"Un milagro muy padre"
Mariel Cames
GUASAVE._"Al no haber ningún esperma, ni Dios podría hacer que usted pudiera procrear hijos", fueron las palabras del doctor que le detectó a Heber Daniel Arguelles Hernández, azoospermia total, pero después de 9 años de esperar en el Todopoderoso el milagro de un bebé, éste llegó para inundar de felicidad su vida y la de su esposa Lorena Jazmín Urías Vea.
A los 21 años de edad se unió en matrimonio con la mujer que amaba, pero ambos decidieron que esperarían algún tiempo antes de empezar a tener sus descendientes. Fue justo en los primeros meses de casados cuando un líder de su iglesia, sintió decirles de parte de Dios que serían padres de varios hijos y que el primero sería un varón, ni Heber ni su esposa se sorprendieron, ya que les pareció común escuchar esa promesa cuando apenas empezaban su caminar como esposos.
La desilusión
La sorpresa vino cuando después de un año de estar juntos, las ganas de tener bebés se hicieron presentes y luego de un tiempo de intentarlo, los resultados fueron fallidos. Ambos acudieron a hacerse exámenes médicos, y mientras Lorena salió completamente sana, Heber se encontró con la noticia que su organismo no producía un solo espermatozoide, lo que quitaba toda ligera posibilidad de poder cumplir su sueño.
"Era más que un problema de infertilidad, hay otros casos en los que se puede seleccionar algún esperma y hacer una inseminación o recurrir a otros métodos para lograr una vida, el hombre produce millones de ellos y yo no tenía uno solo, el doctor me dijo que si hubiera alguno vivo o muerto, existiría la posibilidad de hacer algo", explicó Arguelles Hernández.
"Uno generalmente piensa que está sano y que en el momento que quiera puede tener a sus hijos, o que este tipo de cosas le pasan a otra gente, y cuando sabes que tú eres uno de esos extraños casos, es muy desesperante", dijo.
Una bendición menospreciada por muchos
Heber platicó que en ese tiempo su esposa trabajaba en una torre de especialidades médicas y que le tocó presenciar varios casos, donde las mujeres recibían la noticia de que serían madres y ella siempre las felicitaba, pero contradictoriamente estas damas se negaban a aceptarlo o se veían frustradas y deseaban que su realidad fuera otra.
"A ella le causó mucha tristeza que un número increíble de mujeres que recibían el resultado positivo de embarazo, se quejaban de ello, como pidiendo a Dios que no fuera posible", lamentó.
A lo anterior se aunó que al investigar en la familia de él, encontraron que existían varios casos de personas con dicho padecimiento que jamás pudieron engendrar.
En busca de alternativas médicas
Varias visitas hizo la pareja a Estados Unidos en busca de una tecnología más avanzada que pudiera ser luz en medio de su problema, pero por sobre todas las cosas nunca dejaron de tener fe en aquélla promesa que un día recibieron.
Su fe y paciencia es probada
Fueron 9 años de larga espera, donde el Altísimo los alentaba a través de muchas personas que oraban y les daban consejos, para seguir siendo pacientes y creer que lo que Él les había prometido llegaría.
Heber y Lorena hicieron tan suya esa esperanza que empezaron a comprar la ropa de su bebé, decoraron el cuarto y lo amueblaron, para demostrar su convicción, aunque reconocen que hubo muchos días de llanto, desánimo y tristeza.
Una buena noticia
"Un buen día alguien oró por nosotros y nos dijo de parte de Dios algo muy, muy específico, que en 1 año y 3 meses íbamos a abrazar a nuestro hijo", enfatizó.
Luego de un tiempo, se acercaba el cumpleaños de ella y habían planeado que se haría una prueba de embarazo justo en esa fecha confiando en que el resultado sería el que tanto habían soñado, pero no pudieron aguantar y la hicieron días antes.
"Cuando vimos el resultado los dos soltamos un grito, lloramos de emoción, empezamos a sentir esa dicha de que ya en el vientre de mi esposa estuviera esa semilla de vida, amigos, familiares y personas de la iglesia que estuvieron creyendo con fe junto a nosotros esa promesa, se llenaron de alegría cuando les compartimos la noticia", recordó.
Nace un hijo de la promesa
"Mi hijo nació el 31 de agosto de 2007 a las 10:40 horas, justo cuando se cumplía el año y 3 meses, ni un día más ni un día menos del tiempo que se nos había profetizado", reconoció.
Ese milagro ha marcado de una forma impresionante para el caballero, su forma de ver la vida, su creencia en un Dios con un poder supremo al del hombre que es capaz de ir por encima de las reglas humanas, científicas y lógicas.
"La Biblia cuenta una historia de una hombre llamado Abraham y su esposa Sara, la cual era estéril, y los dos estuvieron esperando durante varias décadas la promesa que Dios le dio de que les entregaría muchos hijos, e impresionantemente eso ocurrió cuando él tenía 100 años y su esposa 90, para el hombre parece imposible, pero Dios es experto en lo sobrenatural y sus bendiciones siempre se cumplen", afirmó.
Sus ojos puesto en Dios
Elhyoenai, es el nombre del primer heredero de esta pareja, el cual significa "mis ojos puestos en Dios", y Heber compartió que ese nombre lo eligieron antes de enterarse que él tenía un problema de esterilidad.
Ahora que llega el Día del Padre, Arguelles Hernández asegura que recuerda como esta fecha causaba cierto dolor a su corazón años atrás y ahora puede decir con seguridad que ser papá es una experiencia muy padre.
"Una de las cosas más difíciles de ser padre para mí ha sido cuando mi hijo se enferma, sentir esa impotencia de no saber qué hacer o no poder hacer algo para evitar que él sufra", expresó.
"Por otro lado ser papá como que completa una parte de la vida, porque naces, creces, te casa y deseas formar una familia, y creo que es una de las etapas más hermosas que pueda haber a pesar de las dificultades que a veces como padres uno pasa, porque no nacemos sabiendo ser papás", explicó.