"Todos Somos Sinaloa"

"Enrique Mora Andrade Compositor"
07/11/2015 11:10

    Mario Martini

    En una de las películas menos malas de Vicente Fernández, El Tahúr, hay una escena en la que el cantante rescata a la protagonista, Amparo Muñoz, de una muerte segura cuando su caballo se despeña en una cañada de varios metros de altura. Luego de un breve y ridículo encuentro amoroso cabalgan ambos seguidos por Jorge Rivero, mientras Fernández canta el vals Alejandra, la internacional composición del atormentado mazatleco que también se utiliza por lo regular en ceremonias de quince años y figura en el catálogo de los mejores valses mexicanos, al lado de Danubio Azul, Dios Nunca Muere, Vals Imperial, Los Patinadores, María Elena, Julia, Sangre Vienesa, Sobre las Olas, Vino, Mujeres y Canto, Viva Mi Desgracia, Voces de Primavera, Vals Fantástico, Ojos de Juventud y Vals de los Besos. En 1991 Javier Solís lo grabó con banda, como un homenaje al compositor que no tuvo que salir de Mazatlán para ser hombre internacional.
    Enrique Mora vivió una vida plagada de calamidades. La grabación con todas sus composiciones se perdió para siempre, negando al mundo su talento y sentimiento. Murió a los tempranos 37 años de edad, atacado severamente por la cirrosis que contrajo a fuerza de tertulias interminables, en las que recibía la visita de las musas que lo inspiraban a componer valses magníficos y adelantos generosos de ricos enamorados que lo contrataban para hacer valses por contrato. Eran tiempos de la deliciosa cursilería del siglo 19, que obligaba a los jóvenes enamorados de la época a dedicar a la novia una composición de Mora para demostrar a la familia de la pretendida que sus intenciones eran serias y formales. La joven a la que dedicaban un vals de Mora, llegaban al altar sin complicaciones.
    Nació el 14 de julio de 1876 en la ciudad de Mazatlán, de donde nunca salió. Sin embargo, su vals Alejandra se tocó en muchas salas de concierto del mundo y puso muy en alto el nombre del País y de su ciudad natal.
    Sus primeros estudios los hizo en la escuela oficial del puerto, atendida por Eduardo Betaconcourt. Continuó sus estudios en el colegio particular del profesor David Antonio Urrea y por necesidades familiares se vio obligado a trabajar en la imprenta de Ignacio Maldonado, donde aprendió la encuadernación; pero su hermano Eligio, director de la orquesta de Los Hermanos Mora, integrada por tres de sus hermanos, tenía necesidad de un violinista. Así es que puso a Enrique a estudiar el instrumento aún en contra de su voluntad, ya que no simpatizaba con la música, ni con el instrumento. A fuerza aprendió el método de Berrito y con constancia logró formar parte de la orquesta familiar.
    A sus escasos 10 años de edad, en 1886, compuso la mazurca Angelita, pieza que muy pronto la cantaba el pueblo con versos de un autor desconocido. Este hecho, aparentemente sin importancia, constituyó el mayor estímulo para que Mora entrara de lleno en el terreno de la composición musical. Muy joven compuso el vals Emilia, dedicado al señor Manuel Macías Gutiérrez, entonces agente de máquinas de coser Singer, quien a su vez la dedicó a su esposa Margarita Rivas.
    El vals Alejandra, compuesto por orden del joven enamorado Rafael Oropeza para dedicárselo a la señorita Alejandra Ramírez de 17 años, quien más tarde se casaría con el señor Retes y sería magnífica escritora costumbrista, siguiendo los pasos de su tío abuelo Ignacio Ramírez El Nigromante. Con este vals, presentado en 1907, se consagraría internacionalmente.
    Atormentado por la inspiración y la sensibilidad de artista, vendió los derechos de este vals en 25 pesos y la promesa de recibir 50 ejemplares impresos. El dinero lo utilizó en una juerga de varios días, en los que compuso otros más que no tuvieron la fortuna de este que le dio la vuelta al mundo, como el que le dedicó a la actriz española Elisa de la Maza y que lleva su nombre; el vals La Voz del Amor, compuesto a petición del súbdito inglés Roberto Henderson, quien lo dedicó a su esposa Virginia Muro; el vals Carlotita, dedicado por el autor a la señorita Carlota Félix Díaz. Posteriormente compuso Una noche en Villa Unión, Leoba y una mazurca para el señor Abelardo Anaya.
    Con motivo del inicio del siglo 20, compuso la polka 1901, estrenada en la casa de don Arturo De Cima durante un baile organizado por el señor Pantaleón Ezquerra. Vino después una larga lista de composiciones que integraron un álbum, entre las que destacaban Pesca Libre, polka dedicada a La Paz, Baja California; otra dedicada al coronel Cuevas; una marcha nupcial para el matrimonio de Manuel Gómez Rubio y Eloísa Ocón, hija del juez Cecilio Ocón, quien cobró fama por ser la autoridad civil que casó en artículo mortis a la cantante Ángela Peralta con Julián Montiel, su representante, a cambio de un generoso lote de joyas del valioso cargamento que Ruiseñor Mexicano cargaba por el mundo. El álbum, que contenía varias danzas y chotis, con todas fue extraviado, perdiéndose así el rico tesoro musical de este talento mazatleco.
    Fue sinodal en las pruebas finales en la Academia de Música de los profesores Francisco Martínez Cabrera y Roberto Contreras y organizó varias estudiantinas formadas por señoritas.
    Bohemio empedernido, murió de cirrosis hepática a las 10 de la noche del 7 de enero de 1913, a los tempranos 37 años de edad.
    La letra de su famoso vals, es sumamente sencilla, quizá la característica en la que se fundó su éxito:

    Eres tú, reina de mi amor
    Como un sueño azul que a mi vida llegó.
    Te adoré desde que te vi
    Mi alma te entregué y por ti soy feliz
    Te adore desde que te vi
    Mi alma te entregué y por ti soy feliz.
    Oye mi cantar, mi corazón, llamar al tuyo.

    Déjame decirle que eres tú mi amor
    Mi obsesión, mi ilusión
    Déjame decir que yo por ti dejé mi orgullo.
    Te quiero Alejandra, con todo mi amor.

    Ya por ti, mi cielo, está redol
    Ya por ti, ya por el alma mi sol
    Oye mi cantar mi corazón llamar al tuyo.

    Déjame decirle que eres tú mi amor
    Mi obsesión, mi ilusión
    Déjame decir que yo por ti dejé mi orgullo.
    Te quiero Alejandra, con todo mi amor.

    (Semblanza del libro La Patria Íntima/Todos Somos Sinaloa de Mario Martini)