, la predisponen y exacerban (no tener horarios para comer, llevar una alimentación incorrecta, etcétera)
    Aprender a comer correctamente
    Practicar con regularidad la actividad física moderada
    Aprender a sentirnos mejor con nosotros mismos y con nuestros cuerpos
    Aceptar el peso que el cuerpo logre como resultado de los puntos anteriores
    El éxito no se mide por la pérdida de peso sino por el grado en que se establecieron las conductas mencionadas.
    (Niños físicamente activos. Revista Ganar Salud)

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