"Tiran boxeadores la toalla"
Los golpes al costal ya no es escuchan aquí. Tampoco se ve la perilla loca que se mueve con derechas e izquierdas de los púgiles. Menos el grito de "tiempoooooo" que los entrenadores establecen para que los boxeadores hagan su pausa en el entrenamiento.
Ahora lo que se ve son motores, calderas, fierros, suciedad y abandono.
Y es que desde hace varios días que los boxeadores decidieron aventar la toalla, pero no para abandonar una pelea, sino para dejar atrás años de tradición del Gimnasio Agustín Solórzano.
El motivo: un particular que se asentó hace años para vivir no permitió a más peleadores, lo que llevó al mánager Jesús Zápari a realizar la mudanza a otro sitio.
El mánager Zápari y su séquito de boxeadores le dijeron adiós a 22 años de férreos y constantes entrenamientos, al verse obligados a desalojar el inmueble ubicado en la calle Mariano Escobedo.
Esto, ante los problemas suscitados con Juan José González Piña, quien se dice encargado del patronato del espacio.
Este escenario fue donado por el doctor Agustín Solórzano para la comunidad, con la finalidad de que se practicara el boxeo u otros deportes. Para esto se creó un patronato.
"Da mucha tristeza, después de haber sido un espacio por más de 50 años para los boxeadores, Juan José González Piña es una persona que no tiene nada que ver con el doctor Solórzano, él está abusando de las instalaciones una vez que nos hizo la vida imposible", asegura el entrenador, forjador de varios campeones nacionales.
Por su parte, Juan José González Piña se defiende desde su "esquina" y afirma que el gimnasio no sólo se donó para la práctica del deporte, por lo que en un futuro, se pretende rehabilitarlo.
"Hay proyectos para el Solórzano, el box definitivamente ya no, tal vez una escuela de judo, pero apenas estamos en pláticas con las personas", explica desde su hogar, que forma parte del tradicional gimnasio.
Así, este escenario, legado del doctor Solórzano para los deportistas, en especial para los boxeadores, y casa de grandes campeones nacionales como Oswaldo González, Gilberto "Gil" Canchola, Antonio "Toño" Becerra, Marco Antonio "Chino" Lizárraga, entre otros, se ha convertido en un taller de bombas de riego y bodega.