"Viste Amelia a charros y 'Adelitas'"
Fátima Carrillo
MAZATLÁN._ La creación de trajes alusivos a la Revolución Mexicana se ha vuelto una profesión de orgullo para Amelia Olivas Guzmán.
Lo que inició como un apoyo para la economía familiar, luego que se quedó sin trabajo ante el nacimiento prematuro de sus dos hijos y la demanda de atenciones que estos tenían, hoy se ha convertido en una mezcla de satisfacciones.
Hacer un traje típico de indio, charro o de "Adelita", la llena de emoción.
"Me encanta hacer los trajes, siento muy bonito desde que los empiezo, los veo y luego los mido, pero cuando los entrego me siento tan satisfecha que en ocasiones me pregunto si yo los hice", dice.
Amelia tiene más de 20 años dedicándose a este oficio, que a pesar de no ser la carrera que cursó cuando era joven, con el paso de los años se ha dado cuenta que está en el lugar más oportuno, pues para ella no existe trabajo más noble que el que se realiza desde el hogar, sin descuidar un instante a sus hijos.
"Yo me he dedicado por completo a mis hijos, ellos han sido mi motor en esta vida, desde que eran pequeños me dedique a cuidarlos día y noche; así que este empleo, a pesar que en un comienzo lo hice por falta de recursos y para sacarlos adelante, hoy sigo cosiendo porque me gusta, me siento útil y voy por más, quiero hacer el curso de costura para hombre", comenta.
Además de hacer los trajes típicos de las festividades del año, Amelia también realiza vestidos de novia, para quinceañeras, uniformes y otros trabajos de costura.
Orgullosos de su madre
Sarahín y Erasmo Cervantes, hijos de Amelia, aseguran sentirse satisfechos y orgullosos de su madre, a quien veían a altas horas de la noche trabajando en la máquina, y al día siguiente era la primera que estaba de pie con el desayuno servido.
"Yo no sé cómo sacaba fuerzas para levantarse todos los días, pero sólo sé que yo me siento muy feliz y orgullosa de lo que mi madre ha hecho por nosotros", señala Sarahín entre lágrimas.
Erasmo destaca que su madre se limitaba a darles lo que necesitaban y no lo que querían, lo que logró concientizarlos en el valor de las cosas y lo que puede sufrirse para conseguirlas.