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"Oficia misa de sanación en la Sagrada Familia"

"Trae el 'Padre Jeringas' mensaje de paz y fe"

"Con un mensaje de paz, de fe y esperanza, decenas de feligreses fueron envueltos en oración por el popularmente conocido "Padre Jeringas""
15/11/2015 08:55

    Yesenia Zermeño

    MAZATLÁN._ Con un mensaje de paz, de fe y esperanza, decenas de feligreses fueron envueltos en oración por el popularmente conocido "Padre Jeringas". 

    Aún con problemas de salud, y visiblemente agotado, la oración conmovió a propios y extraños, llevándolos de la alegría al llanto, al confort de las almas, que poco a poco fueron aliviadas de sus penas, tras ser tocadas por Dios a través del Padre Héctor Orozco Gutiérrez. 

    Un acercamiento espiritual, que compartieron las familias a un año de su última visita al puerto, precisamente a la Parroquia de la Sagrada Familia, donde ofreció la misa de sanación. 

    El tema de los valores perdidos, la familia, el matrimonio, las enfermedades que acechan al alma y la desviación de la fe por las falsas creencias, fueron temas tocados por el Padre originario de León, Guanajuato. 

    El Sacerdote, que cuenta con un respeto inmensurable por su bondad, y atribución de algunos milagros, principalmente a niños, aprovechó para bendecir el agua y aceite, que fue llevado por los feligreses; así como al final de la misa el alimento. 

    Los presentes murmuraban una y otra vez lo mismo: "Le dicen Padre 'Jeringas' porque bautiza a los niños enfermos, a los que están muy graves con una jeringa", explicando a quienes por vez primera acudían al recinto sagrado. 

    Este instrumento médico le valió el apodo, y a sus 72 años es internacionalmente conocido como "El Padre Jeringas". 

    Las historias sobre sus curaciones y milagros se escuchan entre las bancas: 

    "Dicen que cuando va a los hospitales le pone a los enfermos un escapulario, y luego se alivian de milagro, es un hombre tocado por la mano de Dios", menciona una mujer mayor, quien resalta del resto por su cabellera teñida de color blanco. 

    Don que ha fortalecido su imagen de fe, y a quien sin distinción da la mano cuando lo necesitan. 

    Es por ello, que en su mensaje de fe una y otra vez pide a los oyentes acercarse a Dios; en medio de los cantos y la comunión, los asistentes fortalecen su espíritu.