"Todos Somos Sinaloa"

"Chayo Uriarte de Atilano"
07/11/2015 11:47

    Mario Martini

    Chayo Uriarte de Atilano
    Poeta
    Vinculada en definitiva a la religión católica, la sinaloense tuvo un inicio precoz en la literatura, inspirada por la luz y el mar de Mazatlán, pero fue hasta los 25 años de edad cuando publicó sus primeras obras, de las que el poeta jalisciense Enrique González Martínez, amigo íntimo de escritores sinaloenses, dijo: "desprovista de un arte fatigoso y de un andamiaje verbal, su lírica es un verdadero remanso, sobresale por la sencillez, inocencia y espíritu romántico con ecos de Juan de Dios Peza. Musgo, de tono confesional, es un conjunto de poemas amorosos, donde la autora enfrenta sus profundos sentimientos y conflictos. De Romances y Corridos es un poemario dedicado a la ferviente devoción de los feligreses a los milagros de la Virgen de Zapopan, así como a otros lugares de Guadalajara".
    Nació en Culiacán, Sinaloa en 1909, pero antes de cumplir un año de edad fue llevada a vivir en Mazatlán, donde realizó sus primeros estudios y encontró, frente a la fuerza del mar, la inspiración que detonó su talento poético. Al cumplir 23 años, en 1932, su familia se mudó por motivos de trabajo a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, donde estacionó su vida para siempre y comenzó a desarrollar un trabajo poético que comenzó en 1933 con la publicación de Cosecha, animada por Agustín Basave y Fernández del Valle, el primer filosofo católico de América Latina, maestro de varias generaciones, quien la dirigió en la lectura, la animó a escribir y la apoyó para que publicara su primer libro de poemas.
    Fue admirable declamadora que dio varios recitales en la República, tres de ellos en el Teatro de Bellas Artes de la Ciudad de México. En 1946 publicó Esta es mi vida de hoy y en 1956 En el final del cuento. Con su texto Ausencia sin olvido obtuvo el primer lugar en el Certamen de los Juegos Florales del Carnaval mazatleco de 1955, poema en el que confirma a Mazatlán como su patria íntima.
    A dos años de cumplir 100 años, con lucidez sorprendente, hizo un breve recuento de su vida literaria, inspirada principalmente por Basave, quien influyó definitivamente en su obra literaria tan próxima a la religión, como en su vida lo hicieron San Josemaría Escrivá y el Opus Dei: "desde que aprendí a leer a los 6 años, me aficioné a escribir todas aquellas ideas y sentimientos que despertaban en mí las obras de muy variados autores, así como el inefable libro de la naturaleza. Para mi sorpresa, mis versos tuvieron gran aceptación, lo que indudablemente me motivó a seguir escribiendo, ya que se empezaron a publicar en los principales periódicos de la Ciudad de México, Guadalajara y Mazatlán".
    Nuevos poemarios fueron publicados: en 1940, Musgo; en 1946, Esta es mi vida de hoy; en 1955 recibió la Medalla de Oro Sixto Osuna por Ausencia sin olvido, en los Juegos Florales del Carnaval de Mazatlán de 1956; Agustín Yáñez, Gobernador de Jalisco, le entregó el premio Jalisco de Poesía por En el final del cuento. En 1973 editó Rubí; en 1989; Collage, en 1993 A Corazón abierto. En 1999, De Romances y corridos; en 2001 "Con mi niño en los brazos". En 2004, publicó una pequeña selección de su obra en prosa, que inició con el título Las cosas pequeñas, y desde el año 1959 hasta 2005 colaboró ininterrumpidamente en el periódico El Informador, con unos 4 mil artículos que abordaron la vida familiar de una esposa y madre, enamorada de la vida ordinaria.

    AMOR POR LAS PEQUEÑAS COSAS

    "En esta larga trayectoria, dijo en 2007, desde hace muchos años, ha sido esencial mi contacto con San Josemaría Escrivá y el Opus Dei. En las palabras de este sacerdote santo, a quien tuve el gusto de conocer en Guadalajara en 1970, encontré muchas veces la clave de mi vida, mi matrimonio, la educación de mis cinco hijos y el acierto para tratar de seguir su consejo: 'convertir la prosa diaria en endecasílabos, en verso heróico, por el amor que ponéis en vuestra ocupación habitual'…Yo había pedido mi admisión en el Opus Dei pocos meses antes. Después de resistirme a la vocación de una de mis hijas, pensé: si ella es tan feliz en este camino ¿por qué no animarme a recorrerlo? Y empecé a tratar de servir a los demás con mi vida ordinaria y mi trabajo literario…No acabo de agradecer a San Josemaría el haber encontrado la forma" de unir el cielo con la tierra, como él decía, al contemplar y ofrecer las acciones cotidianas. Siento un gran amor por las cosas pequeñas, aparentemente intranscendentes. Son ellas las que conducen, con constancia y paciencia, a la realización de nuestros anhelos, a la materialización de nuestros ideales, a la culminación de nuestros sueños. Son ellas las que llenan nuestras horas, minuto a minuto, formando un compacto tejido de penas, alegrías, dudas, satisfacciones, temores, lágrimas, risas y plegarias; hacen de nuestra casa un hogar y estrechan los lazos que unen a nuestra familia".
    Además de su inclinación por la literatura, fue vehemente defensora de los derechos de las mujeres, lucha que la llevó a presidir la Unión Femenina Iberoamericana y a ser socia de la Universidad Femenina de Guadalajara. Con tales membretes, formó parte del selecto grupo de las mujeres más importantes de México que en 1975 fueron a Los Pinos, al desayuno convocado por el Presidente Luis Echeverría Álvarez para conmemorar por primera vez El Año Internacional de la Mujer.
    Al cumplir 40 años de matrimonio, publicó un compendio de su obra (1033-1973), en el que incluyó de manera relevante el poema Rubí que en el último párrafo de su presentación dice: "...Años felices. Yo siento / un hondo agradecimiento / por mi esposo, dulce amigo; / por mis hijos... Todo digo / allí en el final del cuento. / Cuarentena en que viví / fechas de plata y marfil / ¡radiantes aniversarios! /cimiento del corolario / que es el de hoy: ¡el de rubí!".
    Este libro reunió poemas de los libros: Cosecha 1935 (prologado por J. de Jesús Núñez y Domínguez, Musgo 1940 (con prólogo de Enrique González Martínez), Y ésta es mi vida de hoy 1946, Ausencia sin olvido 1955 (Premio Sixto Osuna, Mazatlán 1995), En el final del cuento
    (Premio Jalisco 1956), Rubí 1973, Bodas de coral 1976, De Romances y corridos 1999 (con presentación de Hilda Morán del Castillo), Poemas no coleccionados, Décimas y Vía Crucis.
    Murió en la ciudad de Guadalajara en un año sin memoria. (Semblanza del libro La Patria Íntima/Todos Somos Sinaloa de Mario Martini)