"Tropos"

"Tropos"
06/11/2015 10:45

    Adrián García Cortés

    Y Dios hizo a la mujer como
    complemento del hombre. . .

    ". . . ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne; por eso se llamará mujer".
    (Gn 2, 23)

    Discutibles y elocuentes son las posiciones de la mujer moderna que adopta, como divisas de sus vidas, la llamada "equidad de género" que, a menudo, se confunde como un reto al hombre en la lucha por la supervivencia. De dicha "equidad" han surgido infinidad de consecuencias que, más en mérito, desbordan en desdoro de su propia feminidad. Es así como matrimonios y divorcios "fast track", abortos "a la carta", cirugías estéticas al vapor, cambios de sexo y casamientos homosexuales, cunden en lo cotidiano legalizados por un sistema político que perdió su rumbo y su razón de ser.
    El problema, aunque pareciera no tener ninguna relación, se centra en nuestro medio en una violencia que día con día se identifica con la pérdida de identidad y de responsabilidad de la mujer en su misión de pareja, de madre, de educadora y, sobre todo de atracción para el maridazgo familiar y de cohesión social. El dilema que se plantea es ¿qué tanto la mercadotecnia femenina robotiza al consumidor y con él a la sociedad?
    Dícese en los corrillos vernáculos, hablando de los nuevos destinos del hombre, que hoy día estos ?sobre todo en Sinaloa--, se apuntan en una estadística poblacional con estos porcentajes: de los nacidos bajo el signo masculino, la mitad se va de narco o de indocumentados; de la otra mitad: 25 se convierten en homosexuales; 10 se están matando entre sí, y sólo 15 les va quedando a las mujeres para seleccionar pareja, en tanto que éstas, a su vez, se preocupan más por agradar a las otras mujeres y ya no se ocupan en sobresalir con sus seducciones naturales, con las que el creador las hizo, precisamente, complemento del hombre.

    Entre historias, mitos y
    realidades: ¡la mujer!

    En tiempos históricos, las mujeres ?reinas, zarinas, amazonas, sirenas, heroínas, diosas, guerreras, hechiceras--, nunca perdieron su feminidad, aunque compitieran por igual con los hombres. En el mito de todas las edades, por ejemplo, las amazonas trajeron al Nuevo Mundo a los osados aventureros, que nunca las encontraron, pero sí dejaron huella como en nuestro río Ciguatán (río de mujeres) donde los conquistadores que llegaron con Nuño de Guzmán creyeron hallarlas por sus riberas. No las hallaron, pero sí forjaron una nueva raza de mujer sinaloense, porque las indígenas tahues de estos valles eran tan hermosas, que los españoles se despreocuparon por traer a sus parejas del otro lado del océano.
    Días pasados, de una supermazatleca me llegó un correo electrónico dirigido a las queridas amigas, supuestamente escrita por un hombre, reclamando de la mujer la seducción perdida y el posible rescate de que Dios existe con la prueba fehaciente del cuerpo de la mujer.
    Por su trascendencia, dado el momento que vive la mujer mexicana, y en particular la sinaloense, transcribo esa carta de un hombre, enviada, propiamente, a las amigas extraviadas. Por cierto, en conversación con una médica familiar del IMSS, me comentaba que en Culiacán han proliferado las cirugías de mamas, no por cierto por razones de salud, sino para sobredimensionar sus tamaños, por aquello de que se acusa a la mujer culichi de pocos senos y glúteos abultados. Como dijera el boticario de La Verbena de la Paloma: "hoy las ciencias adelantan, ¡que es una barbaridad, una barbaridad!"; la frecuencia de ir a los cirujanos estéticos se ha incrementado, también, que es ¡una barbaridad! Las estadísticas que me citó me parecieron tan exageradas que decidí mejor no mencionarlas.

    Los senos: ¿serán melón
    o serán sandía? ¡Quilosá!


    Lo cierto es que los hombre, en lo futuro, si no es que ya en el presente, al elegir pareja ?así fuere temporal o permanente--, tendrá primero que corroborar si lo que muestra la mujer es natural o está relleno de material plástico.
    He aquí la carta y sus 14 admoniciones:
    1._ Nos importa un carajo cuánto pesan. Es fascinante tocar, abrazar y acariciar el cuerpo de una mujer. Pesarla, no nos proporciona ningún efecto.
    2._ No tenemos la menor idea de lo que es un talle. Nuestra evaluación es visual. Es decir, si tiene forma de guitarra, está buena. No nos importa cuánto mide en centímetros. Es una cuestión de proporción, no de medida.
    3._ Las proporciones ideales del cuerpo de una mujer son curvilíneas, pulposas, femeninas... Esa clase de cuerpo que de un solo golpe de vista uno identifica sin duda alguna y en una fracción de segundo.
    Las flaquitas que desfilan en las pasarelas, siguen la tendencia diseñada por modistos, que dicho sea de paso, son todos maricas y odian a las mujeres y compiten con ellas. Sus modas son, lisa y llanamente, agresiones al cuerpo que odian porque no lo pueden tener.

    De pelos, maquillaje y
    faldas: ¿a dónde irán?


    4._ No hay belleza más irresistible en la mujer que la feminidad y la dulzura. La elegancia y el buen trato, son equivalentes a mil "viagras".
    5._ El maquillaje se inventó para que las mujeres lo usen. Úsenlo. Para andar a cara lavada, estamos nosotros.
    6._ El pelo, cuanto más largo, mejor. Para andar con el pelo corto, estamos nosotros.
    7._ Las faldas se inventaron para que luzcan sus magníficas piernas. ¿Para qué carajo se las tapan con pantalones anchos? ¿Para que las confundan con nosotros?
    8._ Una ola es una ola, las caderas son caderas y punto. Si la naturaleza les dio ese aspecto curvilíneo, es por algo y reitero: a nosotros nos gustan así. Ocultar esas curvas, es equivalente a tener tu mejor sillón embalado en el sótano.
    9._ Es una ley de la naturaleza que todo aquel que se casa con una modelo flacucha, anoréxica, bulímica y nerviosa al poco tiempo se elige una amante pulposa, simpática, relajada y llena de salud.

    Gusten a los hombres
    no a las mujeres


    10._ Entendámoslo de una vez, traten de gustarnos a nosotros, no a ustedes, porque nunca van a tener una referencia objetiva de cuán lindas son de mujer a mujer. Ninguna mujer va a reconocer jamás delante de un tipo que otra mujer está linda.
    11._ Las jovencitas son lindas... Pero las de 35 para arriba, son el verdadero plato fuerte. Por Karina Mozzocco, Eva Longoria, Angelina Jolie o Demi Moore somos capaces de cruzar el Atlántico a nado.
    12._ El cuerpo cambia. Crece. No lo pueden pensar, sin estar sicóticas, que les puede entrar el mismo vestido que cuando tenían 18 años. Además, una mujer de 40, a la que le entre la ropa de cuando tenía 18, o tiene problemas de desarrollo, o se está autodestruyendo.
    13._ Nos gustan las mujeres que saben manejar su vida con equilibrio y saben manejar su natural tendencia a la culpa. O sea: la que cuando hay que comer, come con ganas (la dieta vendrá en septiembre, no antes); cuando hay que hacer dieta, hace dieta con ganas (no se sabotea ni sufre); cuando hay que tener intimidad de pareja, la tiene con ganas; cuando hay que comprar algo que le gusta, lo compra; cuando hay que ahorrar, ahorra.
    14._ Algunas líneas en la cara, algunos puntos de sutura en el vientre, algunas marcas de estrías, no le quitan su belleza. Son heridas de guerra, testimonio de que han hecho algo con sus vidas, no han estado años en formol ni en un "spa". ¡Han vivido!

    El cuerpo de la mujer:
    prueba de que Dios existe


    El cuerpo de la mujer es la prueba de que Dios existe. Es el sagrado recinto donde nos gestaron a todos los hombres, donde nos alimentaron, nos acunaron, que nosotros sin querer las llenamos de estrías, de cesáreas y demás cosas que tuvieron que ocurrir para que estemos vivos.
    Concluye la carta: ¡Cuídenlo! ¡Cuídense! ¡Quiéranse! La belleza es todo eso. Todo junto-. Un hombre.
    Aquí tendríamos que agradecerle a Chuyita Cuevas, agente de bienes raíces en Mazatlán, sus continuos envíos que nos actualizan y nos aportan información del acontecer en el mundo, siempre con gran gusto, siempre en desafío a los tiempos que ahora masculinizan a la mujer y feminizan a los hombres. ¡No todos, claro!; queda por ahí un 15 por ciento que la mujer debe pelear por ellos o defender con garra a los que tiene. ¡Vale!

    adriang@live.com.mx