"Tropos"

"¿Una amazona en Seguridad Pública?"
06/11/2015 06:08

    Adrián García Cortés

    Desde mis lecturas de Herodoto (s V, aC), llamado el Padre de la Historia, quien cuenta la existencia de las Amazonas en las montañas del Cáucaso, me fascinó la idea de seguirle la pista a estos singulares personajes que se adelantaron 25 siglos a nuestros días con la lucha de la mujer por “la equidad de género”.
    Cuando tuve oportunidad de conocer las “Relaciones Anónimas” de los acompañantes de Nuño de Guzmán en sus exploraciones y conquista del noroeste de lo que es hoy la República Mexicana, empecé a entender por qué el mito amazónico había traído a nuestras tierras tan osados y crueles viajeros. Todas las “Relaciones” hablan de que Nuño creyó haberlas encontrado aquí, por el pueblo de Tabalá y alrededores; una de ellas las describe del mismo modo que Herodoto las citaba en su historia, pero 20 siglos antes.
    Tomé el tema, y con él hice mi ingreso a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; luego la Universidad de Nayarit me invitó a presentarlo en un ciclo de conferencias; tiempo después Ernesto Millán Escalante, presidente municipal entonces, a su vez me invitó a otro ciclo de conferencias en un aniversario de la fundación de Culiacán; finalmente, el Colegio de Sinaloa me publicó el libro Las Amazonas del Noroeste en 1995.
    Un tiempo quise ampliar el tema trayéndolo a la vida moderna, desde la perspectiva metropolitana de la ciudad de México. Las mujeres que en ese momento me llamaron la atención por su gallardía externa, entrevistadas me sorprendieron por sus orígenes de Lesbos; otras se manifestaron vengativas del género opuesto, aún queriéndolo mucho; y alguna más, jineta de gran garbo y lucida presencia, simplemente me retiró el saludo y la palabra porque, según supe después, trataba yo de “echarle los perros”. Desistí continuar.
    Hoy que una mujer singular fue designada Secretaria de Seguridad Pública, me viene a la mente este recuerdo entrañable de las Amazonas, sobre todo, porque los valles de Culiacán y San Lorenzo, fueron de hecho bautizados bajo el signo de las Amazonas: de ahí el nombre de Ciguatán, o Río de las Mujeres.
    A la designación de una mujer en un puesto que se ha considerado “sólo para hombres”, reacciones públicas, institucionales como los centros patronales, columnistas de periódicos y uno que otro político resentido por algún supuesto desplazamiento, han descalificado el nombramiento y culpado al Gobernador de desacierto. ¿Por qué la descalificación? Ellos lo dirán o tendrán qué probarlo al tiempo. Lo cierto es que de primera impresión lo que se percibe es un acendrado machismo, por aquello de que determinadas tareas sólo son para hombres, o bien que la mujer debe estar en el hogar cuidando niños, cociendo los alimentos o complaciendo al marido.
    La designada no llega al puesto ajena por completo a las funciones asumidas: es licenciada en derecho y doctora en educación, tres veces ha estado en la Procuraduría de Justicia, una fue coordinadora de zona de la Universidad de Occidente, otra Secretaria del Ayuntamiento de Culiacán, y en lo último de su bagaje curricular, Síndica Procuradora del Municipio de Culiacán. El indicador más respetable de su trayectoria en el servicio público, es haber sido siempre la primera mujer que asume responsabilidades de hombres. Y no es porque los hombres fallen, sino porque en esta tierra sinaloense de broncos y machos, todavía persiste un viejo dicho: “¿Quién manda en casa? El marido contesta: Soy el que da la última palabra: ¡Sí, mi amor!”
    Un compañero cronista de Zacatecas, atraído por la belleza de la mujer culiacanense, al despedirse después del Congreso que organicé en esta capital, simplemente me dijo: “¡Qué bellas son las mujeres de Culiacán; pero qué mandonas y qué gritonas!”.
    Así que, Josefina, ¡ánimo, que seguirás siendo la primera! La única recomendación es que cuides mucho que el epítome que has acumulado en tu vida no se convierta en un epitafio.

    Comentarios: adriang@live.com.mx